Lo que funciona es mejor no tocarlo. Eso siempre me decían. El Atlético de Madrid ganó una liga tras siete años y, de repente, se volvió loco. Los directivos, el míster y la hinchada apostaron por un equipo repleto de delanteros. Un once sacado de un videojuego y que, como le pasó al Madrid de los galácticos, no termina de arrancar. Suárez, Griezmann, Joao Félix, Correa, Cunha… ¿cabe alguno más?
Simeone ganó la última liga teniendo las cosas muy claras, pero ahora le hacen dudar. Un equipo asentado con sus tres centrales acompañando a Trippier; Llorente y Carrasco, por las bandas; dos centrocampistas en el medio; y por último, Suárez y una pareja de baile (Joao o Correa). Un esquema que era la biblia para los rojiblancos y que se destrozó a base de fichajes ofensivos.
La explosión de Lemar, el crecimiento de Griezmann, la genialidad de Joao, los chispazos de Correa y las oportunidades a Cunha hacen que Simeone dude: ¿y si podemos jugar con un tridente? Ante Liverpool y Valencia se demostró que no. Un esquema que retrasa a Marcos Llorente y que corta las alas al posiblemente mejor jugador de la plantilla. De hecho, el Cholo se contagió del síndrome de Luis Enrique, llegando a alinear al ‘14’ como lateral derecho y así poder acumular a más gente arriba.
Carrasco, Koke, De Paul y Marcos Llorente deben volver a escena. No hay más. El trabajo de estos jugadores mejora al equipo defensivamente, son decisivos en ataque y tienen la capacidad de leer el partido a la perfección. Tipos internacionales capaces de no perder balones en momentos cruciales del encuentro, como le pasó a Kondogbia en Valencia. A partir de ahí, las rotaciones son bienvenidas.
La presencia de Marcos Llorente en banda hace al Atleti más ofensivo. El español tiene la capacidad de estirar al equipo, llegar hasta línea de fondo, abrir huecos al contraataque, disparar desde fuera del área, marcar goles y asistir a sus compañeros. Es un todo en uno. Además, hace coberturas perfectas a sus compañeros y libera la creatividad de Koke o De Paul, que no es poco.
Si el Atleti cambia su forma de jugar, se equivoca. El centro del campo está desangelado y los centrales están sufriendo demasiado. Una cacería en la portería de Oblak que está generando despistes groseros en defensa y que están haciendo mella en la confianza de los defensas. El Atleti de Simeone se construye de abajo a arriba, nunca de arriba a abajo. No cambiemos lo que funciona, el cemento siempre antes del ladrillo.