El día que todos nos enamoramos de Saúl

“Mi intención es estar toda la vida en el Atlético de Madrid”, cuando Saúl dijo estas palabras se me vino a la cabeza el partido de su debut, como si fuese ayer. Era una tarde en la que seguía haciendo frío en un Calderón a rebosar y, pese a llevar sólo tres meses de Cholismo, Simeone nos había convencido de que podíamos ser campeones.

Ese día salí corriendo de la universidad para llegar a tiempo a la previa del partido, no todos los días jugábamos octavos de Europa League. El campo estaba enchufado y los jugadores sentenciaron al Besiktas de Simao con tres goles en media hora. Pim, pam, pum. Luego, a eso de cinco minutos para el final, todos los que acudimos al estadio vivimos un momento mágico, el nacimiento de una estrella: debutó un tal Saúl Ñíguez.

Simeone quitó a Koke, que se mataba por ganar minutos para sentar a Diego, y entró un chaval con cara de niño al que todo el mundo aplaudió hasta reventar. Era un jugador larguirucho, muy delgado, tenía acné en la cara y que, si no recuerdo mal, tocó tres balones que me hicieron decir al colega de al lado: “Pues oye, tiene buen toque el tal Saúl”. Jugó con el ‘48’ a la espalda, llevaba manga larga, no tenía puesta su mítica muñequera rojiblanca y estaba corriendo como un loco de un lado a otro, pecando de pardillo ante un curtido Manuel Fernandes.

DSC 7958 1024x684 El día que todos nos enamoramos de Saúl

Saúl lo intenta desde fuera del área frente al Betis. Foto: Rubén de la Fuente

Hay momentos que conectan a los aficionados con los futbolistas y, para mí, cuando oigo a Saúl declarar amor eterno al Atleti no puedo evitar teletransportarme a ese 8 de marzo de 2012. Al acabar el encuentro, los compañeros le zarandeaban la cabeza y el chico miraba tímidamente a la grada, buscando la sonrisa de los suyos. Tras la ducha, el club grabó un vídeo en el que el jugador, con lágrimas en los ojos, decía a sus padres Juan Antonio y Pilar que “esto es lo más grande”, como si fuese el mayor de los éxitos… y su historia sólo acaba de empezar.

A partir de ahí, continuó en el equipo B, se curtió en Vallecas, se ganó un sitio en el equipo rojiblanco pese a que pudo costarle la salud y luego deslumbró a Europa con partidazos en Champions League. Ahora es una pieza fundamental de Luis Enrique y un salvavidas insustituible para el Cholo, el chaval que vi debutar va camino de convertirse en un jugador histórico de nuestro deporte, y eso que tiene los pies bien plantados en el suelo. El día que se retire estaré en el Metropolitano aplaudiéndole, no lo duden, y seguro que me emocionaré sólo con pensar que vi el inicio y final de una de las leyendas de mi Atleti. Qué bonito es el fútbol.


Foto de portada: atleticodemadrid.com

Autor: Antonio Rodríguez

Periodista digital, de papel o de lo que sea, pero siempre reinventándome. Escribo sobre lo que me gusta y lo comparto con vosotros. De Almería. Música y mucho Atleti. Si se cree y se trabaja, se puede.

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