En Vallecas continuó la senda del triunfo iniciada en Pamplona, un camino de victorias y de buenas sensaciones, de reencuentros con los espejos del pasado, de colectivismo, de recuperación. Uno a cero, viejo amigo. Puntos. Caja. Clin clin.
Salió el Atleti mandón, repitiendo el once de Manchester. Se vislumbra una buena sociedad de Griezmann con Joao. La vieja historia del aprendiz y el maestro. El Atleti comenzó jugando en campo rival, con los dos delanteros alternándose, asistiéndose, con la sensación de que aquello iba a ser más sencillo de lo que realmente fue. El ocho rojiblanco (ayer de azul) falló un par de ocasiones de las que no suele fallar, pero el Atleti abrumaba a los de Iraola con un juego alegre, rápido, comandado por De Paul, Herrera y Koke, que poco a poco vuelve a su mejor versión. El buen juego del Atleti fue perdiendo fuerza con el paso de los minutos y la ausencia del gol- El Rayo se iba creciendo con sus transiciones rápidas en campo pequeño y el descanso se veía como bálsamo.
Tras la reanudación, el Atleti trató de volver a lo del inicio del partido, pero esta vez encontró gol rápido, fue en pase medido, con un tempo especial, que metió Joao a Koke dentro del área. El canterano remató de primera, con el interior, buscando el palo largo, fue un golazo como seguro metió mil en el barrio que estaba a las puertas del estadio. Tras el gol, el Atleti replegó velas. Simeone hizo tres cambios de una tacada: Suárez, Kondogbia y Correa trataban de dar refresco a los hombres tras el esfuerzo en la Champions, pero el plan no resultó muy efectivo porque el Rayo fue poco a poco metiendo más atrás a los visitantes, que no encontraban las vías para buscar una contra que resolviese definitivamente el encuentro.
No tuvo ocasiones el conjunto vallecano, pero sí hubo algún uy, especialmente un disparo bien orientado de Mario Suárez, que a punto estuvo de convocar a la maldición del ex. Apareció Oblak, como antes, y resolvió. Después quedó la incertidumbre del balón parado, pero ahora la dinámica se ha invertido, las inercias son todas a favor. El árbitro expulsó a Correa en el ochenta y cinco por una protesta -cosas veredes amigo Sancho- y Simeone terminó poniendo en el campo a todos los defensas que tenía, entraron Felipe y Hermoso para achicar balones y asegurar el uno a cero.
Al final, tres deliciosos puntos en esta carrera por la Champions en la que el Atleti se encuentra cada vez más seguro desde aquel punto de partida de Pamplona, donde todo pareció cambiar de verdad.