El partido en El Sadar, o Reino de Navarra, quién puede saberlo ya con tanto cambio, era uno de esos que pueden hacer una radiografía de para qué está un equipo. Con Suárez fuera de la convocatoria, Saúl, Costa y Carrasco lesionados, con el esfuerzo de la Champions tan reciente, las rotaciones obligadas, la carga acumulada. Era una buena noche para calibrar la medida del Atlético de Madrid en Liga, y los de Simeone dieron la mejor de las respuestas: ganaron, que es lo único que importa al cabo, pero lo hicieron además con una segunda parte extraordinaria, dominando al rival, desplegando un juego ofensivo pocas veces visto. En esa línea, el Atleti puede estar para todo.
Ya en el minuto uno Osasuna avisó con un cabezazo de Enric Gallego, que se había incrustado entre los dos centrales rojiblancos para rematar a bocajarro y poner la congoja en los aficionados rojiblancos. Osasuna marcó un ritmo alto de partido, con una presión muy adelantada que asfixiaba al Atlético, que se revolvía incómodo. Koke y Herrera en el medio no encontraban la precisión que necesitaban para poder tomar el control y eso hacía que la banda ofensiva, Vitolo y Correa en los costados, Joao y Llorente arriba, estuviesen prácticamente desconectados.
Los de Arrasate lo intentaban con Jony por la izquierda, buscando el costado de Trippier, donde el mundo ya empieza a apuntar una de las grandes debilidades defensivas del Atleti. Al otro lado, Hermoso dio descanso a Lodi y cumplió sobradamente en su faceta defensiva. Los centrales, Savic y Giménez, que regresaba al once tanto tiempo después, achicaban los pelotazos de Osasuna que lo intentaba con más corazón que efectividad. Así estaba acabando el primer tiempo, con Osasuna empezando a acusar ya el desgaste físico, con el Atleti sólido atrás, sin ser capaz de jugar hacia delante, cuando Vitolo recibió una pelota en profundidad con la que se metió en el área y esperó inteligentemente a que Roncaglia lo derribase. Penalti que transformó Joao para poner el partido de cara y marchar todos al descanso.
En la segunda mitad el Atleti salió como un ciclón, apenas en la primera jugada, de nuevo Vitolo dentro del área provocó un penalti por manos de Oier pero en esta ocasión Joao quiso contribuir a la maldición que está generando el equipo en torno suya respecto a las penas máximas. Ejecutó como el primero, raso a la base del palo derecho de Herrera, pero esta vez la pelota se fue a la madera. El rechace le cayó franco a Correa, que incomprensiblemente, a puerta vacía, mandó la pelota al limbo.
No se arredró el Atleti por esta oportunidad perdida y continuó atacando sin cesar. Herrera hizo un gran partido en el medio, Koke, por delante, dio una auténtica exhibición en la media punta, sirviendo un balón de gol tras otro. Cualquiera que tiraba un desmarque contra la zaga pamplonica encontraba un balón preciso del capitán del Atleti que lo dejaba a placer del gol. Así falló un mano a mano Correa, otro Vitolo, que pese al fallo, estaba creciendo en el partido y aprovechó la oportunidad que le daba Simeone. Joao combinaba con el capitán, Trippier entraba por derecha, las ocasiones fueron tantas y tan claras que es difícil enumerarlas todas. El Atleti sometía a Osasuna jugando a dos toques, acabando todo sobre la portería de Herrera, que se convirtió en figura. Así, hasta que, en el sesenta y nueve, Correa asistió a Joao que hizo el dos a cero con un derechazo cruzando la línea de área.
Arrasate movió el banquillo pero el partido parecía sentenciado, no sólo por el resultado, sino por el abrumador dominio colchonero. Jugaba tan bien el equipo que Simeone no quiso tocarlo, llegaba el minuto ochenta y el argentino no había dispuesto ningún cambio, cosa rara en estos tiempos. Justo ahí, en una jugada aislada y un fallo de concentración de Savic, Osasuna recortó distancias con un gol de Budimir, que prolongó el centro sin que Oblak pudiese hacer nada. Parecía condenado al sufrimiento el Atleti, que tanto había perdonado, y se intuían diez minutos infernales, pero los gestionó bien. Simeone fue introduciendo hombres uno a uno para romper el ritmo del partido, entró Torreira, entró Lemar, entró Felipe y en el ochenta y ocho, el pequeño uruguayo culminó un contragolpe para matar definitivamente el partido.
Tres puntos importantísimos en un momento importantísimo. El Atleti dio la respuesta correcta, se sobrepuso a las bajas, a las rotaciones, y consiguió la victoria en un campo durísimo de esos que marcan mucho el devenir de las Ligas.
FOTO: GETTY IMAGES
1 noviembre, 2020
La posición de los laterales es muy incómoda en el equipo, siempre y cuando quieran subir por la banda.
Ayer, Hermoso, no se complicó la vida y subió por su banda poco o nada, mientras que Trippier se ve obligado a subir hasta el mismo córner sin perder de vista la defensa de su carril. Es un punto débil, en efecto, que han descubierto ya unos cuantos equipos y que Simeone estará intentando resolver.
El equipo necesita un lateral que tenga un guante en el pie y ese es Trippier, que ayer le puso un balón medido a Torreira para que marcara un golazo.
1 noviembre, 2020
Tengo que reconocer que ayer Tripier cumplió, y eso que cargaron el juego constantemente por su banda, es una alegría que mejore, espero se entone y me tape la boca de ahora en adelante.
1 noviembre, 2020
Yo he creído siempre que a los laterales se les ve menos las costuras, si el central de su banda esta presto para ayudarle. Y este a su vez si tiene un medio centro defensivo, que sabe cubrir el espacio que aquel deja cuando ayuda al lateral. Es un escalonamiento defensivo que suele dar resultado.
Por ello la llegada de Kondogbia y también la de Torreira solucionará muchos de los problemas que tienen los laterales. Y ojito con Hermoso que le esta cogiendo gusto al puesto.
Lo que ayer vimos fue una plantilla. Jugadores que saben que se cuenta con ellos.
Y lo de Trippier es que me tiene acongojao, la verdad. Me recuerda a los ingleses en el Happy Hours. Estás de p.m. con ellos cuando llegan, pero cuando llevan cuatro pintas, ya no sabes como va a terminar la noche.