Falsas apariencias

El Atleti vive en un péndulo en constante oscilación, va de un lugar a otro, no se detiene, apenas da tiempo de proclamar las soflamas, de construir los discursos. El sábado el cholismo había vuelto, el bloque se volvía sólido, regresaba la puerta a cero, la comunidad de antaño, la contundencia, el martes el cholismo está acabado, es más de lo mismo, Simeone aburre, debe marcharse. La variable que hace girar el péndulo, claro, es el resultado, la parada de Gbric en San Mamés el sábado, el penalti señalado por el VAR en el último minuto frente al Rayo el martes. El Metropolitano se convierte en un lugar incómodo, inhóspito, el equipo parece estar deseando salir de ahí y se libera en campo rival. Los pajaritos disparando a las escopetas. Qué tiempos extraños.

En este extremo del péndulo, el negativo, el Atleti hizo una buena primera parte ante el Rayo, repitiendo once, con la incursión de Witsel en el equipo para sustituir al lesionado Koke. Marcó Morata en el minuto veinte, asistió Griezmann que fue sin duda el hombre del partido. Está rejuvenecido el francés, liberado por el perdón ha tomado el mando de las operaciones colchoneras. Baja a recibir, canaliza el juego, genera el peligro, asiste y también, como en San Mamés, cuando tiene la ocasión, define. Dio la sensación de que sería por fin un partido fácil, de bastante superioridad, pero no llegó el dos a cero, llegó el descanso, y ahí, como sucede con frecuencia, todo cambió para peor.

Iraola rearmó a su Rayo, que empezó a tocar en campo contrario y el Atleti comenzó a recular buscando la contra que resolviera el partido. En ese sentido fueron los cambios de Simeone en el 60, que metió a Correa y a Cunha por Morata y Witsel. Ya en la primera parte había entrado Carrasco, que hizo un partido infame, por un lesionado Lemar. Las contras llegaron, pero Cunha ofrece también esa sensación pendular del jugador que parece que puede dar mucho, que rompe al espacio, que pelea, gana duelos, es veloz y todo lo pierde cuando remata con la candidez de un alevín de primer año. Marcó Griezmann, por un pelo en fuera de juego, los nervios cada vez más altos, como el Rayo, cuyos cambios sí fueron a mejor. Entró Camello en el conjunto vallecano y se reivindicó en su casa. Desnudó a Giménez en una jugada en tres cuartos que sirvió en bandeja el empate a Falcao, pero el colombiano, inusual en él, erró. Dio igual, en el noventa, en un insulso centro lateral, Giménez interceptó con la mano, no lo vio el colegiado pero sí el VAR, claro, muy atento a todo aquello que pueda corregir, bien o mal, en contra del Atlético de Madrid. Esta vez sí, empató Falcao, y dio un empujó brusco al péndulo, hasta esa oscilación terrible en la que todos empiezan a cuestionar a Simeone, sus planteamientos, el equipo. Lo de siempre ahora, un mundo de falsas apariencias en el que ninguno acertamos a adivinar cuál de las dos caras del Atleti es la real, la de ayer, la de hoy o la de mañana.

Foto: Getty Images

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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2 Comentarios

  1. Bueno, el Rallo juega porque nuestro equipo, tiene la manía de que en cuanto marque un gol. se acaba el partido, y deja que el equipo contrario, saque de quicio a los aficionados. el Jueves, podemos acabar quintos en la clasificación, y luego jugamos contra el Betis. Este partido y la próxima semana, pueden ser decisivos para el devenir del atlético. Veo un panorama con más sombras que luces, pero bueno, ya veremos.

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  2. Los delincuentes que nos gobiernan se la pasan dictando continuamente normas, del rango que sean, aberrantes, estúpidas e ilegales, pero con las que te tienes que aguantar. Salvo en los raros casos en que puedes practicar la siempre recomendable desobediencia civil.
    Con el fútbol de nuetras pasiones hacen lo mismo. La regla del fuera de juego era para evitar que, como en los partidos de colegiales del siglo pasado, alguien se quedara de palomero. Y, desde luego, el sentido de la norma era evitar sacar ventaja de una posición claramente de beneficio. Si dos jugadores empiezan a la par una carrera, están en línea, en el momento del pase, no hay ninguna posición de ventaja para nadie, no importa que el meñique de uno esté más adelantado que el codo del otro, o la rodilla más atrasada que el flequillo. Es una regla imbécil.¿estás un metro por delante, se ve a simple vista que el jugador saca ventaja de su adelantamiento? Pues fuera de juego. ¿ Estás en línea, no en la línea que superponen en la pantalla, que todo lo digital ya sabemos que es una trampa, sino en la línea de juego? pues dejen de joder el espectáculo, me beneficie o no. Que siendo del Atleti, será que no.
    Y con las manos en el área,¿ pero quién es el subnormal que cree que una persona puede saltar con los brazos pegados al cuerpo ? Si se saca la mano a pasear con la intención evidente de parar o desviar o golpear el balón, pues mano, y en el área, penalti. Pero si el baĺón da en un hombro o en un brazo o en la mano, pues como si da en la nuca, en la napia o en el culo. Que siga el juego. ¿Qué influye eso en el juego, además de en nada ? Normas estúpidas para fastidiar el juego y para justificar que haya un ejército de parásitos viviendo de aplicarlas.

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