Contar cómo son los partidos del Atleti ahora casi daría para inaugurar un nuevo género periodístico. Cómo se puede explicar lo que está sucediendo domingo tras domingo ciñéndonos a los cánones de la crónica clásica. Volveríamos loco al lector, que por momentos voltearía la tapa del periódico, deslizaría el dedo hacia arriba en este caso, para cerciorarse del lugar en el que está y de que de verdad le están contando un partido de fútbol y no la traslación al césped de una novela peregrina que el que escribe ha tenido guardada en el cajón.
Llevamos todo el año buscando explicación a lo que sucede sin caer en la cuenta de que el Atleti es como la vida, en la que las cosas suceden, las más de las veces, sin que podamos comprenderlas. Ahondamos partido tras partido en la fragilidad defensiva, y buscamos culpables, motivos, Felipe, la concentración, el rigor, la contundencia. Puede que haya algo de todo eso pero en noches como la de ayer es más fácil cerrar los ojos y pensar que el Atlético de Madrid, además de un sentimiento infinito, es un concepto inexplicable y que a veces, como en la vida, las cosas que suceden a su alrededor no solo no atienden a ninguna secuencia de lógica o razón, sino que además son imposibles de entender. Así se explica lo que no puede explicarse.
Llegó el Getafe y el Atleti hizo veinte minutos muy buenos de fútbol, le dio para que Luis Suárez fallase un penalti que enmendó pronto Correa con un gol de calle. La euforia arrastró el juego hasta una jugada colectiva primorosa que sirvió el dos a cero para Cunha. Todo era fiesta en el Metropolitano, por fin un partido tranquilo, por fin una noche para disfrutar. Y entonces la nube negra, Borja Mayoral rematando un disparo fallido desde la frontal para el 2-1 y después, casi sin tiempo para pensar qué estaba sucediendo, dos penaltis ridículos que Unal convirtió en el 2-2 y el 2-3 respectivamente. La gente mirándose perpleja, como si viviesen instalados en una extraña película que ya estaba llevando todo a un guion exagerado. 7 minutos de alargue que sirvieron para que Correa, siempre Correa, cabecease el 3-3 al descanso.
En la segunda mitad, una nueva expulsión por una entrada a destiempo de Felipe y, cuando todo estaba en contra, cuando ya no parecía haber fuelle para nada más, cuando el partido moría, el cronómetro llegaba a su fin, Hermoso que recoge una asistencia desesperada de Joao y en una media chilena pone el 4-3 en el marcador y la pasión se desborda por los vomitorios de un estadio que parece a veces un plató de surrealismo.
Qué más da todo lo demás, Reinildo titular en la izquierda, Llorente en el lateral, Kondogbia de nuevo en el once de partida, o los cambios de De Paul, Joao y Hermoso. El buen fútbol, el mal fútbol, el infortunio, la suerte robada, el tipo de negro corriendo, gritando y apretando puños de esa manera desesperada en la que solo aprietan los puños aquellos que son capaces de vivir de manera cotidiana sin intentar explicar aquello que no puede explicarse.
Foto: clubatleticodemadrid.com
14 febrero, 2022
Inexplicabilidad es una de las principales cualidades del Atlético de Madrid, si no la mayor, y en ella reside su gracia, al menos para mí. Perder con cualquiera y ganar a cualquiera, eso es exactamente lo que espero siempre que pase y suele pasar, por mucho que a veces me gustara que fuese más fiable. La excepción es la funesta regla de perder siempre con el malhadado vecino, que también sólo se rompe de forma excepcional.
Y yo, que sé tampoco de este juego como el que más, sigo pensando que Hermoso debería jugar mucho más cerca del área rival que de la propia, porque vaya dos golazos de delantero que lleva.
14 febrero, 2022
Tan poco, obviamente. Malditos Correctores!
14 febrero, 2022
Hola, de toda la vida hemos dicho que el atleti es capaz de lo mejor y de lo peor, pero desde que llegó el Cholo eso parecía haber cambiado y la seguridad y la fe y la decisión inquebrantable de nuestros jugadores empezaba a desmentir ese dicho… hasta ahora.
Lo que nos preguntamos todos es ¿por qué? ¿cómo el atleti ha vuelto a ser «impredecible» cuando desde la llegada del Cholo era «predecible»?
Pues no lo sé, ni lo se yo ni lo sabe nadie, pero analizando el partido de ayer yo afirmo esto:
1. La preocupación de los centros laterales la han trabajado y va mejorando, contra el Getafe los sacó todos Savic o algún defensa.
2. La preocupación por los «errores puntuales» también se ha trabajado y va mejorando, si queremos incluir los dos penaltis con manos de rebote como «una mala decisión» del jugador pues allá cada cual.
3. La debilidad defensiva se ha trabajado y va mejorando, nos quedamos con 10 y el Getafe sólo hizo un tiro a puerta.
Yo tengo fé en el trabajo y la mejora de este equipo, quiero decir que aunque el partido pareciese una locura descontrolada ya se vieron mimbres de mejora y de trabajo… ahora a seguir.
Saludos
14 febrero, 2022
Yo no echaría las campanas al vuelo porque el juego del equipo sigue sin ser el adecuado.
Hay que recordar que el rival era el Getafe, equipo con garra pero sin gol, y al Atleti le hizo tres, el primero de ellos impropio de un equipo que aspira a estar entre los tres primeros de la clasificación.
La defensa no juega con seguridad, se sigue incrustando en el área pequeña dejando mucho espacio al borde del área, Savic, aparte de la «Savicada» que costó la expulsión de Felipe, se hinchó a despejar balones a los pies de los jugadores del Getafe, que no estuvieron finos, pero que hubieran sido regalos de oro para otro equipo con mayor potencial ofensivo.
El trabajo en el centro del campo, sobretodo de Kondogbia alivió mucho a la defensa.
Los dos penaltis son un caso «made in Atleti», no me imagino a un equipo de los poderosos de Europa cometiendo esos dos penaltis y en un mismo partido.