Seguramente sucedió lo que nunca ocurre, que el partido transcurrió por el derrotero de lo que cada hincha hubiera imaginado, por aquello que Simeone hubiera deseado. El equipo necesitaba un encuentro así, con buen juego de ataque, con solidez defensiva, con acierto goleador, con un marcador holgado, la portería a cero. Y ocurrió todo, punto por punto, además, frente a un rival, el Betis, que llegaba por encima en la tabla, con una trayectoria inmaculada, con una confianza desmedida, pero que no supo reaccionar ante el soberbio partido del Atlético de Madrid.
Simeone dio entrada a Correa por Joao reservando al portugués de cara a Anfield. Volvieron por fin Savic y Giménez a la zaga y tal vez desde ahí, desde esa pareja, se construya toda la mejoría. La solidez defensiva pasa por ellos dos y desde esa tranquilidad, Koke y De Paul en el medio son otros, más seguros, más valientes, más verticales, especialmente el argentino, en cuyo dinamismo galopa el juego ofensivo del Atleti. El Betis arrancó bien, tratando de mostrar por qué está donde está, intentando ser protagonista, pero pronto De Paul tomó la manija del partido y encontró en la precisión de Griezmann un aliado perfecto para que la maquinaria de ataque comenzase a funcionar.
Las ocasiones iban cayendo y la sensación de dominio era total. Hubo un penalti a Rodrigo de Paul que el árbitro no señaló ni, curiosidades de la tecnología, el VAR llamó a revisar. En una jugada por la izquierda, Carrasco adelantó al Atleti en el marcador con un golazo. Recortó a Montoya en una baldosa hacia afuera y de zurda descosió un zapatazo a la escuadra que servía para poner justicia en el marcador. Esta vez no hubo paso atrás, ni reacción del rival, el Atleti siguió imponiendo un ritmo alto, venciendo el partido hacia el lado de Bravo y pudo incrementar la renta en varias ocasiones, pero la figura del portero chileno, el mejor hombre del Betis, salvó a los hispalenses de que se abriese más la brecha.
Pellegrini movió el banquillo buscando la reacción con la entrada a Tello y Ruibal desde la reanudación. La tarde era de perros en el Metropolitano, arreciaba la lluvia y el viento, pero el juego del Atleti y el aliento de los suyos se imponía a la climatología. En el cincuenta fue anulado un gol a Hermoso por una de esas incomprensibles líneas del VAR, pero en el sesenta y tres, Pezzella hizo el dos a cero en propia puerta tratando de despejar una pelota servida por Griezmann que llegaba franca a Giménez. Con la tranquilidad del resultado, el Atleti gobernó el partido a placer. Entró Joao por Suárez a falta de veinte minutos y cerró el marcador con un buen gol en arrancada por el flanco zurdo. Gol, por cierto, anulado en primera instancia por el banderín arriba del juez de línea.
Y así acabó todo, sin sobresaltos por un día, con Simeone en su palco-jaula cumpliendo la sanción de su expulsión, con un equipo recuperando su defensa sin fisuras y también recuperando su mejor versión ofensiva, la de la precisión, velocidad y contundencia. Un bálsamo perfecto en la previa de Anfield.
FOTO: IMAGO / TEXTO: JOSÉ LUIS PINEDA
31 octubre, 2021
Buen partido del Atleti, sobre todo sacando el balón con rapidez hacia adelante buscando el espacio. Otro aspecto positivo es que por fin han aparecido los remates de cabeza a balón parado. Ha habido muy pocas llegadas del Betis con peligro y eso ha permitido que, después de muchos partidos, no se haya sufrido en exceso.
Esta vez el buen juego del equipo y su victoria han tapado el penalti a De Paul, pero no lancemos las campanas al vuelo porque queda mucho todavía.
El gol de Carrasco es una maravilla, si en vez de Carrasco, se hubiese llamado Carrasquinicius habría sido catalogado como el gol del siglo.
1 noviembre, 2021
Así es como hay que jugar siempre.
De esa manera, es difícil no ganar partidos.
1 noviembre, 2021
Y claro, tú sabes cómo hacerlo siempre, no como el entrenador que a tu lado no te llega a la suela de los zapatos.