Más allá de que finalmente acabase marcando, desde los primeros compases se evidenció que el Atleti del Cholo y Costa están hecho el uno para el otro, la sensación es que se gustan, se entienden y se necesitan.
Cada balón en largo de Gabi o Koke gana sentido con Costa, siempre los pelea, muchas veces se los queda y otras veces propicia la segunda jugada para la llegada de Griezmann o Correa. Se respira un aura diferente con Costa en el césped, la sensación de que va a pasar algo cada vez que el balón cruza la línea de tres cuartos. Hay magia en el ambiente.
Los puristas se aburren viendo al Atleti, a la mayoría de los atléticos nos encanta, pero con Costa nos gusta un poquito más, sus ganas, su empuje y el no dar ni una sola pelota por perdida forman parte del ADN que junto al no dejes de creer se ha consolidado en los últimos años. El Atleti gana con Costa, Griezmann con más libertad gana con Costa y nosotros ganamos una sonrisa cada vez que le vemos con la rojiblanca.
Ha llegado demasiado tarde esta temporada para rescatarnos de la Liga de Campeones, pero en la Liga hay mucha tela que cortar y nos encanta la Copa, nunca hemos dejado de creer, pero con Costa creemos un poco más.