El Atleti ganó en Vallecas por un resultado insólito: cero a siete. Algo que no había sucedido nunca en los ciento veinte años de historia, una diferencia tan abultada que es difícil de explicar en un partido de fútbol en el contexto actual, pero en el fútbol, pocas situaciones, y éstas menos que ninguna, suelen ser por casualidad. Detrás de un resultado como ese se esconden muchas cosas, algunas muy evidentes, otras que no lo fueron tanto, pero que todas juntas hicieron que, en un lunes de agosto de dos mil veintitrés, el Atlético de Madrid escribiera una nueva página en su historia: ganó de visitante por el mayor margen que había logrado hasta ahora.
Simeone dispuso el cinco tres dos que se va consolidando con Witsel, Hermoso y Savic de centrales, y Carrasco y Nahuel en los laterales. Entregó la manija del equipo a Barrios y lo flanqueó en el medio con Saúl y Rodrigo de Paul y dejó el ataque para Griezmann y Memphis. El primer gol llegó muy pronto, minuto dos, en una salida vertical que terminó con un pase medido y cruzado desde el pico de área grande para que Griezmann marcase con una volea de interior ajustada al palo. El Rayo insistió en un planteamiento que parecía un tanto suicida con el marcador en contra, presionó altísimo y el Atleti, apoyado en su medular excelente, especialmente en un soberbio Barrios y en un Saúl recuperado, ahogaba esa presión con constantes salidas que acababan en el área de Dimitrievski en tres toques. Así llegó el dos a cero en el minuto dieciséis, Saúl siendo Saúl, llegando a línea de fondo para servir un pase de la muerte a Memphis que solo tuvo que empujarla ante el fallo de Aridane.
El Atleti estaba cómodo, con balón y sin él, siempre muy incisivo, vertical, con precisión, castigando cada intento desesperado de los de Francisco. Se lesionó Depay, lo sustituyó Morata y justo un minuto después, para enjugar el disgusto, Nahuel Molina hizo un golazo atacando el espacio de su flanco derecho, magníficamente asistido por Rodrigo de Paul. Ahí, el partido entró en calma, los puntos parecían resueltos, el descanso impulsó a los de la franja a buscar el honor y el Atleti parecía contemporizar, cuidar las piernas y los esfuerzos. Pero entonces Simeone dio entrada a la unidad B, que en tantos partidos será la A. Ingresaron al campo Llorente, Lino, Correa y Söyüncü y mostraron la verdadera naturaleza de un grupo unido, donde los que entran después se sienten tan importantes como los que entran primero, y reclaman su cuota de protagonismo. Morata hizo el cuarto a pase de Saúl, Correa hizo el quinto al recoger un mal despeje del portero y batirlo con una impresionante vaselina, Morata firmó el set corriendo al espacio y siendo mortal con la zurda y por último, Llorente batió a un toque para cerrar el marcador con un gol muy parecido al que ya hiciera al Granada.
Siete goles que dejaron al Rayo, que venía con todo ganado y sin goles en contra, en la lona, y que encumbraron el verdadero valor del Atleti actual. Con un mercado casi fallido, en el que el equipo parece descompensado a los ojos de todos, Simeone inventa y recupera, los jugadores se implican en la idea coral de que solo eso, la fuerza del grupo, podrá elevarlos a las cotas a los que cada uno aspira. Siete goles para la historia que despiden agosto con el mercado sin cerrar y la ilusión abierta para soñar.
29 agosto, 2023
Dos canteranos por encima del resto: Barrios y Saúl, a Barrios le queda mucho recorrido y mucho que aprender, pero lo visto hasta ahora enamora. Saúl parece el hijo pródigo, ya se le vieron buenos minutos la temporada pasada, espero que sea su consolidación y que no le coman la cabeza los cantos de sirena que le llegan. Joao tenía en quien mirarse, pero prefiere mirarse el ombligo.
El articulista dice mercado fallido, si vamos a estar en esta línea BENDITO FALLO.
29 agosto, 2023
Se me olvidaba, a Barrios y a Saúl los ningunearán supuestos aficionados atléticos que excretan su bilis rabiosa por foros deportivos, esos que ningunean todo lo que tiene aroma Atlético de Madrid (especialmente a su entrenador) mientras ensalzan cualquier medianía foránea.