Fin de Copa (3-1)

Al Atlético de Simeone se le atragantan las remontadas. En estos seis años, ha sabido elaborar un tratado acerca de cómo se ha de lavar la ropa cuando el marcador está a favor, pero cada vez que ha tenido que apelar a la gesta, llamar a la acción para dar vuelta a una eliminatoria adversa, el resultado no ha sido tan bueno. Sevilla fue una estación más en ese tortuoso viaje. En el segundo veinticinco calmó el Pizjuán cualquier vislumbre de hazaña, destapando una de las principales vergüenzas del Atleti esta temporada, la falta de concentración en momentos puntuales y dolorosos.

El caso es que después, el partido frente al Sevilla se convirtió en una mezcolanza extraña de la que es difícil sacar conclusiones. El Atleti perdió bien perdido, pues un marcador de 3 a 1 no refleja duda ni permite excusas, pero es cierto que, tramo a tramo, hasta la ocasión fallada por Correa, la sensación de que los colchoneros podrían alcanzar las semifinales estaba latente, en el ambiente propio y también en el ajeno. Con el golazo de Griezmann vinieron los mejores minutos. Fundamentalmente por la derecha, Vrsaljko se redimió de su despiste en el primer gol sevillista y fue un puñal en su costado lanzando centros que ni Gameiro, ni Griezmann, ni tampoco Correa alcanzaron a rematar a gol. El Sevilla tenía el miedo y el Atleti la ambición por remontar y seguramente alguno de aquellos goles errados hubiese cambiado mucho la historia.

En la segunda mitad ocurrió lo que nadie esperaba, de nuevo el Atleti salió dormido y Saúl emborronó su gran partido con un penalti absurdo que sirvió para sacudir de golpe toda la incertidumbre que atenazaba a los sevillistas. Pese a todo, en la ocasión de Correa, solo, a bote pronto, casi en la frontal de área pequeña, incapaz de hacer gol, estuvo el punto inflexión definitivo de un partido del que podrían haberse hecho análisis muy distintos si ese gol entra. Pero la distopía está bien en la literatura, el fútbol no entiende de imaginaciones.

Así, juzgando con el resultado, el Atleti ha dejado escapar la segunda competición por la que luchaba. Todavía quedan ilusiones, esperanzas, pero también se van acumulando rémoras. Simeone ha de tener la virtud de corregirlas, si no quiere que las notas en junio, como él insiste y ha de ser, vengan cargadas de suspensos.

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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