Quo vadis, Antoine Griezmann

Es Antoine Griezmann un futbolista muy especial, para lo bueno y para lo malo. Para la bueno, porque sus cualidades futbolísticas tienen poca discusión y, para lo malo, porque parece tener aquello que se ha dado en llamar ahora “la cabeza algo mal amueblaba”. Esto último le ha llevado, por un lado, a cometer cierto tipo de deslices fuera del campo de juego (léase en forma de declaraciones o de otro tipo de cosas) y, por otro y animado por prensa y otro tipo de aduladores profesionales, a tratar de “querer comer en la misma mesa con Messi y Cristiano”. Y el Griezmann «centrado» es un crack, un futbolista excepcional… pero, de ahí, a estar al nivel de Messi (sobre todo) o Cristiano hay un trecho; y no pequeño, precisamente.

Recapitulemos: fue Griezmann un futbolista captado en Francia por ojeadores de la Real Sociedad, cuando, en su país, todavía no era suficientemente conocido o valorado; gran acierto por parte del equipo de scouting del club txuri-urdin. Y ya desde su debut con el primer equipo de la Real Sociedad, en la temporada 2009/10 y pese a estar los donostiarras en la Segunda División del fútbol español, empezó a dar muestras de ser un futbolista tocado por los dioses. Y desde ese año en Segunda y los siguientes en primera, comenzó a llamar la atención de los grandes. Y uno de los mayores interesados fue, desde el primer instante, el Atlético de Madrid. Pero, ciertos rumores (o realidades) sobre la vida de Griezmann fuera del campo (otra vez, la “mala cabeza”) disuadieron a los colchoneros de ficharlo mucho antes de lo que lo hicieron.

Y, cuando pareció había sentado la cabeza el Atlético acometió definitivamente su fichaje en el verano de 2014. Fueron duros los primeros meses; y no es algo achacable, ni mucho menos al jugador, sino a los métodos y estructura de equipo de Simeone: la experiencia demuestra es tremendamente complicado entrar en este equipo; y, para certificar esta teoría, solo hay que echar un vistazo al rendimiento de los fichajes de los dos o tres últimos anos (Vrsaljko, Carrasco, Kranevitter, Vietto, Gaitan, Gameiro …); y, para los derrotistas o advenedizos, no todos pueden ser malísimos. No lo son, de hecho; desde un punto de vista estrictamente futbolístico.

Pero, poco a poco, fue asentándose y dando un rendimiento más que notable. Y no solo eran los goles: una vez adaptado al “método Simeone”, el preparador argentino lo convirtió en un “futbolista total”: por un lado, lo reconvirtió de extremo o jugador de banda a segunda punta, desde donde pudo explotar al máximo su instinto goleador y, por otro, le dio la motivación necesaria para apoyar al equipo donde fuese necesario; no era raro, en absoluto, ver al francés participando en la creación de juego o defendiendo y recuperando balones en su propio área, si el equipo lo requería.

Pero llego el verano de 2017. Y los rumores sobre la marcha de Griezmann y, sobre todo, sus contradictorias declaraciones (y las «cosas» de su hermano, otro que parece no tener la cabeza excesivamente amueblada) sobre su deseo de permanecer en el Atlético o buscar nuevos horizontes, empezaron a crear una fractura importante entre el francés y la afición. Su pobre juego en los meses de octubre y la primera mitad de noviembre, condicionado también por el pobre rendimiento conjunto del equipo ayudaron poco. Y ahora, que parece haber despertado, apoyado en la mejora del equipo y en la definitiva presencia en las alineaciones de Simeone de un ‘9’ puro por delante de el (Gameiro), el francés tiene otra cara absolutamente diferente en lo que se refiere a su aportación en ataque. Sin embargo, sigue sin ser, ni de lejos, el “futbolista total” que llego a ser en muchos tramos de las dos últimas campañas; y que le llevaron a “querer comer en la misma mesa que Messi y Cristiano”.

Y es probable que el verano próximo deje definitivamente el Calderón (lo siento, uno es un romántico y no se hace a la idea) y busque nuevos horizontes y nuevos retos. United y Barcelona parecen los destinos más probables (en el PSG parece imposible sea titular). Pero, en este punto, cabe preguntarse los siguiente: ¿por qué se va? ¿A por más dinero? Puente de plata, no seré yo quien discuta esa razón. ¿A por más títulos? Puede que en el Barcelona; en el United, habría que planteárselo. ¿A comer en la misma mesa que Cristiano y Messi? No, muy difícil lo consiga.

Seguirá metiendo goles, no hay ninguna duda de ello. Pero volver a ser el FUTBOLISTA que fue (y, para los no iniciados, no hablo solo de goles) parece tremendamente difícil si se va del Atleti. Y no es que el Atleti sea, ni mucho menos, mejor o peor; es que la experiencia demuestra que la mayoría de jugadores, apoyados en el bloque, alcanzan un rendimiento mucho mayor en el Atlético de Simeone que fuera de él. En caso de duda, Arda Turan podría dar algunas referencias.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

 

 

Autor: Vicente Soto

Nacido en Madrid, Criado en Ferrol. En Grenoble por trabajo. Ingeniero dedicado a las finanzas. Apasionado del fútbol. Atlético "a muerte". Socio nº 7646

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