“Ni que el Atleti fuese todo en la vida” es una frase que me ha perseguido siempre. Y seguramente persiga a todo aquel que haya hecho locuras por el Atlético de Madrid, sufrido como nadie en las derrotas o celebrado efusivamente victorias. Los hay que entienden el fútbol como un pasatiempo de fin de semana. Un plan más para pasar la tarde-noche de los domingos. Un mero divertimento con el que llenar la agenda, como pudiera ser un día en el cine o en el teatro. No los juzgo, tampoco quiero que ellos (ni nadie) juzguen lo que a continuación voy a describir.
La última vez que pisé un campo de futbol, allá por marzo, fue uno de esos días que acaban estampados en el álbum fotográfico de la memoria. Un partido que arrancaba semanas atrás, cuando en un grupo de WhatsApp se empezó a quedar y organizar un plan. Ninguno sabíamos por entonces que aquel iba a ser el último en mucho tiempo. Abrazos, cerveza, cánticos, pinchos, raciones y anécdotas. Pones la oreja, escuchas, aprendes. Te impregnas de lo que ha sido el Atlético de Madrid y su gente durante estos años. Aportas tu opinión, asienten. Otro trago a la cerveza. Una camiseta de colección, un cuadro pintado con el corazón. Y cuando te quieres dar cuenta es la hora de pagar y empezar a marchar al estadio. Nadie ha hablado aún de fútbol.
Llegas a la carpa, ya hay bastante gente. Empiezas a reconocer caras, saludas. Un abrazo de un chaval que te presentaron hace un año y desde ese momento ha hecho todo por hacerte sentir en familia. Un chaval de Liverpool. Piques “ya veréis cuando vayamos allí.” Risas. Bebe rápido que toca entrar. Un cacheo. “Voy al servicio.” Bajas a la grada, buscas tu sitio. Infla el globo que el tifo sino no sale. Tifo. Abrazos, palmeos, alegría. Llega el gol. Otro abrazo, efusivo. Risas, más piques. Uno que va a Liverpool sin entrada y le da igual. “Me meto a un bar, aunque sea a verlo, pero hay que estar.” Envidia. El árbitro pita el final. Abrazos más fuertes. “Traeros el pase.” “Nos vemos en dos semanas.”
Dos semanas después no nos vimos. Han pasado siete meses y aún seguimos sin vernos y sin disfrutar en una grada. Tras pasar una de las experiencias más jodidas de mi vida me acordé de aquel día. Me acordé de cuánto necesitamos al Atlético de Madrid y, tras ver el partido contra el Villareal, de cuánto nos necesita el Atlético de Madrid a su lado. Por mucho que quieran contarte en tertulias, diarios o radios, uno no es plenamente consciente de la realidad hasta que no se empapa de ella. Por eso siempre diré que ser hincha del Atlético de Madrid te aporta una serie de valores que trasciende mucho más allá del césped y forjan un carácter especial. “Dicen que el Atleti no tiene nada que ver con la vida. No sé cuánto saben de la vida, pero del Atleti saben muy poco.”
Foto: GETTY IMAGE
5 octubre, 2020
“El Aleti no es todo en la vida” pero a veces sucede, como me sucedió a mi la semana pasada, de alguna forma te ayuda.
Yo formo parte de un equipo de vela olímpica, no como competidor si no como “tactico” (Así me llaman).
Me encargo de recoger informes de un grupo selecto de rivales, de sus velocidades en regata, de sus puntos fuertes en la navegación y también de dónde muestran mayores debilidades. Junto a eso, a nuestro equipo, les paso informes de sus pasos por boya, sus maniobras, cómo se comportan en las superaciones de marca y de su situación en las salidas.
Esta semana pasada hemos estado en Austria, en el lago Attersee, compitiendo por el Campeonato de Europa. Solo hemos podido celebrar 12 regatas de las 17 programadas por falta de viento. Una pena. Una organización perfecta, un lugar de una belleza extraordinaria y con la nieve a doscientos metros.
Pongo siempre en la terraza de la habitación mi camiseta del Aleti, como bandera. Mi habitación daba al lago, así que desde el agua siempre se podía ver la camiseta. Hasta en alguna de las mangas de la regata nos ha servido como punto de referencia en tierra para las salidas.
El primer día de competición nos marcamos un tercero, un quinto y un…..UFD. Un fuera de linea que mi patrona lo negaba y no lo admitía. Es más colchonera que yo, por eso uno de sus barcos se llama “Aleti, tal y tal”, y fuimos a reclamar al Juez de Regatas.
Con el Juez de Regatas, inglés, ya hemos tenido alguna que otra y en cuanto nos vio, lo primero que nos dijo es que “presentemos videos que respalden nuestra protesta”, sabiendo que el único que tenia la imagen era él. Le hablamos de nuestra posición en la salida y de que a estribor teníamos a un barco ¡¡ingles!! que si nosotros estábamos fuera, el también tendría que estarlo. Nada. Después de suplicarle que nos enseñara el video del visor, nos desestimó y no nos quitó la sanción de 30 puntos.
A cenar, con un empute del carajo ya que ese UFD que había sido un cuarto nos sumaba 26 puntos más. En plena cena, se me acerca un “paisano italiano” y me dice “Juve 3, Aleti 0”. Le digo que no estoy para bromas y le explico la razón.
Le veo que se “encabrona” y me dice ¡¡¡NO!! ESP28 no estaba UFD!! Yo tengo la salida en mi video!!!
Le digo que me la muestre. Me la enseña y cierto, nuestra posición era buena, era el ingles quien no estaba bien.
Le digo que me lo pase y nos vamos a la oficina de regatas. En la oficina nos dicen que estamos fuera de tiempo y que no pueden hacer nada.
Nos vamos al hotel donde se encuentran el Comité de la organización y buscamos al Juez. Le encontramos y le decimos si él “puede comprobar que nuestro video es el mismo que él tiene” su respuesta nos deja atónitos ”Si mañana a primera hora queréis reabrir, acusad al equipo inglés de que está fuera de linea”. Le digo que no, que yo no soy fiscal. Y tiene razón ya que realmente es así. Hay que presentar otra causa y eso va a perjudicar a un tercero, lo cual te va a pasar factura en el agua.
Además nos dice que “la perspectiva de la linea no es la mas adecuada” entonces el “paisano italiano” que nos había acompañado suelta “La camiseta del Aleti en tierra, el visor y mi cámara que está en alto si están en linea, tres puntos, luego ESP28 no está fuera”.
Decidimos no abrir y terminamos el campeonato en 6ª posición con esa penalización.
Ayer tarde, al terminar, estábamos viendo la clasificación final y se acercó el “paisano italiano” y sacó la calculadora y dice ¡¡ porca madonna, esa penalización os ha sacado del podium!!.
Tengo un amigo ¡¡¡Bianconeri!!!.
A Corrado Bissaro que así se llama el “paisano italiano” le he prometido una camiseta del Aleti firmada. Me la tendré que currar, la quiere con la firma de !!!Cerezo!!!. Hemos quedado en Enoshima 20-21.
5 octubre, 2020
Viendo el pasado sabado el partido contra el Villarreal echaba de menos al publico del Metropolitano, esos jugadores que con el aliento del fondo sur (que contagia al resto del campo) hubieran metido un gol seguro y nos hubieramos llevado los tres puntos y a esta hora estariamos con los de cabeza.
Cuanto echamos de menos el no poder asistir al Metropolitano y vivir esos momentos tan felices con los amigos con la familia y poder animar a nuestro equipo.
Me invade la tristeza al no saber cuando volveremos a pisar ese estadio, la vida no me parece la misma sin esos momentos y espero que podamos vernos otra vez animado al Atleti.
Un saludo
5 octubre, 2020
Interesante narrativa que relaciona al Atleti con un deporte magnífico como es la vela. Parece un castigo que el Atleti allá por donde vaya, casi siempre lleve aparejada junto a una pasión inexplicable, una historia de injusticia. Lo raro es que no apareciese un madridista de debajo de una piedra para tacharte de victimismo.
Aunque no se que es peor si un madridista dando lecciones de fútbol o un italiano que quiere una camiseta con el nombre de Cerezo.
Un recordatorio también para las chicas del Femenino, que consiguieron la victoria frente al Espanyol, en una temporada que se avecina muy dificil porque ya «han desembarcado» las merengues, y lo han hecho como si las tricampeonas de Liga fuesen ellas, con Teledeporte en directo y con los comentaristas vaticinando muchos años de clásicos.