Existe últimamente el runrún, incluso en las gradas del Manzanares, de que con la plantilla que tiene el Atleti no juega a nada. Dudo que los que silbaron el día del Celta añoren tiempos peores, pero los éxitos han traido cierta exigencia a la grada que no se ajusta a la realidad del equipo.
El Atleti ha conseguido su lustro más brillante de la historia gracias a un concepto que es mucho más que una simple frase: “el esfuerzo no se negocia”, es decir, en este equipo para jugar hay que tener talento, pero también intensidad, solo con lo primero no vale. Tener un equipo con más estrellas, pero menos comprometidas, quizá no nos habría dado tantas alegrías, porque con el Cholo el que no trabaja no tiene sitio: ni en el banquillo, ni en la grada. Claro ejemplo de ello han sido Cerci y Jackson Martínez, jugadores que llegaron como refuerzos prometedores desplegando buen fútbol en Torino y Oporto, pero que no han entendido que aquí lo principal es que el esfuerzo no se negocia, te llames como te llames.
Como díria aquel, Cerci y Jackson entraron en el Atleti, pero la filosofía del Atleti del Cholo no entró en ellos, por lo que no ha quedado más remedio que dar un paso al lado y que pase el siguiente… si es que la FIFA nos mantiene la cautelar en verano, porque sino tendremos que encomendarnos a don Borja Bastón.
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