Diego Costa, el ‘Frankenstein’ de Simeone

Era la pieza más deseada. El último eslabón para completar el sofisticado y temible engranaje diseñado por Diego Pablo Simeone. Diego Costa, el soldado perdido, la gran creación del ‘Cholo’, vuelve a casa. Han pasado más de cien días desde que el hispanobrasileño confesara en público que Antonio Conte no contaba con él en el Chelsea. Más de cien días desde que el futbolista de Lagarto manifestara abiertamente su deseo de volver a vestir la camiseta del Atlético de Madrid. Ya la pasada temporada estuvo cerca de hacerlo, pero ni el delantero se pronunció ni Conte cedió. Ahora, con el técnico italiano deseoso de su marcha, las puertas del regreso se abrían de par en par para el bueno de Diego.

Fue entonces cuando a Simeone se le iluminaron los ojos. Porque nadie más que el argentino ha anhelado tanto la vuelta de su buque insignia en el año mágico de la Liga. La relación de Costa y Simeone es la de dos adolescentes que se aman empedernidamente, que pese a alejarse en busca de oportunidades mejores, terminan condenados a vivir unidos eternamente. Diego pensando en Simeone, Simeone pensando en Diego. Por el camino de Costa pasaron Mourinho, Hiddink y Conte. Por el de Simeone, Mandzukic, Jackson y Gameiro. Algunos amores acabaron como el rosario de la Aurora. Otros eran coquetos, pero terminaron siendo insuficientes. Simplemente, no eran lo que buscaban.

Hasta que se encontraron. Aquella cena del 7 de noviembre fue definitiva. Ambos se confesaron lo que sentían y se prometieron algo: volver a coincidir en un mismo lugar, peleando por un mismo objetivo. Aquel lugar no podía ser otro que el Atlético de Madrid. La certeza de ambos era absoluta. Por eso, cuando el Atlético fue sancionado por la FIFA sin poder inscribir jugadores hasta enero, el ‘Cholo’ tan solo pidió mantener el bloque y realizar dos refuerzos: uno era Vitolo; el otro, Diego Costa. El internacional español lo sabía y recordaba aquella promesa en esa cena informal que terminaría por unir su destino con el del técnico argentino y divorciarlo para siempre con Conte. Tenía que vestir de rojiblanco, por lo civil o por lo criminal. Y, para ello, le tocaría esperar.

Mucho estaba en juego para Diego Costa. Principalmente, su presencia en el Mundial. Pese haber sido el titular indiscutible durante la fase de clasificación, siete meses sin jugar podían ser definitorios en su lucha particular contra Álvaro Morata por ser el ‘9’ de España. No importaba. La determinación del hispanobrasileño era absoluta. O el Atlético o nada. Conte daba por cerrada su salida y el club colchonero era el único destino posible. Atrás quedaban ofertas de Everton, Milán o Besiktas. Nada de equipos puente. Todo al Atleti. Tal era la certeza del impulsivo Diego, que llegó a subir un vídeo en directo en Instagram vistiendo la zamarra rojiblanca. Todo ello, siendo jugador ‘blue’. Aunque Costa lo dejó claro: no volvería a Londres. La rebeldía era una realidad.

El comportamiento de Costa deterioró su relación con el Chelsea hasta el punto de que Abramovich se cerró en banda: no vendería hasta que Costa no pidiese perdón al club y accediera a entrenar con los reservas. Desde el Atlético no quedaba otra que esperar. Incluso fuera del período estival de fichajes, el traspaso se podría cerrar. No convenía correr ni prisas ni riesgos. Diego estaba dispuesto a esperar hasta un año sin jugar. El órdago entre jugador y club estaba servido. Sin embargo, tanto Diego como Roman estaban obligados a entenderse. Mientras los días pasaban, el Atleti subía su puja. Hasta el jueves. Allí, con 55 millones de euros más 10 en variables sobre la mesa, Abramovich dijo basta. El magnate ruso comprendió que aquella cantidad era lo más cercano a los 75 millones de euros que iba a percibir.

Así acababa un culebrón que había mantenido a la parroquia colchonera en vilo durante meses. Los rumores en las redes sociales, las conversaciones con Naldy Galdín (íntimo amigo de Diego) y los tira y afloja entre Chelsea y Costa se habían convertido en el pan de cada día para los hinchas atléticos. Ellos, más que nadie, echaban de menos contar con un delantero de nivel mundial para volver a pelear por todo. Porque si de algo había adolecido el Atlético desde la marcha de Diego, fue de pegada. Y el gol se paga. Vaya si se paga. De ahí que Diego Costa sea el fichaje más caro de la historia del Atlético.

Atrás queda un periplo de tres años en Londres, donde ha cosechado dos Premier League y una Copa de la Liga inglesa. 59 goles en 120 partidos (casi un tanto por cada dos encuentros) avalan los logros de un delantero ya icónico para la parroquia de Stamford Bridge. De esta manera, el Atlético volverá a disfrutar de la potencia y la calidad de un delantero ideal para el estilo de juego de Simeone. Su corpulencia, su velocidad para atacar los espacios, su carácter y su pegada hacen de Diego el punta perfecto para el equipo colchonero. Buena prueba de ello fueron sus magníficas cifras vistiendo la zamarra atlética. Desde que irrumpió en la temporada 2012-2013 de la mano de Simeone, Diego Costa anotó 55 dianas en 96 partidos, 35 de ellos la última campaña. Esto es, un promedio de 0,58 goles por encuentro. Números que fueron decisivos en la consecución de la Copa del Rey -en la que forzó la prórroga con su gol al Real Madrid en el Santiago Bernabéu- y en la conquista de la histórica Liga de la temporada 2013-2014. Como único borrón queda su participación en la final de la Champions de Lisboa, a la que llegó entre algodones y donde apenas pudo aguantar nueve minutos sobre el césped del Estadio da Luz.

Con la Champions en el horizonte, el Atlético y Diego Costa vuelven a cruzar sus caminos. Simeone sonríe. Tiene lo que quería. De la misma manera que otros nombres ilustres como Paulo Futre, Carlos Aguilera, Diego Ribas, Fernando Torres, Filipe Luís o el propio Simeone, el delantero hispanobrasileño retorna a las filas rojiblancas dispuesto a hacer añicos el tópico de que las segundas partes nunca fueron buenas. Y el impetuoso Diego, más de Terminator que de Dirty Dancing, llega para alcanzar la locura quijotesca del ‘Cholo’ en Europa. Quién mejor que su arma más temible para lograrlo. Simeone ya tiene a su Frankenstein. Diego Costa aterriza en el Metropolitano.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

 

 

Autor: David Gómez

Alcarreño. Adicto a la buena música y a la escritura. Estudiando y haciendo periodismo con un micrófono y un papel. Esclavo de una pasión llamada Atlético de Madrid.

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