Llegaba el Athletic al Metropolitano a calibrar sus opciones de Champions, el Atleti estaba con el agua al cuello, sabedor de que el único objetivo posible ya es no perder lo que es tuyo, y eso a veces no resulta muy motivador, sobre todo, como es el caso, cuando se ha perdido la perspectiva del valor que tiene eso que ya parece normal que te pertenezca. El caso es que los de Simeone estaban ante una final para preservar la plaza Champions y la ganaron, en un encuentro en el que fueron superiores a los de Valverde en todo momento, se mostraron como un equipo mejor que pudo haber incluso abrochado un resultado escandaloso.
Empezó mandón el Bilbao, pero duró poco, en seguida los de Simeone tomaron el control de las operaciones. Koke hizo un buen partido para dirigir el ataque, Llorente y Lino fueron presencias constantes y amenazadoras, supliendo el apagón de Griezmann. Por la izquierda vino el uno a cero, en el que De Paul enganchó un disparo en la frontal que venía rebotado de una internada de Samu Lino. El Athletic parecía entregado a la causa, desnortado, sin mucha capacidad de reacción, todo estaba controlado hasta que algunos infraseres lanzaron gritos racistas a Nico Williams a la salida de un córner y ahí se produjo una escena desconcertante. El árbitro avisó al delegado siguiendo el protocolo, el resto del estadio no sabía qué ocurría, si VAR, si objetos, si qué narices estaba interrumpiendo aquello, hasta que se hizo el aviso por megafonía y ya la incomodidad se apoderó de todos. ¿Por qué la acción de cuatro insensatos, por nombrarlos generosamente, tiene que condicionar la imagen y la presencia de miles y miles de personas? ¿De qué manera puede atajarse de una maldita vez? La incomodidad se trasladó de la grada al césped y aquello resultó con el empate de Nico Williams, justicia poética, al borde del descanso.
En la segunda mitad el Atleti supo resarcise, impuso su dominio y ganó el encuentro merced a la voluntad de Llorente y Lino, y de los goles de angelito Correa, que resolvió un mano a mano que le puso en bandeja Koke con un pase magistral y de Lino, en su jugada típica recortando hacia la diestra. Después, pudo haber matado el cuarto el brasileño en alguna contra, pero no tuvo acierto. Con el partido resuelto, el espectáculo se trasladó a la grada. El Fondo sur coreaba a Simeone y en el otro extremo del estadio hubo alguna protesta, el Fondo sur clamó contra la dirigencia y en el otro extremo del estadio hubo alguna protesta. Es lícito disentir y diría que a veces es hasta sana la discrepancia, pero a veces cuesta intentar justificar a aquellos quienes pitaban un cántico de apoyo a Simeone. ¿Dónde han estado estos últimos doce años? ¿Dónde estuvieron en los doce anteriores? Tal vez en ningún lugar, o tal vez sí, y esas protestas no sean más que la manera de decir que hay otra forma de entender esto, por más que algunos no queramos que así sea, es difícil y habría que analizarlo a fondo. El partido acabó con el ambiente enrarecido y con seis puntos de ventaja, a falta de 15, para asegurar la plaza Champions. El objetivo de la dirigencia parece que va a cumplirse, está claro que el objetivo de la grada no.
28 abril, 2024
Enésimo acto racista amparado bajo una camiseta del Atleti y en el mismo sitio de siempre, en el fondo de la vergüenza.
Dará lo mismo que expulsen al energúmeno en cuestión, porque otro similar a él en ese mismo fondo, tarde o temprano volverá a repetir el acto deleznable.
Aunque no representan a nadie, el daño ya está hecho, al equipo que estaba jugándose la vida en el campo, a la imagen del Atleti y a su escudo.
Espero que sirvan de algo las palabras de Koke: «Gente así sobra en el fútbol y en la sociedad».
1 mayo, 2024
Cuando Nicolás, supongo será su nombre, se muestre igual de sensible e indignado frente a los miles de vándalos etarras amparados en el fondo de su estadio, esos que fueron a agredir, o matar qué sé yo, en un bar de Bilbao, a pacíficos aficionados atléticos antes de un partido, los mismos que agredieron luego con su bien entrenado y financiado estilo «kaleborroka» a los policías de su región, cuando se enoje de verdad porque esa manada de descerebrados, cerriles e intransigentes salvajes abuchean y silban el símbolo de 45 millones de compatriotas y exija que se pare el partido, aunque lleve 40 años esperándolo, me lo podré tomar en serio. Gritarle, si es que eso ocurrió realmente, porque más de 50.000 personas no parecen haberlo oído, uh,uh,uh a un negro, solo retrata al imbécil que lo hace. Y si la persona negra lo toma como insulto personal, el problema de raza lo sufre él. Todos somos primates superiores y no sé por qué va a ser más ofensivo gritarle eso a un negro que a un blanco, cuando todos reciben insultos, mofas, desprecios, pitos y cualquier lindeza parecida en todos los partidos.
En este final de los tiempos que vivimos y padecemos, donde los crímenes continuados son ignorados y acallados, y las estupideces perseguidas con saña y fijación programadas, la desproporción de las medidas que se toman alcanza niveles delirantes. Racismo habría si negros, moros, o lo que fuere, no pudieran jugar, asistir, ni participar de ningún modo, o con limitaciones, a este circo, pero no es el caso ni por asomo.
Nicolás, si ese es su nombre, es un estupendo extremo, un jugador de fútbol profesional, y por tanto una figura pública a la que mucha gente seguirá y con la que otra mucha se meterá. Si no lo puede soportar, que cambie de actividad. Si hubiera que parar los partidos por insultos, no habría fútbol. Somos maleducados, zafios, groseros y nuestro comportamiento resulta muchas veces bochornoso. Todos sabemos que el fútbol es, entre otras muchas cosas, una vía de desahogo para una sociedad alienada.
Y si con un gobierno de criminales mafiosos, una casta mediática de asalariados y vendidos al poder, una sociedad de maleducados ignorantes, que es lo que tenemos, se pretende luego que una multitud de decenas de miles de aficionados encerrados en un estadio y amparados en la masa, se comporte civilizadamente, respetuosamente, ejemplarmente, estamos haciendo el ridículo.
Sí,sí,venga, que se cierre parcialmente el estadio unos cuantos partidos, así aprenderán. ¿En serio? ¿Quiénes? Y las lecciones vienen del gobierno del parejo que regala subvenciones a los empresarios con los que previamente se ha reunido, mientras disfruta de un cargo a dedo para el que nunca tuvo cualificación, pero eso nunca, nunca,nunca es tráfico de influencias. Qué va. Las lecciones de tolerancia vienen de quien pretende callar a quien ose criticarle. Que no me afeen el espectáculo, las migajas y el circo que le doy a la chusma, que ando muy ocupado forrándome y vendiendo el país a cachos. Y si no, los vuelvo a confinar, que son idiotas y se creen todas las farsas, y les impongo asistencia virtual y que lo vean por la caja tonta que controlo, que ya sé cómo se hace y lo puedo volver a hacer.