Da igual que te curres una cita muy romántica, de esas de velas, mesa en el mejor restaurante y noche de hotel, que si se te escapa un pedo en mitad de la velada no tienes perdón. El recién estrenado documental de Fernando Torres era una noche mágica en París, un restaurante con vistas a los Campos Elíseos, cuarteto de cuerda, anillo en el bolsillo … y cuando estás a punto del beso aparece una flatulencia de nombre Bahía.
Una videografía en la que faltan futbolistas y sobran agentes deportivos. Falta césped y sobran despachos. Faltan historias y sobran reproches. Adelardo, Kiko, Saúl, Gabi, Koke, se me ocurren demasiados nombres para incluir por delante de Mourinho o Alfredo Relaño. Por cierto, el entrenador luso fue uno de los que no dudo en criticar duramente a Fernando en ruedas de prensa y dejó de contar con él en Londres.
La historia de cómo un chaval cambió la grada por el césped y consiguió cumplir el sueño que todo hincha anhela, defender la camiseta de su club, no merecía verse empañada por un enésimo intento de enfrentar a dos leyendas del Atlético de Madrid. Si el director del film buscaba un golpe de efecto que provocase una exposición aún más mediática de su trabajo, ¡enhorabuena!, ha conseguido su objetivo. Porque lo que debería ser un argumento más con el que explicar una forma de vida, un sentimiento de pertenencia hacia un club, pasará a la historia como una consecución de ataques, reproches y acusaciones que, en teoría, acabaron hace ya unos años en una reunión zanjada con un abrazo.
No hay algo más duro para un niño que elegir entre papá o mamá cuando una pareja se separa. No hay algo más ruin y miserable que obligar a esa persona a tener que decidirse, haciéndole partícipe de guerras personales que no llevan a nada y debilitan lo anteriormente construido. Cuando Fernando Torres se despidió del club que fue, es y seguirá siendo su casa, nos habló de unidad. A todos nos emocionaban sus palabras. Un discurso en el que nos daba una clave para cuando, desde fuera, nos atacaran: estar unidos.
¿Qué ha cambiado desde entonces para que seas tú y tu entorno los que intentéis romper la unidad? ¿No fue suficiente la deleznable campaña de acoso y derribo que, periodistas a los que das voz en ese documental, orquestaron contra Simeone? ¿No fue suficiente con que uno de tus allegados publicase un artículo que cuestionaba la importancia que daba Simeone a tu salud? ¿Te ha servido de algo ensuciar tu biografía generando un debate más? Para mí fuiste un referente en la época más oscura del Atlético de Madrid, un motivo más por el que llevar la camiseta al colegio con orgullo. Has sido (y eres) el mayor exponente mundial del sentimiento atlético. Fuiste aficionado, fuiste jugador y eres leyenda, pero, por favor dinos, ¿es necesario hacernos escoger?
21 septiembre, 2020
Perfecto Marcos no se puede decir mejor y mas claro.
21 septiembre, 2020
Hoy voy a hacer el comentario mas corto de todas las veces que he intervenido en este blog.
Totalmente de acuerdo con lo que expones.
Un saludo.
22 septiembre, 2020
Amén