«Sois una secta»

Recuerdo la última vez que vi al estadio entero coreando el himno bufanda en alto. Recuerdo la última vez que pronuncié un “otra ronda, ¿no?” mientras dejaba un vaso vacío sobre la mesa. Recuerdo la última vez que no miré la alineación antes de entrar al campo. Recuerdo la última vez que me presentaron a alguien en los aledaños del Metropolitano. Recuerdo la última vez que antes de un partido no se habló de fútbol. Recuerdo la última vez que vivimos.

Fue allá por marzo del 2020. Atlético de Madrid – Sevilla. Comida como previa de lo que estaba por venir. Y no, no fue el partido. Aquel día todos nosotros salimos del estadio con la sensación de que volveríamos a vernos en quince días. Abrazos breves y desear suerte a los que iban a tener el honor de desplazarse a Anfield. Si hubiéramos sabido lo que estaba por venir quizá nos hubiésemos despedido de otra forma.

Más de quinientos días después volvimos a todo aquello. Los vasos vacíos se acumulaban, las charlas eran interminables y no se hacía ninguna mención al balompié. Familia, trabajo, el garito ese al que tenemos que ir de fiesta sí o sí, o las anécdotas de los más veteranos del lugar que tanto te gusta escuchar. Joder, hemos vuelto. Los cánticos, el olor a pólvora y el humo posterior a un bengaleo. Otra vez te vuelven a presentar a alguien nuevo en los aledaños. Vuelves a abrazar a aquellos a los que habías perdido la pista desde que cerraron nuestro lugar de peregrinaje y te sientes más vivo que nunca.

Iñako Díaz Guerra contó en una de sus crónicas como un colega periodista lo abordó a la salida del Vicente Calderón tras un Atlético de Madrid – Barcelona de Champions. En ese partido, los culés habían caído eliminados y el estadio rojiblanco había jugado un papel fundamental, como casi siempre. “Sois una secta” fue lo primero que dijo aquel periodista. La experiencia que había tenido aquel reportero le había llevado a catalogarla con algo casi religioso. Es más, no se limitaba a eso, sino que lo equiparaba a una forma radical de seguir un dogma. El sábado, cuando salí del campo afónico, sudando y con las extremidades superiores pesándome, me acorde de aquella frase. No sé si aquello fue una exageración o realmente ese periodista salió aquella noche pensando que los del Atleti son una radical y pasional familia de locos que tienen los días de fútbol marcados en rojo en el calendario, como los católicos tendrán los domingos para ir a misa. Mientras me abría paso en zigzag entre un mar de gente que marchaba a casa feliz y sonriente no lo dudé: ¡Atleti, cuanto has tardado en volver!

Autor: Marcos Martín

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