El cántaro y la fuente (1-1)

El Atleti venía avisado del partido que inauguró su curso liguero y de la primera vuelta extraordinaria que están realizando los de Machín. Efectivamente, el Girona no fue una perita en dulce. Planteó un partido serio, con sus líneas muy juntitas, con once jugadores desbocados en pos de la causa común, plenamente ya conscientes de que tienen en su mano, en su esfuerzo, en su concentración en cada detalle, ser la sorpresa de esta Liga por lo general aburrida y previsible.

Simeone dispuso una alineación ofensiva. Dejando el medio para Thomas y Saúl, Correa y Carrasco a los costados, Diego Costa arriba como referencia y Griezmann desplazándose con libertad por detrás, intentando encontrar su sitio en la media punta. El partido se hizo feo porque el Girona defendió bien y el Atleti no encontraba la manera de penetrar la defensa rival con los problemas que le acucian cuando ha de llevar la iniciativa. No es una cuestión de hombres, ni de número, es una cuestión de concepto grupal. El Atleti malgasta la posesión en horizontalidades inanes cuando tiene que construir la jugada desde cero. Con Filipe fuera del equipo y Vrsaljko fuera de tono, pierde los laterales, tal vez el arma principal de la que dispone para provocar desequilibrios. Así, se hizo cuesta arriba llegar hasta la portería de Bounou que, no obstante, salvó el marcador en un par de ocasiones ante Correa. En el 34 Griezmann hizo el gol que necesitaba el Atleti culminando así una buena actuación, en la que fue el único facilitador de la fluidez ofensiva del Atlético. Remató una prolongación de Costa dentro del área y situó al Atleti en el punto en el que había soñado estar desde que dio comienzo el partido.

Desde entonces, ocurrió lo de siempre, los de Simeone se dedicaron a esperar que pasase el tiempo y llegar al final con un uno a cero que de tan acostumbrado ha perdido la agonía, pero a veces se cruza la fábula del cántaro y la fuente. El Girona, lejos de salir de su planteamiento inicial se reforzó en él, como si el gol no hubiera sucedido. En la segunda parte el Atleti lo intentó y a punto estuvo de batir a Iraizoz, que tuvo que sustituir al portero titular por lesión, pero los acercamientos eran tímidos como un adolescente ante su primera declaración de amor. Simeone tal vez cometió el error de empezar a pensar en el siguiente partido y sacó a Griezmann, también a Costa, aunque éste adujo molestias musculares, y justo en ese momento en el que no ya solo Simeone sino toda la grada pensaba en el martes, el Girona aprovechó otro renuncio a balón parado y le sustrajo la victoria al Atleti. Era el minuto setenta cuando Portu había igualado el partido pero en el Metropolitano se filtraba el ambiente de que, aunque hubiese tiempo, no habría capacidad para la remontada. Así fue. Transcurrieron los minutos y el Atleti lo intentó por la derecha, con Thomas y Carrasco tratando de combinar, pero aquello acabó en poco. Muy poco Saúl y muy poco Koke para poder generar la jugada que hubiese dado la victoria. Un empate que no sirve sino para seguir sumando por jugar la Champions, un empate que descarta la disputa de la Liga y que deja al Atleti, ahora sí, pensando en que el martes en el Pizjuán se va a jugar un puñado importante de las ilusiones que le quedan para esta temporada.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

 

 

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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