Hay partidos en una temporada que no sólo marcan una trayectoria, sino que luego son recordados por la importancia que tuvieron en el devenir de esta. No son necesariamente los enfrentamientos con los grandes, sino aquellos choques aparentemente insulsos que desarrollan una historia propia, partidos que refuerzan o crean una característica que al final es determinante. El del Atleti en Vitoria fue uno de esos que, si todo sale bien, será recordado como el inicio de algo.
La primera parte fue espesa, con los de Pablo Machín empleando todos sus recursos en defenderse con disciplina, en no dejar espacios, en incomodar a un Atleti que había salido con Correa y Suárez arriba, dejando a Joao en el banco. Uno de esos partidos del norte, fríos, mal encarados, en los que la posesión no sirve de nada porque los aguerridos hombres de Vitoria no dan lugar al avance. Así transcurrieron cuarenta minutos hasta que, en uno de los pocos errores locales, en la salida de balón, Suárez interceptó y asistió a Llorente, que avanzó en slalom diagonal, buscando el hueco en la frontal hasta que lo encontró y enganchó un disparo de zurda que batió a Pacheco con la colaboración de un leve rebote en los pies de sus defensores.
En la segunda mitad, el guion dictaba que el Alavés saliese de su posición defensiva y que el Atleti intentase matar partido al contragolpe. Así fue en cierta manera, porque, aunque los babazorros salieron muy tímidamente, el Atleti tuvo ocasiones sobradas para sentenciar el encuentro. Lemar, Carrasco, Llorente, Suárez … no acertaron a resolver el marcador, pero para mayor tranquilidad de los colchoneros, los vitorianos se quedaron con un hombre menos por expulsión de Laguardia tras un terrorífico patadón a Lemar.
Se movieron los banquillos y Simeone dio entrada a Saúl y Joao. Parecía coser y cantar para los madrileños, pues el Alavés, con un hombre menos, apenas ya lograba pasar del centro del campo. Todos esperaban el segundo gol, o el final, hasta que en una pelota suelta que quedó en el medio, Joselu, uno de los recién ingresados apuró una carrera por banda izquierda para meter una pelota al centro del área. Llegaba con ventaja Felipe en la marca de Lucas, pero el defensa brasileño, en el despeje, pegó un zapatazo a la escuadra de Oblak que supuso un inesperado empate. Era el minuto ochenta y cuatro y parecía imposible que el Atleti fuese a dejar escapar dos puntos en un partido en el que iba ganando, y en el que el rival, que jugaba con diez, prácticamente no había tirado a puerta.
Daban ganas de bajar los brazos y recorrer todo el camino a Madrid lamentándose por los puntos perdidos, pero el equipo, al empuje de un Koke que había jugado un partido excepcional, dio el último aliento, metió al Alavés en su área de nuevo con una paciencia impropia de la situación y así, en una jugada combinativa, apareció Joao dentro del área para servir un centro a Suárez que empujó el segundo gol del partido y que dio una victoria que, no por merecida, ya resultaba inesperada.
El equipo lo celebró como si fuese el gol de un título porque el equipo sabe que ese gol, esa victoria, ese partido, será uno de los que se recuerden, si todo termina como debiera. Simeone, en vez de marcharse a la carrera al vestuario, como suele, se quedó sobre el césped y abrazó uno a uno a los jugadores que lo abandonaba. Porque Simeone sabe que ese gol, esa victoria, ese partido, será uno de los que se recuerden, si todo termina como debiera.
Foto: atleticodemadrid.com
4 enero, 2021
Es posible que todos recordemos este partido cuando, a final de temporada, celebremos algo si esto sucede. Pero también debemos significar que fue gracias a dos goles que los consiguieron, un descarte de Zidane y un jugador al cual le está pagando su ficha su club de procedencia. Vaya «lechuga» y vaya «gordo» que dejaron escapar.
Eso si, lo que no debemos dejar de señalar es que esto es producto del trabajo de Simeone.
Suarez se está convirtiendo en un soldado, de esos que los anti-Simeone señalan como jugadores que solo tienen carácter. Se ve en lo que se puede apreciar de un partido en la televisión, que ya tiene «autoridad» en los compañeros y se le ve el punto de solidaridad que todo gran jugador a la hora de dejar un balón a otro jugador mejor situado.
Luego están los medios de comunicación. Las grandes cadenas no están al servicio del oyente o del que está viendo el partido por television. No, están al servicio de aquel que les aporta mas audiencia.
Lo del ayer en la COPE en un programa que se llama «El Tertulión de los domingos» clama al cielo. Dura alrededor de una hora. Pues ayer le dedicaron un espacio de unos 20 minutos a criticar al Barca, otros 20 a la renovación de Ramos y el Real Madrid, por ultimo otros 20 al Sporting de Gijón y sus contagios y 0 minutos al Líder de la Liga Española.
Son una banda.
4 enero, 2021
Yo vi Estudio Estadio y el tiempo que le dedicaron al Atleti fue para decir que está prácticamente cagado de miedo porque siente el aliento en el cogote del Trampas SA. Que se está dos puntos por encima y que tiene por jugar dos partidos más, se obvia o directamente se justifica para que con un milagro divino o federativo resten puntos.
Luego están los supuestos seguidores del equipo a los que no les basta con ser líderes, todo está mal y todo habría que cambiarlo por algo de fuera y probablemente peor, dan lecciones a no se sabe quien y se creen capaces de comerse a dios por una pata a la menor. Vaya fauna!!!
Pd. Hay un carcamal llamado Pedro Pablo San Martín, escribidor de as, que merece capítulo a parte. Qué hemos hecho para merecer esto!!!
5 enero, 2021
Ben, lo vi. No quería referirme también a él, para no extenderme. Están a sueldo de Florentino y no representan a su profesión.
Siempre hablan de «mis fuentes» no de lo que ellos pueden conocer a través del trabajo.
Sus fuentes son la información que quieren los clubes que salga al publico.
Ahora, defienden el que el Real Madrid no se haya acogido a los ERTES, cuando es bien sabido que Florentino siendo presidente Del Real Madrid y de sus empresas, que trabajan para todo el entramado publico, no era ético acogerse en una sola de sus empresas y hacer lo contrario en el club.
Sus empresas han seguido trabajando para el sector publico. Ese era el dilema.