El Atleti enfrentaba al Villarreal muy exigido por su mal momento de juego, por los resultados, por las bajas que se le acumulan. Aquello del circo y los enanos cobró efecto cuando Bacca remató a la red un gol que quitaba dos puntos vitales al Atleti, después de que hubiera realizado un buen partido. Todo quedaba entonces en un segundo plano pero el partido tuvo mucho más.
Después de un inicio de tanteo, el Atleti impuso su dominio. Gabi rejuveneció una década en el medio, y volvió a ser el jugador total que aparecía en el corte, que tocaba en la salida, el futbolista que mandaba incluso cuando el juego se alejaba de él y que por momentos parecía omnipresente. A su lado, todos parecían mejores, Thomas daba el pasito hacia delante, Saúl lo intentaba virando de la izquierda hacia el medio, Griezmann, en ese estado de melancolía en el que parece estar sumido, de repente despertaba y regalaba alguna arrancada y sobre todo Correa, con el vértigo en cada giro, metía el peligro a las huestes amarillas.
El Atleti estuvo bien, generó fútbol y también ocasiones, pero, como acostumbra, le faltó gol. En la primera parte pudo marcar el petit prince, y también Saúl a bocajarro tras un rechace de Barbosa, pero sacó Víctor Ruiz bajo palos. El Villarreal se defendía como podía y su peligro se limitó a una contra peligrosa para Bakambú que abortó un magistral Savic recuperando el terreno perdido. Tras el asueto, nada cambió, el Atleti insistía hasta que en una jugada desde la izquierda, Griezman prolongó al primer toque para Correa, que con su control, transformó el carril derecho en una autopista hasta Barbosa. Lo batió y el Metropolitano estalló de júbilo sabedor de la importancia de ese gol y los puntos que podían suponer.
Pero después ocurrió lo de siempre, el equipo dio un paso atrás, replegó y esperó. En una contra tuvo la sentencia pero Gameiro, un delantero romo, inverso, que, lejos de producir el gol necesita lo desespera, malogrando siempre demasiadas opciones para nunca encontrarlo, falló un mano a mano ante el cancerbero amarillo, una jugada en la que estaba la sentencia del partido, los tres puntos. Le entregó la vida al Villarreal que lo intentó después, con un Atleti fajándose en su papel defensivo, haciéndolo bien, pero a falta de diez minutos, a la salida de un córner, Bacca fusiló impecable con un cabezazo a Oblak para agarrar un punto con el que los de Castellón se fueron más que satisfechos.
De nuevo el Atleti bajó el mentón y se marchó cariacontecido por lo que pudo haber sido y no fue. Puntos que le desangran y que complican sus aspiraciones, tal vez desmedidas, por la liga. Falta de gol, falta de contundencia, dudas y con ellas, la tristeza que Simeone tendrá que desterrar ante la primera finalísima que aparece en el calendario el próximo martes.
Foto: clubatleticodemadrid.com
29 octubre, 2017
Bueno el equipo jugó bien, hasta la consecución del primer gol. Luego, como siempre, el Cholo ordena el repliegue incomprensible del equipo, en su campo, y contra un rival muy inferior, teniendo en cuenta como siempre la diferencia de presupuestos.
El entrenador del atlético, no coloca a lalgunos jugadores en su puesto. Ejemplo, si queremos que Griesmanm, marque goles, no puede estar a 90 metros de la portería rival.
Creo que todos menos el niño Torres, son responsables de este desaguisado; el máximo el entrenador. Criticamos a Gameiro, y vemos terrorizados los fallos de vieto, pero el Cholo, no da una oportunidad al niño como a los demás. Quiero mucho a los dos, pero si me dan a elejir, me quedo con el niño.
Creo que jugando así, hemos dicho adiós a la liga, y en champions si no se cambia también. Al Final Costa y Vitolo vendrán a tratar de conseguir la copa del rey, que a lo mejor es lo único que merecemos.