El Atleti llegó al Benito Villamarín conocedor del resultado del Barcelona, que se había dejado dos puntos en su casa frente al Valencia. Enfrente estaba el Betis, un equipo que ha apostado sus fichas a la Copa y que el pasado miércoles disputó una prórroga que le granjeó a la postre seguir vivo en el torneo. El partido fue todo lo contrario que cualquier hincha del Atleti hubiera esperado, exceptuando tal vez la actuación árbitral, y eso concluyó con una derrota que deja los anhelos de la Liga en vagos sueños de verano.
Morata llegó directo al once titular, y formó en ataque con Griezmann, Lemar y Correa a los costados, Thomas y Rodrigo en el doble pivote, Juanfran, Arias, Giménez y Lucas en la defensa. Oblak espabiló a los suyos con un paradón descomunal a cabezazo de Feddal en el minuto tres y, desde entonces, el equipo se dedicó a especular. El Atleti le dejó la posesión al Betis, como se preveía, y los locales se encomendaron a la luz de Canales, un futbolista que hizo un partido excelso, sin errores, mejorando siempre las jugadas, con una clarividencia del juego de esas que hacen que los equipos se construyan en torno a él. Los de Simeone, en cambio, no mostraron estar en pugna por la Liga, dejaron el tiempo pasar, tal vez confiados de que el desgaste de la Copa haría mella en su rival en la segunda mitad, el espacio al que ha entregado gran parte de la temporada.
Y efectivamente así fue, el Betis dio un paso atrás tras el descanso y el Atleti empezó a empujar en campo contrario en busca de la victoria, el único resultado que le era válido en Sevilla. Griezmann aparecía aquí y allí, Morata lo intentaba, cayendo a banda, dando movilidad al ataque; Correa arrancaba quedándose a medias, Lemar parecía perdido en su melancolía. Pudo marcar el Atleti en un penalti claro cometido por Feddal a Morata, pero ni el árbitro, el catalán Medié Jiménez, ni de manera inexplicable el VAR concedieron una pena máxima que entraba en el rango del escándalo desde la primera repetición vista. En la siguiente jugada, una mano involuntaria de Filipe, que había entrado tras el descanso sustituyendo a Arias, llevó al colegiado catalán al punto fatídico, sin duda y con premura. Marcó el Betis y cambió el guion del partido y el Atleti se dio cuenta de nuevo de que pelear por la Liga es una empresa casi imposible, no sólo se ha de combatir la regularidad de dos trasatlánticos, se ha de hacer también esquivando las piedras que el sistema coloca en el camino de los que lo intentan. Con todo, pudo empatar pronto Griezmann con un disparo desde fuera del área que se fue al palo; no parecía aquélla la tarde del Atleti.
Entraron Vitolo y Kalinic por unos desacertados Lemar y Correa y el partido continuó con las camisas cambiadas, el Betis sin querer saber nada del balón, resistiendo, el Atleti a la desesperada, intentándolo con el canario, con pelotas colgadas, pero todo fue inane, se acabó el tiempo, se fue la posibilidad de recortar puntos por esa lucha imposible y quedó la certeza de que este Atleti no está para ganar la Liga, porque carece de la ambición que se necesita para derrumbar el complejo sistema del bipartidismo, le falta determinación y sobre todo contundencia. Lo positivo es que todavía hay tiempo suficiente como para que Simeone consiga devolver el hambre aquella, la presión aquella, la exigencia aquella que hace tan poco tiempo venció contra todos los elementos. El espejo está cercano, conviene mirarse en él para reconocerse.
Foto: atleticodemadrid.es
4 febrero, 2019
El Atleti perdió ayer su segundo partido de Liga, quizá el Atleti no esté para ganar la Liga, pero cuando ves que el equipo de España, próximo rival en el Metropolitano, lleva seis derrotas en esta Liga (eso si, ninguna desde que se quejaron del arbitraje tras el partido de la Real Sociedad) y nadie se rasga las vestiduras y sigue acaparando los titulares en los medios más importantes de este pais como si no pasara nada, como si estuviera todo controlado y, si encima ves, que ese mismo equipo que levantó tres Champions (con ayuda evidente) lo hizo en una quedando a diecisiete puntos del campeón de Liga, lo lógico es plantearse si es necesario ser un superequipo para ganar la Liga.
4 febrero, 2019
suscribo al cien por cien sus palabras, ayer se vio una falta de ambición alarmante. penoso.