La Liga acaba aquí

Fue un primer tiempo aseadito, incluso podríamos decir que bueno, en el que el Atleti hizo todo lo que necesitaba para lograr su objetivo. Se adelantó en un penalti un tanto discutible que transformó Griezmann y Koke mandó una al palo que pudo haber sido la sentencia. Se encontraba cómodo en un campo que suele resultarle adverso, parecía todo hecho, pero en la segunda parte llegó la resaca de Moscú.

Los de Simeone venían obligados por el acuse del partido del jueves, en el que el técnico argentino no se guardó nada, aunque tampoco es que tuviese mucho que guardarse. El Villarreal, el marcador en contra, nada que perder, empujó y el Atleti se olvidó de sus últimos partidos brillantes, de las borracheras de goles, para refugiarse de nuevo en el unocerismo que tantos resultados le ha dado. El caso es que estaba cómodo, el equipo local empujaba, pero cada vez menos, y no existía peligro real en el dominio de Oblak. Mediada la segunda parte, la tripleta ofensiva, Costa Correa y Griezmann lanzaron una contra que arrancó en las botas del de Lagarto y, pasando por el argentino, terminó en una mala definición del principito. Ahí también pudo estar la sentencia del partido, pero tampoco fue.

Los diez últimos minutos resultaron determinantes. Simeone trató de protegerse y en su segundo cambio (ya había entrado con anterioridad Vitolo por Correa), dio entrada a Gabi en sustitución de Griezmann. Calleja metió en el campo a Enes Ünal. En la siguiente jugada, el turco hizo el empate en una jugada a balón parado. Cabeceó inapelable a la red un centro ante la pasividad de la zaga colchonera. El Atleti se quedó descompuesto, acababa de realizar un cambio para guardar un resultado que se había evaporado. Simeone reaccionó rápido metiendo a Torres por Koke y el Atleti tuvo un atisbo de reacción que murió en el desacierto permanente de Vitolo. Hubo una opción por la izquierda en la que pecó de individualismo, hubo otra dentro del área en la que forzó la jugada en lugar de dejar de cara a Torres y Costa que llegaban en estampida y, para rematar el cuadro, en una absurda pérdida suya en el centro del campo, terminó cometiendo la falta que sería la sentencia de su equipo.

De nuevo a balón parado, tras recoger un rechace en el área, insultantemente solo, Enes Ünal ejecutó el partido en tiempo de descuento. Para lo único que quedó tiempo fue para que Vitolo se autoexpulsase (con la inestimable ayuda de Fernández Borbalán que estuvo todo el partido compensando el penalti) para completar así una tarde para el olvido. La Liga, si acaso los más optimistas guardaban alguna esperanza, se marcha definitivamente y, con una plantilla más que corta, queda todo apostado a la Europa League.

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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