Cuando leo la alineación, siempre me gusta. Ayer con Oblak, Godín, Savic, Juanfran y Filipe en los costados, Gabi y Thomas en el quita y pon apoyados en banda por Saúl y Correa con los dos franceses arriba, la estrella que ha dejado de brillar tras deslumbrarnos y el peleón que lo da todo menos el gol. Aunque sea tan fácil como ayer en un mano a mano que recordó los dos graves errores de Vietto en Elche. Pues eso, que sobre el papel me emociono y apuesto por un 3-0 en la porra pensando más en el silencio de los tuiteros sin respeto, educación ni memoria que en la necesidad de ganar con goles para calmar a los carroñeros hambrientos de miseria rojiblanca. Que los hay. Y muchos. Sobre todo desde que llegó el Cholo y plantó cara al duopolio ganando una Liga en Barcelona y una Copa en la Castellana. Amén de una súper copa de España al Madrid, de llegar a dos finales de Champions y de competir como no se recordaba en los tiempos modernos de dictadura a dos bandas. Y eso se paga. Algunos se lo quieren cobrar antes de tiempo. Porque no hay que olvidar que los números dan la razón a un Simeone que se empeña en que veamos el vaso medio lleno. Veinte puntos en diez jornadas. Cinco empates y cinco victorias. Hemos jugado más partidos fuera de casa que nadie. Nos hemos enfrentado con los de la parte alta de la tabla. Quedan 28 partidos y en enero, por fin, se incorporan dos futbolistas para inyectar la chispa que nos falta. La alegria perdida.
Porque el Atleti tiene un muy preocupante problema de cara al gol. Necesitamos más ocasiones que nadie para marcar. Quedan lejanos los primeros tiempos del Cholo en los que metíamos la única que hacíamos y nos encerrábamos atrás para conservar la ventaja. Sobre todo contra los trasatlánticos del negocio. Ahora parece que nos ha quedado ese tic que nos sale sin querer contra los no tan grandes. Y la defensa tiene más experiencia, pero menos agilidad. Ayer nos volvieron a empatar a falta de diez minutos en un córner. Por arriba. En un balón colgado. Gran salto de Bacca que superó a Godín y su récord como extranjero con la rojiblanca.
El Atleti juega demasiado pendiente de no perder la posición. De aplicar el sistema. Es como un equipo robot. Todo lo hacen correctamente, pero falta alma, chispa, alegría. Alguien que se atreva a desafiar las pautas establecidas, a romper por velocidad, a disparar desde lejos para sorprender. Falta un líder que se eche el equipo a la espalda y contagie su entusiasmo a una plantilla que parece saltar al campo a cumplir el expediente. Y a no fallar. Porque uno de los problemas es el miedo a fallar. Y eso, en el Atleti, con una afición que sabe reconocer la entrega de los suyos aunque no marquen lo fácil, es para hacérselo mirar.
De la huelga del Frente solo una reflexión. Si estos aficionados pagan menos por animar más y tienen ventajas en desplazamientos y entradas, espero que los delincuentes del palco tomen medidas y les recorten esos beneficios. Ni carpas, ni pancartas. Algunos tienen ahí su negocio. Y su silencio (insisto en que pagan menos por animar) perjudica al equipo.
El martes es un día clave. El primer paso definitivo en Champions. Contra el Qarabaj, sí. Pero hay que ganar. Y lo suyo sería que fuese con alegría. Y no hay mayor alegría que la que dan los goles.
Siempre Atleti.