Un lustro sin Luis Aragonés

Ayer se cumplió un lustro sin Luis Aragonés. Cinco años han pasado desde que el mito que rescató al Atlético del ‘Infierno’ pasara a ocupar su trono en los altares del cielo. Multitud de mensajes se sucedieron para honrar la figura más importante del fútbol español, incluso por parte de aquellos que lo vilipendiaron en vida. Y es que, hace no demasiado tiempo, quienes hoy reivindican su memoria perpetraron la mayor campaña de acoso mediático en la historia del periodismo deportivo nacional. Su respuesta fue regalar a todos esos críticos la mejor generación de la historia del fútbol mundial.

Así era don Luis Aragonés Suárez: duro, tenaz e inquebrantable por un lado; leal y generoso por el otro. Ese carácter rudo y genuino se forjó bajo las paredes de su modesto hogar en Hortaleza. Nacido en tiempos de la guerra, el pequeño Aragonés creció en el barrio de Las Cárcavas de la mano de su madre Generosa y su padre Hipólito. ‘Poli’, como así lo recordaban sus vecinos, era un conocido agricultor del pueblo. Suya era la única camioneta que había en toda Hortaleza. Don Hipólito la utilizaba para traer víveres al municipio en la dura etapa de la posguerra. Pero, además, ‘Poli’ contaba con una granja en la que su esposa daba de comer a decenas de menesterosos todos los días. Por ello, cuando un cáncer de duodeno se lo llevó con apenas 50 años, la principal calle del barrio acogió su nombre.

La muerte de don Hipólito Aragonés pilló al joven Luis con apenas 15 años. Sin embargo, las enseñanzas de su difunto padre lo marcarían para siempre. Por aquel entonces, el ‘Plomo’ (así lo apodaban) daba ya sus primeras patadas al balón en el Pinar de Hortaleza. Cuesta imaginar a Luis despegado de un balón, pero aquel singular niño no era un apasionado del balompié. Contaba su amigo Florencio, compañero de clase en la escuela La Humanitaria, que tenía que sacarlo de los pies de la cama para llevarlo al partido, pues Luis era el principal goleador del equipo.

Su liderazgo y su prodigiosa inteligencia lo llevaron a embarcarse en el fútbol profesional con el Getafe. Del sur de Madrid pasó a Chamartín, donde en 1958 fue contratado por el Real Madrid. Varias cesiones y un efímero paso por el Plus Ultra –su equipo filial– terminaron con su traspaso en 1961 al Real Betis, en el que Luis entró como moneda de cambio para la llegada de Isidro (padre de Quique Sánchez Flores) al cuadro madridista. Aquella decisión de José Samitier, secretario técnico madridista en ese momento, marcaría a Santiago Bernabéu de por vida.

33 goles en 82 partidos como verdiblanco llevaron a Luis Aragonés al Club Atlético de Madrid en 1964. Su historia con la camiseta rojiblanca es legendaria. En 368 encuentros repartidos en algo más de diez temporadas, Luis Aragonés conquistó tres Ligas y dos Copas del Rey. Fue el máximo goleador de la historia del club con 172 dianas (récord que mantiene en la actualidad) y es, por detrás de Antoine Griezmann, el futbolista que más dianas ha anotado con la zamarra colchonera en competiciones europeas (19, por los 20 del francés).

Su bravura, su capacidad goleadora y su zancada larga enamoraron al Metropolitano primero y al Manzanares después. Este último rasgo le valió el apodo de ‘Zapatones’ por parte del periodista Javier Valdivieso. Con el tiempo, Luis fue añadiendo otro rasgo característico a su juego: los lanzamientos de falta. Inspirado en la técnica del jugador brasileño del Valencia Waldo, Luis perfeccionó una técnica única que lo convirtió en uno de los mejores lanzadores a balón parado del momento.

Merced a esa técnica, el legendario ‘8’ rojiblanco anotó el gol más famoso de la historia del Atlético de Madrid. Fue en Heysel, en aquella dramática final de Copa de Europa con al Bayern de Munich, cuando Luis retrasó el balón unos metros para encontrar el ángulo de tiro perfecto hacia la portería de Sepp Maier. Sus saltos de alegría nada más superar la barrera son historia del Atlético de Madrid. Ni siquiera necesitó contemplar cómo el esférico besaba la red de la portería. Luis sabía que esa pelota iría dentro. Su tanto dejaba al Atleti a las puertas de la cima continental. Solo el lejano disparo de Schwarzenbeck en el último segundo de la final impidió que Luis diera al Atleti el trofeo más importante del fútbol continental.

Un año después, Luis Aragonés pasó del campo a los banquillos en apenas un día. Lo hizo por la petición expresa de Vicente Calderón. Una vez más, el presidente colchonero no se equivocó. En apenas unos meses, el Atlético de Madrid conquistaba su primera y única Copa Intercontinental de la mano del ‘Sabio’. Sería el primero de los seis títulos que logró Luis en sus 612 partidos, 15 temporadas y cuatro etapas como entrenador rojiblanco. Una Liga, tres Copas del Rey y una Supercopa de España (además de un ascenso a Primera División) completan el palmarés de Aragonés en el banquillo colchonero. Únicamente Diego Pablo Simeone ha ganado más que don Luis como técnico del Atleti.

Récords, títulos, goles, carisma… Nadie puede equipararse a Luis Aragonés en la historia del Atlético de Madrid. Ídolo de abuelos, padres y nietos, ‘Zapatones’ celebra en el Tercer Anfiteatro del Calderón el aniversario de su inmortalidad. Su nombre será recordado durante generaciones. Su leyenda será contada de manera incesante por millares de hinchas colchoneros. Y su legado, igual que el dolor por su ausencia, será eterno. Hasta siempre, para siempre.

Autor: David Gómez

Alcarreño. Adicto a la buena música y a la escritura. Estudiando y haciendo periodismo con un micrófono y un papel. Esclavo de una pasión llamada Atlético de Madrid.

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