En pleno debate sobre el juego del Atlético de Madrid, la Unión Deportiva Las Palmas visita el Estadio Metropolitano con la intención de hurgar en la herida que dejó la eliminación de Copa frente al Sevilla. Los canarios, penúltimos en la tabla, parece que han comenzado a sacar la cabeza tras su victoria en casa contra todo un Valencia. Pese a que el conjunto amarillo es una de las víctimas favoritas del Atleti del ‘Cholo’, el choque presenta un morbo añadido por la oposición de estilos que presentan ambos conjuntos. Y es que enfrente estará Paco Jémez, uno de los grandes exponentes del fútbol de toque en el panorama nacional. Con el estilo rojiblanco más cuestionado que nunca, la visita del preparador canario al feudo colchonero trae a la memoria las palabras pronunciadas por Xavi Hernández hace apenas unas semanas. El ex futbolista del Barcelona, defensor a ultranza del ‘Guardiolismo’ y el ‘tiki-taka’, criticó con dureza el estilo físico, táctico y excesivamente defensivo del argentino.
Pero, ¿cómo juegan realmente el Atlético de Madrid y la Unión Deportiva Las Palmas? ¿Cuáles son sus puntos fuertes y débiles? ¿Qué les está fallando en los últimos tiempos? Tras seis años y medio en el Atlético, resulta complicado descubrir algo nuevo sobre los fundamentos tácticos del cuadro de Simeone. Hasta la fecha, el ‘Cholo’ se ha mantenido casi siempre fiel al clásico 1-4-4-2 con doble pivote y dos interiores que parten desde las bandas hacia el medio. En ese sentido, el bonaerense siempre ha priorizado la acumulación de hombres en la medular por delante del juego con extremos puros, cediendo toda la banda a sus laterales. Durante el partido, las variaciones tácticas y los cambios de posición de sus jugadores son permanentes. Especialmente en defensa, donde en función del partido y del resultado, Simeone suele abandonar su archiconocido 1-4-4-2 para optar por el 1-4-1-4-1 o el 1-4-5-1 con Griezmann caído a una banda. También es habitual ver a Koke y Saúl abandonar sus posiciones en el medio para cambiar de banda o hacia el pivote junto a Gabi o Thomas con el fin de tapar las vías de ataque más peligrosas del rival.
Si algo no ha variado con el paso de los años es el magnífico orden táctico-defensivo del Atleti de Simeone en el repliegue. Sin embargo, la eficiencia del equipo con el marcador en ventaja ya no es la de antes. ¿Qué está fallando para que esto ocurra? Fundamentalmente, la falta de precisión y de salida al contragolpe. La poca capacidad de elaboración en el centro del campo del Atlético ha convertido en habitual que los centrales busquen balones largos hacia las bandas o la delantera sin contar con jugadores corpulentos y hábiles en el juego de espaldas para controlar o peinar el balón. Lejos de gozar de jugadores como Arda Turan, Raúl García o, hasta hace muy poco, Diego Costa, el Atlético ha perdido esa corpulencia y ese músculo que le permitía no solo buscar segundas jugadas, sino además poder temporizar y dar salida al equipo cuando el equipo se encontraba atrás.
Jugadores como Gameiro, Fernando Torres, Griezmann, Carrasco o Correa no gozan de las características para ganar esas disputas aéreas tan importantes en el Atlético. Tampoco en las segundas jugadas está teniendo fortuna el cuadro rojiblanco. Muchas de las caídas y los balones divididos que antes se ganaban, ahora pasan a manos del rival. Con todo ello, el resultado es que el equipo termina regalando permanentemente el cuero y no es capaz de aprovechar los espacios para salir con velocidad y cerrar los partidos. El otro gran talón de Aquiles del Atlético en esta campaña están siendo los centros laterales. A medida que el conjunto colchonero cede terreno a su rival, los jugadores contrincantes aprovechan como un filón los balones colgados desde las bandas. De hecho, de los 19 goles que ha encajado el equipo de Simeone esta temporada, 14 han sido por balones colgados al área desde el lateral. O lo que es lo mismo: casi el 74% de los tantos. Una cifra que evidencia los enormes problemas que está teniendo el Atlético en esa faceta.
Sin embargo, los verdaderos quebraderos de cabeza del Atlético de Madrid esta campaña están viniendo en el ataque. ¿Cuáles han sido los factores clave? El primero y fundamental, la ausencia de un ‘9’ de garantías que creara y materializara las oportunidades generadas por el equipo. Ni Kevin Gameiro ni Fernando Torres han respondido a la exigencia de suplir a Diego Costa hasta el mes de enero. Tampoco Antoine Griezmann. El francés, pese a ser el máximo goleador del equipo en Liga con seis tantos, ha bajado considerablemente su aportación goleadora esta temporada. Los problemas en la definición se han sumado a la considerable falta de movilidad de los dos puntas del equipo, más participativos en el juego en corto que atacando los espacios con desmarques y diagonales a la espalda de la defensa. Una especialidad en la que Diego Costa se mueve a las mil maravillas.
Sin espacios ni desmarques en busca de pases filtrados, el juego del Atlético se ha visto forzado, inevitablemente, a la combinación. En estático, el ataque rojiblanco ha evidenciado enormes dificultades para generar peligro y oportunidades para marcar. En muchos encuentros, el equipo de Simeone ha pecado de un juego plano, lento y muy horizontal, incapaz de desarbolar defensas bien organizadas.
Asimismo, otro de los grandes hándicaps del cuadro de Diego Pablo en estos últimos tiempos es la ausencia de dos laterales que aprovechen bien las bandas para atacar. Pese a que Šime Vrsaljko sí está cumpliendo en su faceta ofensiva, las constantes lesiones de Filipe Luís han obligado a Lucas Hernández a actuar de forma recurrente en el flanco izquierdo. Aunque las prestaciones del francés han sido notables, la aportación ofensiva de Filipe se echa muy en falta en el combinado atlético. De este modo, las jugadas de ataque quedan reducidas a las subidas de Vrsaljko y a los toques de genialidad y desequilibrio de Ángel Correa, tan acertado como desacertado a partes iguales. Para compensar ese déficit en la izquierda, Simeone ha probado alguna que otra alternativa, como utilizar un 1-5-3-2 con tres centrales y Yannick Carrasco de carrilero izquierdo. Las dificultades que le han planteado los equipos que juegan con ese sistema (Girona y Chelsea), han seducido bastante al argentino, que parece haber optado por esa disposición táctica como alternativa.
En el otro extremo está la Unión Deportiva Las Palmas. El equipo canario busca proponer un fútbol completamente diferente al del Atlético, basándose en la combinación y la elaboración del juego para crear ocasiones de gol. El fútbol ofensivo de toque y ofensivo que propone su entrenador, Paco Jémez, parece adaptarse a las buenas aptitudes técnicas que poseen generalmente los jugadores de la isla. Habituado al 1-4-2-3-1, Jémez ha introducido varias modificaciones tácticas en el sistema del cuadro amarillo en los últimos partidos, desde el 1-3-4-3 con el Girona al 1-4-3-3 contra el Valencia. Este último, con Gabriel Peñalba en el pivote acompañado de dos ‘jugones’ como Tana y Jonathan Viera, parece que convenció a Paco por el rendimiento que ofreció su equipo ante el tercer equipo de la Liga.
Pese a su calidad de la mitad de la cancha para arriba, Las Palmas padece una terrible fragilidad defensiva conocida por todos los seguidores de la Primera División española. De hecho, el conjunto de Gran Canaria ha encajado en esta campaña la friolera de 47 goles en 20 partidos. La debilidad atrás de Las Palmas no es flor de un día. Bien lo sabe el Atlético. Con Quique Setién en el banquillo –otro entrenador muy de la filosofía de Paco Jémez–, el Atlético endosó a la UD imponentes goleadas como el 0-3 de la 15/16 o el 0-5 de la pasada temporada. Este año, ya con Manolo Márquez en el banquillo, los rojiblancos volvieron a exhibir todo su potencial ofensivo con un apabullante 1-5.
Que al Atlético se le dan bien los equipos que tienen el balón y conceden muchos espacios en la zaga es una evidencia. Así lo demuestran los resultados de Simeone contra Paco Jémez. En su época con el Rayo Vallecano, el canario se enfrentó al ‘once veces con un bagaje tremendamente positivo para el argentino: ocho victorias, dos empates y una sola derrota. Contra la UD, los precedentes del bonaerense no varían demasiado: seis victorias y una derrota en siete partidos. Así, en ese choque de estilos, Diego Pablo siempre ha salido vencedor. Este domingo, Simeone tendrá una nueva oportunidad para reivindicarse y silenciar a sus críticos. Así lo ha hecho siempre. Y así seguirá siendo.