El prisma por el que se puede interpretar la temporada del Atleti tiene muy diversas caras pero sin duda la más influyente se mostró en el Metropolitano frente al Sevilla. 21 remates contra el marco de Vaclik realizaron los de Simeone para acabar empatando a dos un partido en el que uno de los goles fue anotado por Morata de pena máxima. Se puede leer la temporada a través de muchos y diferentes cristales pero el de la lacerante falta de gol los acabará ensombreciendo a todos.
Frente al Sevilla, dos puntos por delante y ocupando la tercera plaza, el Atleti se enfrentaba a la primera final del año. Simeone sustituyó la baja de Thomas con Llorente, que completó un partido con un gran desplieque, y la de Lodi colocando a Hermoso en el lateral. Con Joao Félix recuperando la plaza de titular, salió con brío en busca del partido, necesitaba imperiosamente una victoria para recuperar su lugar. Al cuarto de hora, Joao entre líneas dio el primer apunte de su gran actuación metiendo un pase en profundidad a Morata, que encaró mal el primer control orientado y eso le hizo rematar con menos ventaja de la que hubiera debido tener. Aun así, fue casi un mano a mano que el delantero madrileño, en su acostumbrada bisoñez frente al gol, dejó escapar. Como respuesta, en el primer acercamiento del Sevilla, Navas penetró con facilidad por la banda de Hermoso, Savic midió mal en el corte y dejó a De Jong sólo dentro del área para que el holandés fusilara a Oblak en el primer acercamiento andaluz.
El Atleti acusó el golpe y trató de reponerse volviendo al tono inicial. En una pelota parada, Felipe remató y Diego Carlos interceptó dentro del área con la mano; el rebote cayó a los pies de Joao Félix al borde del gol y fue derribado por Gudelj. Dos penaltis en uno que el colegiado Hernández Hernández no acertó a ver. El VAR le reconvino y tras una larguísima y extraña pausa, el canario fue a consultar con el monitor. A la vuelta, por fin, decidió pitar penalti, no sabemos cuál, ni tampoco el motivo de tanta demora en una jugada que fue tan clara desde la primera repetición. Empató el Atleti con gol de morata desde los once metros y casi a renglón seguido, Koke robó en el medio y condujo hasta la línea de tres cuartos para ceder a Joao, que se internó por su izquierda en el área y batió a Vaclik con un tiro que contó con la ayuda de Jordán, que desvió tirándose al suelo. El Metropolitano enloquecía pero los hombres de Simeone no supieron contemporizar y permitieron la reacción rápida del Sevilla. Un paradón sobre la línea de Oblak acabó en los pies de Ocampos, que se giró inteligentemente para provocar un penalti que le hizo torpemente Trippier. Tampoco el colegiado lo vio en primera instancia, y de nuevo el VAR lo reconvino, tardando muchísimo, yendo finalmente a ver lo que parecía tan claro, como antes. Ocampos completó su gesta haciendo gol a la derecha de Oblak y poniendo de nuevo las tablas en el marcador. Así, con seis minutos de añadido, terminó un primera parte extraña plagada de goles.
En el segundo acto, el Atleti quiso la victoria ante la pasividad del Sevilla, que se conformó demasiado pronto con el empate. Simeone sacó a Hermoso y metió a Carrasco en el partido, retrasando a Saúl al lateral, en una clara declaración de intenciones. Más tarde entraría Costa por Morata y Vitolo por Joao, a diez minutos del final. Ninguno de los dos últimos cambios aportaron nada al partido: Costa es una sombra del jugador que fue, muy fuera de forma, desconocido. Vitolo apenas entró en contacto con el balón en los diez minutos de los que dispuso. Pero sí fue determinante Carrasco, que quiso en todo momento, que buscó el uno contra uno, que trató de explotar su velocidad y que tuvo en sus manos la definición del partido, y la falló. Primero en un disparo desde la frontal fuera del área, que detuvo Vaclik a contrapie y cuyo rechace no pudo amartillar Morata y después en una de estas jugadas soñadas por los delanteros y que rara vez se le presentan en la vida real en toda su carrera, Diego Carlos despejó mal desde casi la línea de gol y Carrasco controló en el área pequeña, la pelota le quedó bajo su dominio, con un pequeñito bote para preparar el fusilamiento y con toda la portería por delante. Todo el estadio esperaba el gol y se encontró un balón en las nubes, el sueño deshecho, la pesadilla de la acuciante falta de gol de nuevo ahí.
Mientras estuvo en el campo, Joao lo intentó de todas las maneras posibles, bajando a tres cuartos, organizando el juego, filtrando el último pase, disparando a la menor ocasión. Fue el jugador que se espera que sea, el Atleti creía a lomos de su creatividad. Percutía Trippier por la derecha, metía centros medidos que nadie alcanzaba a rematar, se giraba Correa, chutaba, los balones se estrellaban en los rivales, en Vaclik, sobre la valla de publicidad. Costa tuvo un disparo cruzado en el interior del área muy muy claro, y así, una tras otra, hasta veintiuna veces, que no fueron suficientes para que el Atleti pudiera doblegar al Sevilla e insuflar así un poco de aire a su maltrecha posición en la Liga.
Fue un buen partido oscurecido por la falta de acierto, mal endémico de este equipo. El margen de error se agota. La lucha será dura, la transición debe acelerarse porque el camino hacia la próxima Champions no permite muchas más dudas.
Foto: atleticodemadrid.com
8 marzo, 2020
No he visto el partido. Donde estoy era media noche y a esas horas está todo cerrado. Así que cuando me levanté me enteré del resultado. He leído varios resúmenes del partido y también algo de radio.
Lo bueno de la jornada es que nadie se ha llevado los tres puntos, de los que estamos luchando por estar en estos puestos de Champions. Va a ser muy difícil, hay mucha igualdad y nadie gana con claridad.
Por lo que se ve el Liverpool tampoco está siendo tan claro ganador en los últimos partidos.
8 marzo, 2020
Fue un buen partido que debió ganar el Atleti porque tuvo oportunidades de sobra para ello.
A veces es difícil entender como jugadores profesionales pueden fallar ocasiones claras de gol por un mal golpeo de balón. Pero esa es la diferencia entre un equipo que opta a títulos y otro que no, la eficacia de cara al gol. Para algunos la culpa de esos errores la tendrá Simeone desde el banquillo.
Lo negativo del partido fueron esos minutos de falta de concentración tras el 2-1 que permitieron al Sevilla llegar muy fácilmente al área para conseguir el empate.
Todo indica que habrá que sufrir hasta la última jornada, es decir, habrá que ser fiel a la historia del Atleti.
Finalmente, quiero felicitar al Atleti Femenino por su impresionante victoria en Turquía frente al Besiktas, ante 33.000 espectadores, con un equipo formado principalmente por jugadoras del filial.
8 marzo, 2020
Somos líderes en empates, 12 en 27 partidos. Y aunque sólo lleva menos derrotas que nosotros el vecino, 2 ellos por 4 nosotros, el déficit de puntos que arrastramos por ese exagerado récord de empates no es, para mí, fruto de la mala suerte ni de una inercia negativa, sino la consecuencia lógica de la desesperante actitud mostrada durante la mayor parte de la temporada y que ha sido jugar a no perder. Ayer no fue el caso porque sí se buscó la victoria pero sí lo ha sido en la mayoría de las veces. Hemos perdido la cuenta de en cuántos partidos se ha tirado a la basura todo el primer tiempo, y no digamos de las veces en que hemos dejado de atacar nada más lograr un miserable gol. Pues al debe del entrenador, como es lógico, por más que aquí disfrute de bula vitalicia. Solo con la mitad de esos esmpates convertidos en victorias mediante una actitud ganadora, y no son cuentas de la vieja sino lo que este juego acostumbra a dar cuando lo buscas, estaríamos peleando por una de las Ligas más baratas en décadas, en vez de arrastrarnos penosamente para alcanzar un 4º puesto pecuniario.
Nuestros delanteros marcan pocos goles ( solo el Bilbao, entre los 12 primeros, ha marcado menos que el Atleti ). Pues al debe, también, del entrenador que es quien los ha elegido. Los 2 por más de 50 millones, por cierto, que no se los han traído del rastro. Yo no sé si Costa gozaría aún de los últimos beneficios de la duda por no haberse recuperado del todo de sus lesiones y operaciones, pero hemos oído decir tantas veces a su entrenador que lo ve bien en los entrenamientos, para verlo luego todos fatal en los partidos, que parece esperanza vana que pueda volver por sus fueros.
Nunca me ha gustado Savic. Es el clásico defensa o jugador que, cada vez que falla, provoca un gol en contra. El primero de ayer del Sevilla es todo culpa suya, una acción calamitosa para dejar solo al delantero. Nunca le perdonaré que se le escapara Benzema por la línea de fondo, cuando era lo único que tenía que tapar, en aquella semifinal de Champions en el Calderón. ünica ocasión de verdad, en toda mi vida, que he sentido que el Atleti fuera capaz de una remontada gloriosa,
y que él mandó al limbo con su incapacidad. Tampoco le disculparé nunca que se le escapara Ramos en Milán, por mucho que el deportivo central rival estuviera en fuera de juego em su gol. Lo dicho, supongo que no será mal tío, solo faltaría, pero no me gusta un pelo. Hubiera preferido mil veces a Miranda, aun con 35 años, o al chaval de las gafas que está cedido en el Deportivo, Montero.