El héroe acude al rescate

Hay historias que deben ser contadas desde el final. Historias en las que la proeza del héroe es de tal dimensión que ensombrece todo lo demás, lo convierte en mero contexto, en liviana introducción. La historia del partido que enfrentó al Atleti y al Alavés es una de ellas. Era el minuto ochenta y seis y todo iba a concluir con el esperpéntico penalti que el colegiado Munuera, con la infame colaboración del VAR, había decretado para gloria de todos aquellos que se retuercen incómodos cuando observan la clasificación. Era el final. El Atleti ganaba por un exiguo uno a cero, el partido terminaba y con ese penalti todos esperaban la constatación de una depresión, la culminación de todo este tiempo en el que aquello que pudo salir bien salió mal y lo que podía salir mal salió peor. Agarró la pelota Joselu, tomó carrera y golpeó a media altura, con fuerza, cruzado al palo derecho del portero, uno de esos penaltis que consideramos bien tirados, inaccesibles para el guardameta. Pero en frente no había un portero cualquiera.

Oblak, criticado en los últimos tiempos por aquellos que siempre gustan exigir más para poder denostar, aquellos mismos que degradan a un equipo que llevan su segunda mejor puntuación histórica en la Liga, aquellos que le daban la Liga por ganada, aquellos que ahora se relamen ante la posibilidad cierta de que no la gane, aquellos que son siempre los mismos, los que retuercen las estadísticas, las falsean, hasta hacerte creer que Oblak no sabe parar penaltis cuando es el mejor especialista en ello de la Liga. Para todos ellos, el cancerbero del Atleti puso el silencio, la desesperación, la angustia en todos y cada uno de sus rostros. Oblak dio un paso adelante, dejando su pierna zurda sobre la línea para cumplir con la nueva regla y se estiró. Por un momento todo se detuvo, el estadio redobló el silencio en el que ahora vive, el cielo pareció apagarse como aquella mañana en las Termópilas donde las flechas consiguieron tapar el sol. Y cuando la vida se reanudó, la mano derecha de Oblak había rescatado todo, la victoria, la moral, la alegría, la confianza, la convicción de que este equipo, contra todo, contra todos, va a seguir peleando hasta el final, como reza su espíritu fundacional, como mandan sus valores.

Antes de eso, el partido fue duro para el Atleti, que venía de caer ante el Chelsea, de ver como su abismal diferencia en la Liga se menguaba poco a poco mientras sus perseguidores alcanzan su mejor momento en la temporada. La presión externa, la merma física provocada por el COVID, la angustia de cuando las cosas se tuercen. El Alavés de Abelardo planteó una primera parte perfecta para jugar con todo eso. Se posicionó bien, fue con concentración y firmeza a cada balón, dejó a Pellestri, un extremo rápido, como verso suelto para salir a la contra y consiguió su propósito. Un Atlético maniatado, desesperado y angustiado: nada le salía.

Al comienzo de la segunda mitad Simeone no hizo cambios, había salido con su once casi de gala, con la defensa de tres centrales con Carrasco y Trippier a los laterales; Koke flanqueado por Llorente y Lemar y Suárez acompañado de Correa arriba. Tras el entretiempo, se aceleró el juego, los movimientos empezaron a encontrar respuesta en la velocidad de toque, Koke se volvió todavía más omnipresente y en seguida llegó el gol que lo liberaba todo. Una jugada precisa, Koke, Lemar, Llorente, que acabó con centro de Trippier y un cabezazo de delantero caro con el que Suárez abría el marcador. En el arreón posterior al gol estuvo la tranquilidad, tal vez el borrón y cuenta nueva para afrontar esta última fase de la temporada, pero apareció Pacheco, el infortunio, el larguero. Falló Suárez, falló Carrasco y sobre todo falló Llorente, que fusilaba al equipo vasco para el dos a cero cuando una mano milagrosa y el travesaño rompieron el ensueño. El Atleti debía sufrir.

Transcurrió todo controlado hasta que llegó la jugada del penalti absurdo, inventado, el Alavés apenas había inquietado hasta que llegó ese momento fatídico que se convirtió en glorioso. El Atleti sufrió hasta la extenuación, pero ganó agarrado a sus dos puntos más distantes: Suárez y Oblak. Oblak y Suárez. Una victoria para desanudar un poco la angustia, para relajar los ánimos, para recuperar la confianza y recordar que este equipo puede pelear, y lo hará hasta el final.

Foto: atleticodemadrid.com (Rubén de la Fuente)

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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3 Comentarios

  1. Como ahora hay un parón por medio en la Liga, va a haber tiempo para hacer cosas en la plantilla. Creo que una de ellas será recuperar fuerzas y unir a todo el grupo en esta miniliga de diez partidos.
    El año pasado sucedió con la pandemia y sucedió que el peor equipo de Febrero de los que estaban arriba, que fue el Real Madrid, se recuperó y le salió bien. Eso si con plena apoteosis del VAR.
    Digo todo esto, ya que viendo la actitud que muestra con nosotros el VAR, va a ser difícil que con nosotros sea solidario.
    Para mí, viendo el futbol como tal, no hay penalti en la mano del defensa del Alavés de la misma forma que no hay penalti en el «gesto» de Savic.
    Hay jugadas como la mano de Felipe, que reclama Butragueño en el Derby, que nunca pueden ser consideradas como tales. No. La mano penalizable tiene otros aspectos para así catalogarla.
    Si me refiero mas a este apartado del partido que al partido de futbol en si, es por la razón de que una jugada tan facil de considerar no puede ser la que pueda determinar el ganador final.
    Estaba Oblak para aplicar la justicia, menos mal.
    Luego hablamos del partido y de los equipos.

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  2. El discurso del título de Liga está calando hondo por más que Simeone se esfuerce en que nos centremos solo en el partido siguiente.

    Hacer cuentas a largo plazo en un equipo como el Atleti es peligroso, sobretodo cuando ves que un simple detalle en un partido te hace perder dos o los tres puntos y cuando se depende del criterio poco fiable de determinados árbitros.

    Respecto al equipo, se puede percibir un cansancio preocupante en algunos jugadores a los que parece que les cuesta seguir el ritmo de juego, es un bajón físico que debe solucionarse cuanto antes.

    En el partido de ayer hubo un detalle que puede ser significativo del estado físico y anímico de la plantilla. Ocurrió en el descuento de la primera parte cuando se produjo un córner a favor del Atleti, lejos de querer sacar el balón rápidamente, el equipo no tuvo ni la menor prisa en hacerlo.

    El descanso de ahora debe ser clave para recuperar (siempre que no se lesionen ni Koke ni Llorente con la selección) y pensar única y exclusivamente en el Sevilla.

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  3. Estoy de acuerdo con ustedes. Pudo no ser penalti lo de nuestro defensa, pero por Dios, no digan que este año nos están perjudicando los árbitros. Pregúntenle al Cádiz por ejemplo, no lloremos cuando hay más motivos este año para no criticar a los árbitros, que otreos. En cuanto a que podamos ganar la liga, lo veo muy negro, ya que al Cholo, no le duele en prendas decir públicamente que tanto el Barsa como el Madrid, no van a perder ningún partido. Esto es decirle a sus jugadores, que no le ganarán al Barsa.

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