Reflexiones sobre un fracaso

Han pasado tres días, pero la decepción todavía invade mi cuerpo. Tal vez, con un final menos cruel, la frustración no se hubiese tornado en tristeza. Sin embargo, el diagnóstico debe ser el mismo. El Atlético de Madrid certificó el miércoles su mayor fracaso de la era Simeone. No hay excusas ni rodeos. Ni siquiera la eliminación en fase de grupos de 2017 puede asemejarse a esta participación. En estos cinco partidos, el Atleti ha demostrado que ya no es un equipo de primer nivel en Europa. Muchos factores han contribuido a ello, empezando por la nula planificación deportiva desde el palco. Aun así, ello tampoco justifica una eliminación tan tempranera. Todos, desde arriba hasta abajo, son responsables de esta debacle.

Decía Simeone al final del partido que seguiría insistiendo hasta que el Atlético de Madrid alce una Champions. No habría mejor noticia para el hincha colchonero si Diego Pablo se propone volver a su esencia. Porque competir en la Liga de Campeones requiere de cambios. Una victoria en once partidos no basta para aspirar a ser de nuevo una referencia en el continente. Luchar por esa copa requiere de algo más que tragar con todo, hacer malabares con medianías y primar la complacencia sobre la meritocracia. Si el ‘Cholo’ realmente quiere un Atleti competitivo, tiene que ser él mismo. Y sobre todo, ha de plantarse. Diego Pablo sabe que este no es el camino. De él depende revertirlo, porque le sobra el crédito.

Desde la grada, también deberíamos hacer un ejercicio de autorreflexión. Me molesta especialmente la romantización del ‘pupas’. No, lo que sucedió el otro día no es puro Atleti. No ganar al 15º de la Bundesliga en tu casa no es propio de una de las instituciones más grandes de Europa. Creo que muchas veces no somos conscientes de nuestra grandeza, y lo del miércoles es un borrón en nuestra camiseta (si es que a ese engendro se le puede llamar como tal). Lo último que me invadía después del pitido final fue orgullo. No hay orgullo hacia aquellos que han arrastrado el nombre del Atlético de Madrid por el continente en esta fase. Respeto los cánticos, pero no los comparto. Las muestras de lealtad nacen de sentimientos sinceros, y no creo que hubiera un solo hincha que se sintiera «orgulloso» de sus jugadores.

Tenemos cuatro partidos claves antes del parón; el primero, hoy frente al Cádiz. No nos queda más que levantarse y seguir adelante, porque no nos enseñaron otra. Ahora bien, no podemos olvidarnos de depurar responsabilidades. Simeone debe exigir. La afición ha de señalar a los verdaderos culpables. Y los pesos pesados tienen que dar un paso al frente de una vez. Es la única manera de volver a ser lo que siempre fuimos y lo que nunca deberíamos dejar de ser.

Autor: David Gómez

Alcarreño. Adicto a la buena música y a la escritura. Estudiando y haciendo periodismo con un micrófono y un papel. Esclavo de una pasión llamada Atlético de Madrid.

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3 Comentarios

  1. Y cuando crees que nada puede ser peor, llega el sábado a las 14:30 y 27″ y te dice que si que puede ser peor, cuando pierdes 0-2 frente al cai, dices ahora ya nada puede ser peor, y sí, puede serlo; le empatas y en el 97 pierdes. Yo me C A G O E N T O D O .-

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  2. He defendido a Simeone a capa y espada pero se le ha puesto cara de Javier Clemente contra Malta. Malos tiempos para la lírica.
    Parece que todo llega a su fin y no es ejemplar, precisamente. ¿Qué podemos esperar? Pues si sigue el guion establecido el Madrid en paseo imperial y el Barça y nosotros desastre a cual más desastroso y rocambolesco. ¡PERO QUÉ HEMOS HECHO!

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  3. Que no es por una derrota, ni por una eliminación, que es por una trayectoria innnegable de vuelta, tras una ida igualmente innegable e imborrable. Eso sí, la vuelta tuvo en medio nada menos que la undécima Liga, verdaderamente inesperada. ¿ Y hacia dónde es la vuelta ?, pues al circo, a la banda, al equipo de chiste, al equipo acomplejado que sale derrotado de antemano, que no compite y que se arrastra sin alma, sin pundonor, que ni defiende, ni controla, ni domina, ni ataca, ni sabe lo que quiere. Sólo minutos aislados, aquí y allá, que no conducen a nada, como es natural.

    La vida en choloyblanco se la ha pasado recordando sin descanso la eliminación en Copa contra el Albacete, las penosas trayectorias de los Manzano, Ferrando y todos aquellos Atléticos sin alma y sin gloria de los que veníamos ¿ Y Cornellá, Gerona, Cultural Leonesa, además de Celta, Sevilla, Real Sociedad, en Copa, qué demonios es ? ¿ Y Qarabag, Leverkusen, Brujas, Leipzig, cómo hay que llamarlo ? ¿Y el 3-0 de la Juve con el Ronaldo de los huevos ?. ¿ Y perder contra todos los equipos que descendieron el año pasado ? ¿ Y volver a ser siempre un comparsa contra el vecino ? ¿ Cómo se llama eso ?

    ¿ Somos del Atlético de Madrid o somos del Cholo ? Cada cual tiene su opinión, en esto y en todo, pero no se puede supeditar por siempre un Club a una persona. Y hay que aceptar que son los hechos, y nos las «campañas» de la nauseabunda prensa «deportiva» española, los que han hecho que una parte muy considerable de la afición no quiera que Simeone siga siendo el entreandor del Atleti la próxima temporada.

    Ah, y debutó el chaval Barrios. Muy bien. Si el Cholo ha hecho debutar a cerca de 30. ¿ Y qué ? si luego nunca más vuelve a contar con ninguno. Saúl, Koke, Thomas y Lucas. Esa ha sido su confianza en la cantera en 11 años. Luego salen un rato, un día, los Garcés, Soriano, Riquelme, Mollejo, Manu Sánchez, Valera, quien sea, que además lo suelen hacer muy bien, y nunca le vale ninguno. No, que «crezcan» en otro sitio. Pero qué coño es eso de crecer en el fútbol. Ve metiéndolos de a poco en tu equipo, bien arropados, que es a chicos de la casa a los que muchos atléticos queremos siempre ver.
    No, nos os confundáis, que muchos llevamos toda una vida de atléticos y hace ya bastantes años que peinamos cana, y nunca le hemos pedido ni exigido a nuestro Atlético que quede campeón. Sabemos de sobra que no juega en igualdad de condiciones y que la fortuna, factor decisivo, no está de nuestra parte. Pero queremos identifcarnos y disfrutar con nuestro equipo, y eso significa competir para ganar. Luego, algunas pocas veces se logra ( los títulos, digo. La mayoría de la veces, no ). Porque jugar para no perder, jugar a que no pase nada, es una mierda, directamente, es un fraude, y además es insufrible. Por supuesto que hay que defender bien. Todos los equipos campeones son siempre los que menos encajan. Pero el objetivo de este juego tan simple, que el charlatanismo se empeña en enredar y complicar, es marcarle goles al rival.

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