4 de noviembre de 2017. El Atlético de Madrid acaba de ganar al Deportivo de la Coruña gracias a un solitario gol de Thomas Partey. Acumula seis victorias y cinco empates en Liga (demasiados empates, pero no tan malos números para haber jugado más encuentros fuera de casa que en el Metropolitano, suponiendo que esto último sea jugar en casa) pero, he aquí el verdadero problema, cero victorias, tres empates (dos de ellos, frente al modestísimo Qarabag) y una derrota que dan como resultado una clasificación casi imposible, salvo milagro, en Champions.
Se habla de crisis; de división en el vestuario; de que el “modelo Simeone” está acabado; de que su método y su discurso ya no calan igual entre los jugadores; de que jugadores clave que nos hicieron grandes (Miranda, Costa, Arda, Raúl García) se han ido y no se han encontrado buenos reemplazos; de que la base del equipo (Juanfran, Gabi, Godin, Filipe, Koke…) ya tiene, salvo el último, demasiados años; de que el equipo no tiene identidad, algo que, jugase mejor o peor, siempre tuvo con Simeone; que Griezmann y sus devaneos veraniegos hacen que su cabeza ya no este centrada aquí…
12 de diciembre de 2016, algo menos de un año atrás. El Atlético de Madrid ha perdido, en las últimas siete jornadas, ante Sevilla, Real Sociedad y Villareal a domicilio y ante el Real Madrid, en casa. Se habla de crisis; de división en el vestuario; de que el “modelo Simeone” está acabado; de que su método y su discurso ya no calan igual entre los jugadores; de que jugadores clave que nos hicieron grandes (Miranda, Costa, Arda, Raúl García) se han ido y no se han encontrado buenos reemplazos; de que la base del equipo (Juanfran, Gabi, Godin, Filipe, Koke…) ya tiene, salvo el último, demasiados años; de que el equipo no tiene identidad, algo que, jugase mejor o peor, siempre tuvo con Simeone …
La conclusión es que, salvo el “asunto Griezmann”, del cual tiempo habrá de hablar en las próximas semanas, el resto es exactamente igual. O casi. Me explicare. Siempre he defendido que el modelo o el método de entrenadores tipo Simeone, Conte, Capello o Bielsa – basados, en su mayoría, en el físico y el trabajo psicológico- no podían perdurar más allá de tres o cuatro años en un equipo… pero Simeone está demostrando, con hechos, lo contrario; cierto es que siempre he defendido que nunca se ha encontrado recambios a los Miranda, Arda o Raúl Garcia (sobre todo, el último; la prueba, aquí); y no es menos cierto que los Juanfran, Gabi, Godin o Filipe van cumpliendo años… y que no hay reemplazo (real) para ellos…
Pero no es menos cierto que el Atlético (y Simeone) siempre acaban saliendo adelante. O siempre han acabado saliendo adelante. Y llegara un momento esto se acabe, porque es ley de vida… se marcharán los Gabi, Juanfran, Godin o Filipe (en dos, tres o diez años) y se agotará el “mensaje Simeone” (en dos, tres o cincuenta años). Pero, aunque es probable la “crisis de otoño” sea cada vez más profunda, porque puede que la edad de algunos tenga algo que ver en esto y ésta no perdona, también es cierto que este equipo siempre acaba resurgiendo en invierno/primavera y, posiblemente, por dos razones:
- Porque parece un teorema (sin demostración matemática o física) que los jugadores veteranos van mejorando su estado de forma a medida que avanza la temporada.
- Porque allá donde Simeone (y su cuerpo técnico, especialmente, el “profe” Ortega) parecía preparar, en sus primeras temporadas al frente del Atlético, al equipo para estar “a tope” en los cuatro primeros meses de campaña y asegurar, en cierto modo, la clasificación para Champions… hoy parece pretender tenerlo a tope en Abril/Mayo, que es cuando se decide la citada Champions, máxima obsesión de Simeone. Tal vez la gran diferencia, con relación a años pasados, hayan sido los resultados en Champions: donde este año estamos pendientes de un milagro, el pasado año el Atlético había ganado, a estas alturas, sus cuatro primeros partidos, incluyendo una victoria en el Calderón frente al Bayern Munich.
Tiempo al tiempo, que decía el sabio. Para todo lo demás, el genial artículo de mi admirado Darío Leiva.
Foto: clubatleticodemadrid.com