La segunda etapa de Diego Costa en el Atlético de Madrid bien podría estar sacada de cualquier novela surrealista. Desde su llegada en septiembre de 2017 tras un verano de tiras y aflojas con el Chelsea, el hispano-brasileño ha combinado actuaciones memorables con ausencias muy prolongadas.
Nadie podía imaginar después de su exhibición en Tallín que Costa llegaría al mes de abril habiendo anotado tres goles en siete meses. Dos goles en Liga y uno en Champions es el paupérrimo bagaje del que fue, en su momento, el fichaje más caro de la historia del club.
Pese a sus pobres estadísticas, todavía son muchos los que no se atreven a cuestionar la influencia de Costa en el Atlético de Madrid. El primero de ellos, Simeone. ¿A qué se debe esta extraña situación? La razón principal es bien conocida: las lesiones. Dentro de la epidemia de lesiones que ha sufrido el Atleti en esta campaña, Diego Costa ha sido el principal damnificado. Sus problemas en el pie y sus abundantes lesiones musculares han mantenido al hispano-brasileño en el dique seco durante la mayor parte del año. De hecho, el delantero de Lagarto apenas ha podido disputar el 39% de los minutos, perdiéndose 20 de los 42 partidos disputados por el Atlético de Madrid en esta campaña.
En total, Costa ha acumulado seis partes médicos esta temporada. Todo ello, sumado a las sanciones acumuladas, ha provocado que Diego Costa apenas haya estado 1501 minutos sobre el terreno de juego. Solo Kalinić, Morata, Vitolo, Gelson Martins y Adán se encuentran por debajo del ‘19’ en este apartado. Resulta evidente que las lesiones han desempeñado un papel decisivo en las malas cifras del internacional español. Sin embargo, la influencia de Costa ha sido determinante en algunas de las grandes actuaciones del equipo este año. Todos coinciden a la hora de considerarlo el hombre del partido en la final de la Supercopa de Europa o en la ida de los octavos de la Champions frente a la Juventus. Tal fue su relevancia en estos encuentros, que una certeza ronda por la cabeza de todos los atléticos. Con Costa en Turín, el Atleti no habría sido eliminado.
El partido de este fin de semana frente al Alavés volvió a mostrar las dos caras de Costa en esta campaña. En apenas once minutos, el hispano-brasileño se inventó una genialidad en la frontal del área para anotar el 0-2. Sin embargo, una nueva dolencia muscular obligó a Simeone a sustituirlo en el descanso. La cercanía del final de temporada acrecenta cada vez más el dilema sobre la continuidad del de Lagarto. La edad (cumplirá 31 años el próximo mes de octubre), su baja forma y sus constantes lesiones apoyan los argumentos de los más reacios a su continuidad.
Por el contrario, el impacto que produce en el equipo su presencia hace que muchos apuesten por mantenerlo en la plantilla. Aunque Costa siempre haya sido un futbolista propenso a las lesiones, la falta de una pretemporada en condiciones y los problemas en la preparación física han sido males que han aquejado a toda la plantilla. Sin competiciones internacionales en verano y con toda una pretemporada por delante, es probable que Costa recupere su mejor tono físico. A todo ello hay que sumarle la presencia en la plantilla de un delantero de garantías como Álvaro Morata, lo que permitirá dosificar los esfuerzos de Diego de cara a los tramos decisivos de la próxima campaña.
Sea como fuere, será un verano movido en las oficinas del Metropolitano. La confianza ciega de Simeone en el ‘19’ hace presagiar que Costa continuará de rojiblanco, pero una oferta astronómica de China podría alterar todos los planes. La pregunta que todos se hacen es si el hispano-brasileño dejará atrás su annus horribilis y recuperará su mejor nivel. No sería la primera vez que el punta de Lagarto lo consigue. Porque Diego, ante todo, es un guerrero. Y a los grandes guerreros nunca se les da por muertos.
Foto: Rubén de la Fuente
