Escrito Por José Luis Pineda on May 12, 2022 | 4 Comentarios

El Atleti visitaba el Martínez Valero a disputar un partido bastante especial, era el que hacía el número 400 de Simeone en su etapa como entrenador, era en el que podía cerrar, un año más, y van diez, su participación en la próxima edición de la Champions League y también, por qué no decirlo, todo esto iba a suceder con el escudo que la mayoría de la gente quiere de vuelta.

Todo salió a pedir de dulce, el Atleti ganó cero a dos, no sólo aseguró su pase a la máxima competición, sino que arrebató al Sevilla, todavía a falta de dos jornadas, el tercer lugar en la clasificación. Lo primero que eso significa es que los enterradores de Simeone, que todos los años ocupan las tribunas públicas, cada vez antes y cada vez con más frecuencia, tendrán que tomarse un descanso de nuevo. El gran fracaso que llevan diez años esperando tendrá que esperar, al menos uno más.

Respecto al partido, poca historia. Un Atleti serio y sobrio, que tuvo que recomponer su sistema a los cinco minutos por la lesión de Vrsaljko. Aunque Wass estaba en el banquillo, algo extraño sucede que hace que Simeone no le conceda minutos, ni siquiera en estas circunstancias casi obligadas. Entró Lodi a la izquierda y Carrasco cambió su posición del flanco zurdo de ataque al derecho defensivo. Se acomodó bien el Atleti al nuevo esquema y gracias a él llegó el primer gol. Fue una jugada en la que Lodi ganó la espalda en su banda y sirvió al centro del área chica donde Cunha entró a un remate de puro nueve que terminó en la red. Cunha fue sin duda el hombre de la primera parte, un delantero al que se vislumbra que tendrá muchos minutos con Simeone porque hace muchas cosas y la mayoría de ellas muy bien. Ataca los espacios con velocidad y hambre, pero también juega de espaldas, da pausa y opciones de pase, combina, retrasa para jugar de 10, aparece a los remates. Le falta definición, debe mejorarla, pero ahí hay madera para un gran delantero.

En la segunda mitad, el Atleti salió relajado en exceso y el Elche comenzó a dominar el juego. No había peligro, Oblak lo veía todo más o menos tranquilo. Cunha cedió el testigo de hombre del partido a Griezmann, un jugador que desde la lesión volvió en una versión menor, más apagada, sin el brillo que da siempre el gol. En esta nueva ubicación más retrasada, fue el canalizador del juego de ataque. Ya el primer gol vino por una apertura suya, pero en la segunda mitad, esa función fue a más. Todos los ataques prometedores del Atleti pasaron por él y culminó su buen partido con un pase a placer para que De Paul hiciera el cero a dos que sentenciaba el partido.

Tuvo minutos Suárez, que aprovechó para marcar el tercero, anulado por un más que riguroso fuera de juego. Terminó el partido, volvió la portería a cero, la solidez, la solvencia, los puntos, la Champions de nuevo, Simeone siempre. 400 partidos que han cambiado el club. 400 partidos para una nueva era. Ojalá y fuesen otros 400 más.