Llorente por bandera

Los prejuicios quedaron atrás y el trabajo ha premiado a un futbolista sensacional. Los ideales del ‘cholismo’ se resumen en Marcos Llorente, un tipo que estuvo a punto de salir en Navidad y que a base de sacrificio y mucho esfuerzo se ha convertido en la estrella de este Atleti. Él calla, asiente y, parecido a lo que decía Luis, trabaja, trabaja y vuelve a trabajar.

La nube negra de atléticos criticaron por activa y por pasiva el fichaje del centrocampista del Real Madrid. El joven había sido la estrella en un Alavés que alcanzó la final de Copa del Rey (llegó a jugar ese partido con la cabeza vendada), en el Europeo sub-21 fue una de las sensaciones junto a  Saúl y luego, tras volver con Zidane, sus oportunidades fueron tan escasas que a muchos se les había olvidado qué tipo de jugador era.

Cuando vi que sustituíamos a Rodrigo por Llorente no me lo podía creer. ¡Encima solo pagamos 30 millones! Salíamos ganando en muchos aspectos, pues era un tipo con un físico importante, buen toque de balón, recuperador incansable, insistente en la presión y, sobre todo, un ‘box to box’ de largo recorrido. Sin embargo, Simeone dio con la tecla a partir de enero.

No fue hasta semifinales de la Supercopa de España ante el Barça cuando el Cholo vio que Llorente podía dar más. Lo introdujo en el minuto 66 y fue los pulmones del equipo hasta conseguir la remontada; de hecho, tuvo una galopada parecida a la de Anfield que no acabó en gol de milagro. Más adelante se confirmó como llegador en Mestalla, donde Simeone ya empezaba a verlo más en banda para darle vía libre en su recorrido hasta el área.

Llorente estalló en Anfield, cosas del destino. Como contra el Barça, salió en la segunda parte para ser el tipo con más físico de los 22 que había sobre el césped. Marcó dos goles, dio una asistencia y tuvo oxígeno para tirarse en plancha para celebrar el tanto de Morata. Una exhibición que sorprendió a todos… menos a Simeone: “Era un cambio ofensivo”.

A partir de ahí, ya lo hemos visto. Simeone lo utiliza para todo y Llorente le responde siempre bien. Ante el Levante se disfrazó de Bergkamp, en Pamplona parecía el Kun llevándose a tres rivales por fuerza en menos de un metro cuadrado y ante el Valladolid o Athletic trabajó como el mismísimo Raúl García. El Atlético, Simeone y Llorente están formados con la misma idea: el trabajo dará los éxitos. Ahora, juntos a por la Champions.

Autor: Antonio Rodríguez

Periodista digital, de papel o de lo que sea, pero siempre reinventándome. Escribo sobre lo que me gusta y lo comparto con vosotros. De Almería. Música y mucho Atleti. Si se cree y se trabaja, se puede.

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