Correa no ha dicho la última palabra

Aunque en los últimos días parece que los rumores se enfrían, sentía uno (y sentiría, si finalmente se hubiera producido la salida) una mezcla de sensaciones contrapuestas al ver partir a Ángel Correa del Metropolitano con destino Milán: por una parte, la sensación, buena, de que las cantidades de que se hablaba como contraprestación por su traspaso eran una cantidad más que notable por un jugador que apuntó, y apunta, bastante pero que jamás llego a explotar; por otra, la sensación (horrible) de que fue un jugador que sacrificó todo por jugar en el equipo europeo del que era aficionado de pequeño (este sí, hay fotos que lo prueban), que nunca tuvo un mal gesto ni una mala palabra y que, si miramos los números en los cinco años en que ha permanecido de rojiblanco, no son, ni mucho menos, algo que deba obviarse.

Ángel Correa (Rosario, Argentina, 9 de marzo de 1995) es otro claro ejemplo de futbolista sudamericano nacido en familias numerosas (diez hermanos), en barrios humildes y que, gracias al fútbol fue capaz de esquivar la delincuencia y la droga. Hincha ‘a muerte’ del club de su ciudad, Rosario Central (lleva su escudo tatuado), tras pasar por dos clubes de su ciudad natal – Alianza Sport y Tiro -, ficharía por las categorías inferiores de San Lorenzo de Almagro con apenas 12 años. Allí fue creciendo y quemando etapas de forma vertiginosa hasta llegar a debutar en la Primera división argentina, de la mano de Juan Antonio Pizzi, con apenas 18 años, el 31 de Marzo de 2013. Su progresión, ya en la máxima categoría argentina,  fue tan meteórica que, en pocos meses, ya se hablaba del interés de grandes clubes europeos por hacerse con sus servicios… siendo el Atlético quien lograra su fichaje en mayo de 2014, tan solo 14 meses después de su debut en Primera.

Pero, para lograr su sueño de jugar en el equipo del que era hincha (Rosario es otra cosa), Correa aún tuvo que superar un obstáculo más: en el pertinente reconocimiento médico previo a su fichaje por el Atlético, se le detecto un problema cardíaco que, aunque no le ha imposibilitado seguir jugando al fútbol, sí hizo que hubiera de operarse y posponer un año su presentación oficial con el Atlético de Madrid, que tendría lugar, finalmente, el 10 de Julio de 2015.

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Correa celebra en el Metropolitano. Foto: Rubén de la Fuente

A partir de ahí, 30 goles y 28 asistencias en los 188 partidos en los que ha defendido la camiseta rojiblanca; y cabe decir aquí que  los números serían mucho mejores si obviamos la pasada campaña en la que su rendimiento, por diferentes circunstancias, bajó bastante: 25 goles y 24 asistencias en 139 partidos. Pero, aun siendo notables sus números, por mucho que algunos (demasiados) quieran desmerecerlos, lo más importante en Correa son sus intangibles. Por una parte, su comportamiento y calidad humana: nunca una mala palabra, nunca un mal gesto, siempre acatando las decisiones del entrenador, fuese o no titular o, sobre todo, jugando prácticamente siempre fuera de su hábitat natural, la media punta, entendida como un segundo delantero jugando por detrás de la(s) punta(s) de lanza.

Y, por otro y en el plano estrictamente futbolístico, Ángel Correa es uno de esos jugadores que uno los ve y sabe que puede esperar siempre de él cosas ´diferentes´ del resto, esa magia, esa imprevisibilidad, ese girarse hacia donde nadie lo espera, ese ´no estar y aparecer por sorpresa´ son cosas al alcance de muy pocos elegidos.

Pero (porque casi todo en esta vida tiene un ‘pero’) a Correa le sigue faltando un ‘algo´ para triunfar definitivamente en el Metropolitano; tal vez, le falta dar un paso adelante cuando se ha ido convirtiendo con veintipocos años en uno de los jugadores mas veteranos del equipo, tal vez le falta evolucionar en su fútbol, comenzar a plasmar (más) todo lo que ha ido prometiendo desde muy joven y ahí, posiblemente, y en el crecimiento del Atlético como club que le ha permitido fichar a jugadores que hasta hace poquísimos años eran impensables (Lemar, Joao Félix…) algunos piensen que se le ha escapado el tren del Atlético.

Tal vez, el gran problema de Correa en el Atlético es, salvando las distancias, el que tuvo Arda Turan o tiene Coutinho en el Barcelona: más allá de un recurso o situación puntual, no ha tenido capacidad para jugar en medio campo y, puestos a jugar en posición de atacante, los titulares son mucho mejores que ellos: Correa puede jugar en mediocampo partiendo de banda; sí, pero esa no era su posición natural. Y su sitio por naturaleza es la media punta (o segundo delantero); y ahí, Griezmann em años pasados y Joao Félix, este, son mucho mejores que él.

Volviendo a la disyuntiva inicial y a las sensaciones encontradas, a uno le hubiera pesado más la mala, si Correa finalmente se hubiera marchado del Metropolitano y que lo hubiese hecho, en cierto modo, por la puerta de atrás. Me dirán los pragmáticos (y llevaran razón) que es una consecuencia colateral del crecimiento del club, que quien viniera a reemplazarle sería una realidad y no una eterna promesa pero, el día que uno vea el fútbol desde los ojos del pragmatismo, dejará de ver fútbol.

Tiene 24 años, lleva cinco con nosotros y llevamos casi seis oyendo hablar de él; en el futbol, cinco o seis años son ‘la vida entera’ pero tiene solo 24, que a nadie se le olvide, con las condiciones que tiene aún puede romper en crack. Dicen sus críticos que (casi) siempre decide mal; que, en el terreno de juego, siempre toma la decisión equivocada; permítanme refrescarles la memoria a estos críticos y decirles que, salvando las tremendas distancias, el Luis Suárez del Ajax tomaba todavía peores decisiones que Correa. Y es que a veces, la toma de decisiones, y no sólo en el ámbito del fútbol, no es sino una cuestión de madurez.

P.D. En estos cuatro años, ha podido jugar mejor o peor, ha podido estar más o menos acertado pero lo que nadie puede dudar es que Ángel Correa ha defendido siempre con orgullo y dando todo lo que tenía la camiseta del Atlético de Madrid. Por tanto, más allá de lo puramente futbolístico, críticas a este chico debería haber las justas y necesarias; de hecho, me parecen una absoluta falta de respeto en este caso.  Que luego nos venimos quejando de los mercenarios y de los que no sudan la camiseta.

Angelito Correa tendrá una nueva oportunidad, y todos lo estamos esperando.

Fotos: Rubén de la Fuente

Autor: Vicente Soto

Nacido en Madrid, Criado en Ferrol. En Grenoble por trabajo. Ingeniero dedicado a las finanzas. Apasionado del fútbol. Atlético "a muerte". Socio nº 7646

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2 Comentarios

  1. Cuando caigo en la curiosidad malsana de leer comentarios de lectores, es un decir, en noticias o crónicas del Atleti en los 2 tebeos que no hace falta nombrar, siempre concluyo que no debería perder el tiempo con la cantidad de basura que es capaz de arrojar la gente. Ahí se juntan en proporción estupefaciente los analfabetos funcionales, los cretinos de toda laya, los ¨maestros» de la táctica, los frustrados entrenadores, los envidiosos, los desmemoriados, en fin, toda la ralea que con su opinión gratuita y anónima alimenta con clicks las difíciles finanzas de los medios digitales. A veces uno duda seriamente de que esté compartiendo afición con toda esa colección y espera que la mayoría silenciosa sea verdaderamente mayoritaria.

    Por lo que respecta a Correa, todos le maldijimos cuando el penalti estúpido de Turín. Pero a mí no me cabe duda de que el destino decidió elegirlo a él, no sé por qué, para ofrecerlo en sacrificio, encarnando en su menudo cuerpo la culpa de un fracaso que nos temíamos que ocurriera. Cuando el repelente narciso llevaba ya 2 goles ¿ veremos alguna vez el segundo en una imagen real, no en una animación ?, todos, yo desde luego, sabíamos que tendríamos que tragarnos el sapo de su triplete y de la eliminación. Era algo que iba a suceder. Y Correa fue el elegido por la providencia futbolera para personificar el desastre y arrostrar la culpa

    A mí me gusta y me cae bien. Y cuanto más ferozmente le critican, mejor me cae. La historia de su operación de corazón, de su costurón, de que el Club no le dejara tirado, de que él aguantara y se recuperara, es muy bonita. Una de esas historias por las que uno ama al Atleti.
    Además, hace movimientos imposibles. Eso es maravilloso porque nadie más lo hace. Como jugador revulsivo, me parece incomparable. Y el año pasado, a pesar de su irregular rendimiento, no sólo marcó el golazo al Valencia que refrendó la enorme diferencia de puntos entre el 2º y el 4º, sino que en el derbi de la vergüenza, uno más, hizo un robo sensacional a Casemiro cargando legalmente con su cuerpo como el chico listo que muchas veces es, y le dio un pase de gol a Antoine sencillamente maravilloso. No sé cuánto jugará este año, pero si empezara a decidir mejor, a mí me parece perfectamente capacitado para hacer 12 ó 15 goles por temporada. Lo que nunca creí, por muy disparatado que ande el negocio, es que nadie pagara 50 millones por él.

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  2. Básicamente el problema de Correa es que su entrenador le sitúa en el campo en una posición que no le corresponde.Un jugador de su físico y características no puede estar el 70% del partido defendiendo en su campo.Es un jugador explosivo y con agilidad mental en el área.Cuando juegue de delantero será un jugador capaz de marcar entre 10-15 goles por temporada.

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