No entraremos aquí en polémicas sobre merecimientos a títulos individuales que se dan en un deporte colectivo, porque además desde tiempo inmemorial todo reconocimiento ha estado vetado si vestías la rojiblanca, ya lo dijo el gran Pelé “si yo soy O Rey, Ben Barek es Dios”, pues Ben Barek brilló de rojiblanco y sólo por eso no le encontramos en ninguna recopilación de grandes de la historia, ni ganó ningún trofeo de esos que dan individualmente a futbolistas.
Tampoco pretenderemos aquí comparar a Griezmann con nadie, pero verle es una delicia, un futbolista total, analizar su gráfico de calor en los partidos es brutal, no hay otro como él, defiende, ataca, ayuda en banda, se sacrifica y además marca goles y marca la diferencia. Su mérito es increíble si lo comparamos con otros grandes cracks que reservan todas sus fuerzas para los metros finales, que solo corren hacia delante, que jamás se les ve defendiendo ni haciendo una cobertura. Sin negociar el esfuerzo, a Griezmann se le exige ser igual de determinante en los metros finales, aunque no haya escatimado ni una gota de esfuerzo en un solo metro cuadrado del resto del césped.
Nadie como él representa lo que significa el cholismo, esfuerzo, sacrificio y calidad, un ejemplo a seguir, por mucho tiempo lo quiero en mi equipo.