El Atlético de Madrid jugará este domingo a las 21:00 un nuevo derbi frente al Real Madrid. No habrán pasado ni 72 horas desde el final de este duelo cuando los colchoneros saltarán de nuevo al césped para disputar la ida de las semifinales de Copa frente al Athletic Club. Para entonces, el cuadro bilbaíno ya habrá tenido cinco días de descanso desde su último duelo oficial en Liga frente al Mallorca. Pese al agravio comparativo entre madrileños y vizcaínos, ni la Real Federación Española de Fútbol ni el Juez Único de Competición han considerado pertinentes las alegaciones del club colchonero.
Debería sorprender que la máxima instancia del fútbol español no haya accedido a las peticiones atléticas. Y es que alternativas no faltaban. La más lógica era retrasar el enfrentamiento copero al jueves. De hecho, esta fue la solicitud del Atleti al Juez Único. Pero tampoco era la única. La Liga podía haber colocado el Athletic-Mallorca del viernes el mismo día que el derbi. O incluso, tenía la opción de adelantar el Getafe-Real Madrid al miércoles y pasar el derbi madrileño al sábado. Sin embargo, ninguna de esas posibilidades pasaron por la cabeza de los dirigentes del balompié nacional. Vaya usted a saber por qué.
El entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, no tardó en salir a rueda de prensa para calificar de «falta de respeto» la incomprensible decisión de la RFEF. Sin embargo, las palabras acusatorias del «Cholo» se quedaron cortas. Que la Federación, en igualdad de condiciones, decida que uno de los dos semifinalistas cuente con dos días más de descanso no es una falta de respeto; es una adulteración manifiesta de la competición. Y uno, que no es propenso a las conspiraciones, no tiene más remedio que pensar mal. Porque no hay ni una sola razón ni un impedimento del calendario que justifique esta decisión.
Los medios se centrarán en que Simeone dijo «el Bilbao» para referirse al Athletic. Harán noticioso algo que lleva haciendo doce años, como lo hace cualquier extranjero que llega a nuestra Liga. Nadie prestó atención al técnico del Real Madrid, Carlo Ancelotti, cuando utilizó la misma denominación. Tampoco les importará la poca habilidad del «Cholo» con los nombres. Cualquiera que haya visto sus ruedas de prensa recordará sus míticos «Jirona» (Girona), «Leichester» (Leicester), «Estéfanos» (Stefan), «Arbeola» (Arbeloa) o «Filepi» (Filipe). Pero no les importa. «El Bilbao» es el dedo que impide mirar al cielo. Es la anécdota que olvida lo que hay detrás.
Porque lo que hay detrás es un intento manifiesto de la Federación de perjudicar al Atlético de Madrid. Todo lo demás es una patraña para olvidar lo evidente. Precisamente por eso, no hay que permitir que se deje pasar esta vergüenza. Al margen de lo que suceda esta noche, lo que verá en el Santiago Bernabéu es una infamia. Y nosotros no dejaremos de denunciarlo.
4 febrero, 2024
Lo que tiene que hacer el atlético, es no jugar el partido de copa. Lo hizo hace años el Barsa, y, ¿quée pasó? Nada. El Consejo superior de deportes, tendría que largqar a esa panda dee corruptos, y fumigar y desrratizar la federación ya que estará ihfectada de corrupción.
Hoy y siempre, ¡aupa atleti!
4 febrero, 2024
Esta noche el Atleti jugará en un campo, que por decisión arbitraria del equipo local, se jugará con el techo cubierto. Esto podría ser considerado una «pijada» sin importancia, pero lo cierto es que es una situación anómala en España y sin regulación alguna, a diferencia de lo que ocurre en Europa donde hay que solicitar el permiso previo a la UEFA.
Teniendo en cuenta que las condiciones climáticas no se prevén adversas, estamos ante una nueva estrategia de adulteración por parte del equipo más fullero del planeta.
Por otra parte, hay que denunciar otro asalto al escudo del Atleti. Esta vez al equipo femenino de fútbol que ayer, ante un rival directo para la Champions, le marcaron el gol en un clamoroso fuera de juego ante la pasividad de las árbitras.
No es la primera vez que ocurre esto y a pocos días del derbi.
También hay que recordar que la Presidenta de las árbitras está casada con Megía Dávila, ex-arbitro y actual delegado del real madrid lo que representa un claro conflicto de intereses que parece que importa muy poco.