Todo está siendo como el amor de verano adolescente. Llega la chica a la que esperas ver durante todo el año y, siendo la misma, viene tan cambiada, renace la ilusión, te acercas, sientes que todo a su alrededor parece maravilloso. Los previos en la pretemporada ya barruntaban un amor así, pero en el primer partido oficial, en Getafe, por la primera jornada de Liga, el Atlético de Madrid de Simeone brindó la sensación del tierno romance del verano a todos los que le profesan ese amor eterno e innegociable.
Cero a tres, con dos goles de Morata y uno de Griezmann. Un resultado contundente, justo con la imagen que mostró el Atleti, sobre todo al inicio del partido, en el que salió con la convicción de arrastrar al Getafe en torno a Soria, su portero, y asediarlo hasta que llegase el gol. Formó Simeone con los dos fichajes titulares: Nahuel en su posición natural, la de lateral derecho, lo que permitió a Llorente jugar en la posición en la que ha de ser decisivo y Witsel de central; ya venía demostrando durante los partidos previos que ajusta como un guante a la necesidad que tiene Simeone ahí, Giménez en su lesión perpetua y la buena salida de balón del belga lo han hecho un fijo a las primeras de cambio y eso es mucho decir en un equipo de Simeone. También fue titular Saúl, de interior, de lateral, a buen seguro que a él se le han olvidado ya las etiquetas y ha aprendido a valorar lo que significa jugar cada minuto en la élite, lo mostró en el campo, a propios y críticos.
Con Koke dirigiendo magistralmente la orquesta, y Lemar de lugarteniente, el Atleti salió en tromba en busca del gol que llegó pronto, fruto de otra de las conexiones sobrevenidas y mágicas. Joao asistió con caño incluido a Morata, que desde la frontal y de zurda, batió por bajo, ajustado al palo, y abrió el camino de la goleada.
Tras el gol hubo algo de relajación, que aprovechó el Getafe para atosigar con centros laterales que mostraron que ese dinosaurio sigue todavía ahí. Pudo empatar Borja Mayoral al final de la primera parte, y pudo hacerlo Enes Unal al comienzo de la segunda fruto de la misma carencia, pero de nuevo Joao conectó con Morata con un pase inverosímil al interior del área que el madrileño culminó con un zapatazo de zurda a la escuadra. Con la tranquilidad del marcador resuelto, el Atleti jugó a placer, Simeone dio relevos y minutos. Entraron De Paul, Carrasco y Griezmann primero, y Correa y Cunha después. El francés rompió su desastrosa racha goleadora con un gran tanto desde la frontal previo pase de Joao y la goleada pudo ser más abultada, pero Morata, Carrasco, Joao o Griezmann fallaron ocasiones claras.
Lejos del glamur de los goles también hay que destacar la contundencia de Reinildo, que sigue elevando el nivel de la defensa, y, pese a sus imprecisiones en los centros, el acople de Molina, debemos recordar que no es fácil encajar de primeras en un once de Simeone. Así arranca el Atleti esta temporada, brindando un maravilloso amor de verano a todos sus hinchas. Por lo visto en el campo, tienen todo el derecho para desbocar la ilusión. Ya se encargarán los que ocupan los despachos, de aquí hasta que el 31 de agosto se cierre el mercado, de ir sembrando pequeñas pesadillas cotidianas en los ilusionantes sueños rojiblancos.
