Nueve jugadores rojiblancos había en la primera fase de la Copa del Mundo y nueve habrá en octavos. Diez si contamos ya a Lemar. Muchos de ellos siendo esenciales en sus distintas selecciones, otros, reclamados para mejorarlas. Y todo sin abandonar las características inherentes al cholismo a pesar del cambio de contexto. El ejemplo más evidente lo encontramos en la Uruguay de Godín y Giménez, piezas que han sido determinantes en las actuaciones de los charrúas durante la primera fase. Sólo hay que irse a los números para palpar que es la selección que más se identifica con el Atlético de Madrid. Cinco goles a favor (uno de ellos de Giménez, a balón parado) y cero en contra. Moderado sufrimiento ante las selecciones asequibles del grupo y contundencia ante el principal rival por el primer puesto. Brillo desde la sobriedad, algo a lo que los representantes rojiblancos están acostumbrados. La naturalidad de ganar dejando dudas contra equipos de la parte baja y la solvencia y superioridad ante equipos que luchan por tu mismo objetivo. A pesar del cuadro, Uruguay, basándose en la solidez de sus centrales atléticos, da sensación de que es favorita como la que más.
La selección española también tiene sello rojiblanco. Sin los goles y la actuación de Diego Costa no se entendería la presencia en octavos. El ariete ha participado directamente en cuatro de los seis goles de la selección. En tres como protagonista absoluto siendo el goleador y en otro, el primero contra Marruecos, dando el pase que dejaba en ventaja la jugada. El debate existirá porque ya parece casi obligatorio en determinados sectores, pero lo hará careciendo de sentido. Apenas un pase ha bastado a Costa para meter tres goles. Con ellos, numerosos desmarques y movimientos desperdiciados por el anhelo de la selección al fútbol de 2010 que ya no volverá. Por ello, no se entiende ni se explica la ausencia de Koke y Saúl. El primero, por razones objetivas. Las mejores sensaciones de la selección llegaron contra Portugal con él en el campo. Sin Koke, la selección ha dado señas de fragilidad más que evidentes y el propio Busquets, baluarte del centro del campo, solicitó su presencia. Por su parte, Saúl es el único miembro del centro del campo que no ha debutado en el Mundial. Teniendo en cuenta que la selección flojea en la transición defensiva y carece de verticalidad y disparo, el ilicitano parece el hombre adecuado para paliar esas carencias, más si cabe cuando ha demostrado que es un jugador determinante en eliminatorias de alto nivel.
En Francia, la estrella también es rojiblanca, sin embargo, durante el Mundial se ha hablado más de su documental que de su juego, entre otras cosas porque no ha tenido momentos brillantes más allá de algunos pasajes frente a Perú en el segundo encuentro, donde Deschamps optó por un sistema similar al de Simeone donde Griezmann suele salir muy beneficiado. Aun así, un gol en el partido del debut, de penalti. La otra cara es Lucas, con 22 año, en un puesto que no es el suyo, está siendo de lo más destacado de la selección francesa. Infranqueable en defensa y con protagonismo en ataque pisando área contraria en todos los partidos. Uno de los nombres más destacados en la fase de grupos de Francia. El tercero en discordia es Lemar, oficialmente juega el Mundial como jugador del Mónaco, sin embargo, la temporada que viene será asiduo al Metropolitano. Apenas ha tenido 90 minutos para dejar pinceladas. La más evidente, tiene un guante en su zurda a balón parado.
Por último, los dos laterales (por ahora) del Atlético. Vrsaljko y Filipe. El primero titular (180 minutos), el segundo, suplente (90) y ambos cero goles recibidos. Croacia ha mostrado sus credenciales siendo una de las mejores selecciones de esta primera fase, principalmente por su fluidez en ataque a pesar de haber dejado su portería a cero. El papel de Vrsaljko no varía mucho con lo que acostumbra a mostrar en Madrid, buenas incorporaciones, grandes centros y muchas dudas en el uno contra uno en defensa. Mientras tanto, Filipe se encontró en el partido decisivo de Brasil con la lesión de Marcelo. A nivel global, la diferencia entre Filipe y Marcelo se ve insalvable, los que seguimos al Atlético sabemos que eso no es así y lo mostró en los minutos que disputó montando ataques de la selección brasileña desde su posición y concediendo poco en defensa demostrando que es uno de los mejores defensores en el uno contra uno.