La prensa deportiva patria lo ha vuelto a hacer. Es costumbre entre la caterva de juntaletras madridistas generar odio antes de cada derbi. Ellos, desde la comodidad que otorga ver los partidos desde casa, pueden permitirse el lujo de engendrar violencia con sus palabras. Nunca les bastó con lo deportivo. Su obscena vanidad, esa que nace de un complejo irreprimible, les despierta la necesidad de humillar a su eterno rival más allá del terreno de juego. Porque sí, créanlo: por mucho que intenten ningunearlo, el Atlético de Madrid es el equipo que desprecian con todas sus fuerzas. La rivalidad con el Barcelona vende, pero son dos caras de la misma moneda. Su enfrentamiento no es por convicción, sino por conveniencia.
Sin embargo, el Atleti representa la antítesis de todo aquello que dicen ser. Ni siquiera el propio Santiago Bernabéu entendía cómo algunos, pudiendo ser ricos, elegían ser pobres. En esa disidencia elegida está el pecado original. A la hinchada del Atlético de Madrid siempre la despreciarán por no decirle a los de Concha Espina que son los más bonitos del reino. Así que la enseñanza es clara: si no puedes destruir a tu enemigo, demonízalo. Eso es a lo que se llevan dedicando los voceros del nacionalmadridismo desde que cualquiera de nosotros tiene uso de razón. Inventan escenarios falsos, condenan delitos que no han sucedido y criminalizan a toda una afición antes de que el balón haya echado a rodar. Para cuando se destapan sus tropelías, la bola ya es demasiado grande como para desmentirla.
¿Se acuerdan de aquel padre que tuvo que abandonar el Metropolitano despavorido con su hijo por llevar una camiseta del Real Madrid? Un día tardó la Policía Nacional en decir que los altercados fueron provocados por él. No importó. La prensa ya había creado su relato de victimización. ¿La razón? Que el Atlético de Madrid no había accedido a rendir pleitesía al rey. Buscaron cachondearse en la cara de su gente y convertir un gesto deportivo como el pasillo en un acto de humillación. No lo consiguieron, y eso todavía les escuece hoy. En esta ocasión, el cebo es Vinícius. A la vista de que no había nada con lo que crispar el ambiente, los sicarios periodísticos encontraron en unas inocentes palabras de Koke la gasolina que necesitaban.
¿Habrá lío si ‘Vini’ decide bailar delante del Fondo Sur? Sin duda. El mismo lío que cuando un jugador rival provoca a la grada local. Lloverán insultos y proliferarán los gestos. «Lo normal», como diría el capitán. Hay quien considerará que esto es anómalo y éticamente cuestionable. Son los mismos que callaban cuando, desde el fondo del Bernabéu, voló un mechero contra Courtois en la final de Copa. Son los mismos que exigen respeto y profesionalidad a Jorge Resurrección mientras le acusan, no sin poca cobardía, de ser un «hdp». Pero como sus declaraciones no dieron suficiente juego, había que meter la carta del racismo para convertir en mártir al culpable. Y para que no queden dudas de cuál es el relato a seguir, en Movistar decidieron borrar los vídeos que puedan desmentir su visión ficticia de la realidad. Así funciona el nacionalmadridismo. Todo atado y bien atado.
Su objetivo ya está cumplido. Han conseguido la carnaza que querían y han calentado el partido. Sin embargo, también han logrado el efecto contrario. Hasta ayer, esta columna podía haber versado sobre la crisis del equipo o la guerra civil dentro de la afición. Todo eso se ha desvanecido. Durante 90 minutos, el único propósito será doblegar al enemigo común. Luego ya volveremos a nuestras rencillas. Pero hasta entonces, prietas las filas. Tenemos un baile que consumar.
17 septiembre, 2022
Se le aplaude, señor.
17 septiembre, 2022
Mi más sincera enhorabuena por el artículo.
La provocación y la prepotencia tenemos que padecerla, de lo contrario somos raciastas al recriminar al jugador su falta de ética, respeto y profesionalidad.El socio y público asistente, tiene derecho a expresarse.
17 septiembre, 2022
Se cumplirán 100 años más y seguirá todo igual.
Y cuando digo igual, me refiero primero, a un Atleti vilipendiado en los medios de comunicación siempre que se cruce en su camino con el real Trampas y segundo, a una afición embistiendo al trapo merengue.
Al brasileño merengón se le iba a pitar con baile o sin baile, pero ahora hay trapo suficiente para que algún exaltado se crea en su derecho de ir más allá.
17 septiembre, 2022
Da igual, siempre habrá o se sacarán de la manga una excusa para hacer lo que hacen. Lo del diario Marca es vomitivo.
18 septiembre, 2022
iren, yo es que hace tiempo que no leo panfletos, ni escucho tertulias estúpidas que dan protagonismo a los de siempre.