Me tatúo el teletexto

El otro día me dio por recordar la final de Copa 2011. Sí, esa que nosotros no jugamos y que enfrentó al duopolio en el partido que todos querían, y quieren siempre. Ese día también jugó el Atleti. Sentados en un bar de la zona de levante, mi padre y yo veíamos el partido con la más absoluta indiferencia y el único, y difícil, deseo de que perdiesen ambos. Al rato, uno de los parroquianos empezó a hablar y contar batallas, para deleite del resto del local que dejaba de prestar atención a la tele y empezó a jalear al personaje en cuestión.

Decía ser albañil, de un pueblo manchego y del Atlético de Madrid. A continuación comenzó a relatar sus tiempos en la grada, sus viajes y anécdotas. Un cumulo de situaciones variopintas en las que no faltó ni el más mínimo detalle escatológico. Estaba en pleno apogeo, únicamente un par de personas, ataviadas de blanco, prestaba atención al televisor.

Éramos varios los que pecábamos de sentir rojiblanco viendo aquel infame partido y, cuando nos significamos como tal, el personaje en cuestión quiso pagar una ronda a todos los “hermanos” allí presentes. Los dribblings de Di Maria, las gambetas de Messi, los codazos de Ramos o los pases de Xavi no importaban, la fiesta era otra. Allí, entre risas, nuestro albañil rojiblanco rememoraba los tiempos pasados: La Recopa, las dos Copas del Rey en el Bernabéu, el doblete…  Cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.

Llegó el turno de la etapa actual, a pesar de la Europa League y de la final de Copa la actuación en el torneo de la regularidad era más bien pobre, y así se encargo de recordarlo nuestro pintoresco personaje. “Anda cuando nos pusimos líderes… Ponía el teletexto y la decía a la parienta, me voy a tatuar el teletexto.” Frase lapidaria, todos riendo. Los vikingos del bar no entendían nada, se habían dejado llevar por la corriente que poblaba el local y ya no prestaban atención a “su Madris.”

Han pasado 9 años, casi 10, de aquello. Otra de las noches que me confirmó que la verdadera esencia que forma el Atlético de Madrid procede de su gente. El fútbol es secundario cuando se trata de representar una forma de vida que atrae a propios y curiosos. No sé qué será de aquel hombre que me dio uno de los momentos más memorables de mi vida con ese otro Atlético de Madrid, pero gracias a Simeone y sus muchachos debe haber una especie de Michael Scofield con jornadas, goles y puntos adosadas al cuerpo, cicatrizadas y a medio cicatrizar, dando tumbos por la geografía española.

Autor: Marcos Martín

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2 Comentarios

  1. Marcos, en mi casa hay varios coches, pero en los malos ratos yo siempre he sacado del garaje el mismo. La Caddy.
    Es una furgoneta que cuando iba al mercado a comprar, todo el mundo me saludaba. En la puerta delantera de la izquierda está el nombre de nuestro restaurante.
    Hasta la Guardia Civil de Trafico me han parado en plena autopista para hacerse una foto con la Caddy. He visto hacerse a chicas y chicos fotos con la Caddy. Hasta Roncero, el madridista, se quedó mirándola un buen rato.
    Ahora, ya no voy al mercado con ella, van mi hija y mi yerno con otra mas grande, que también en los laterales lleva el nombre de los restaurantes. Dicen que no les saludan tanto como a mí. Yo lo que creo es que no les saludan. Los nombres de los restaurantes están bien, pero no es igual.
    Se me olvidaba Marcos.
    El techo de la Caddy esta pintado en rojiblanco y el capot luce un escudo del Aleti mas grande que casi el mismo capot.
    Si pides la cuenta en el restaurante, te sale con el escudo del Aleti. Si pides una tarjeta de visita, la tienes con el escudo del Aleti y cuando entras en el restaurante, pasas por debajo de la bandera del Aleti. Seas del Barca o del Madrid.
    Tenía un pequeño barco y se llamaba»Aleti, tal y tal». Con él, una de mis hijas fue Campeona de España en su modalidad y subcampeona de Europa. Un arbitro nos pitó en la ultima boya y no pudimos ser campeones de Europa. Era de suponer.
    Fundé un equipo y se llamó Atletico Puerto Rico y vestía de rojiblanco. Hicimos buenas temporadas.
    Pero lo mas grande que me ha sucedido es cuando Don Jesus Gil nos mandó una carta el 22-01-02, para felicitarnos y sacar en las pantallas del Calderón, mientras se daban las alineaciones del Atletico y del Leganés, unas imágenes con un texto dedicados a mi mujer, que en aquellos momentos tenía una grave enfermedad.
    Tengo amigos en Alemania, Inglaterra, Dinamarca, Holanda, Noruega, Irlanda, Escocia y algún otro país europeo.
    Todos saben que en nuestros restaurantes se come bien, pero sobre todo que soy del Aleti.

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