Nadie osó poner un “pero” al pase de ronda del Manchester City en el Metropolitano. Nadie. Ni siquiera el sanedrín de fariseos que lleva años buscando cualquier resquicio por el que atacar al Atlético de Madrid y desmerecer sus logros. Tampoco hablaron los evangelistas del buen fútbol, únicos y honrosos portadores de la verdad balompédica. Los de Guardiola plantaron un jardín de trabas y trataron de que se jugase lo menos posible de lo que quedaba de eliminatoria. Y lo lograron. Ganar mata el relato.
Nadie movió un musculo de la cara, como tantas otras veces, para reprochar una falta de espectáculo al equipo vencedor. No hubo debates estériles cuestionando la honorabilidad del semifinalista ni exigiendo otro tipo de juego a un entrenador que tampoco es que tenga una nómina mileurista. Nada, callar y seguir. Volvieron a hacer mutis los acomplejados que pueblan nuestra masa social, esta vez no tocaba cuestionarse nada. Ellos que lo quieren todo mascadito y resumido para vomitarlo en la siguiente previa, como si de un salmo se tratase, no recibieron su correspondiente dosis de homilía y sermón. Nadie les mostró la verdad, así que todo estaba bien. Carpetazo y a otra cosa.
Nadie sabe quién es Tomás, aunque todos nos sintiésemos como él. Todos fuimos aquellos pobres a los que se les quedó cara de idiotas cuando en 2019 tras una serie de arbitrajes dudosos nos apartaron de la pelea por el título liguero. Nadie habló entonces de confabulaciones mafiosas, de manos negras y de conspiraciones mundiales. Ningún periódico paró las rotativas, como antes si habían hecho, para enumerar los errores de los colegiados que habían restado puntos al casillero rojiblanco. Hasta incluso a nosotros nos pareció que aquello había sido fruto del azar y del destino, la mala suerte esa que dicen que lleva aparejada al Atlético de Madrid en toda su historia.
Por esa época hablar de árbitros era de llorones. Cuestionar la profesionalidad de los colegiados era cuanto menos de equipo pequeño y sugerir que el CTA actuaba con demasiado corporativismo una absoluta blasfemia. Jamás escuchamos los insultos de Diego Costa. Todos vimos fuera aquel penalti de Giménez a Vinicius y cómo Morata caía en el área pequeña del Benito Villamarín. Silencio. La culpa es de Simeone. Carpetazo y a otra cosa.
Foto: atleticodemadrid.com
25 abril, 2022
A este artículo se le llama predicar en el desierto. Es un ejercicio de futilidad, la masa está convencida del predicamento oficial, los que te creen son silenciados, atacados, acusados de paranoicos, y demás, por eso fomentan aficionados que cuestionan lo que ven y aceptan lo que se les dice, que sean cuadriculados y con poca, poquísima memoria. Esto puesto en marcha durante años en programas radiofónicos y televisivos, en panfletos nauseabundos, da como resultado EL DUOPOLIO, Les funcionó durante años, ligas de 100 puntos y bla, bla, bla. Pero, hete aquí, que apareció Simeone para desbaratar esto y convertirse, por ende, en el enemigo público número 1. Porque según ellos, sólo es rentable el duopolio, lo demás es perder dinero. Como puedan abandonarán el barco llevándose todo, dejando al resto en la miseria. Al tiempo.
25 abril, 2022
Se da la paradoja de que Simeone aparece como amenaza para el negocio, pero al mismo tiempo forma parte de él.
Por eso cuando se produjo el mayor latrocinio arbitral en la historia del Atleti, Simeone calló. No quiso problemas con el Jefe.
La mala fortuna frente al City ha impedido que se repitan aquellos enfrentamientos de la vergüenza, aunque muy probablemente habrían estado, de la misma forma, encaminados al fracaso. No por tener una visión pesimista, sino porque el negocio no se pone en peligro nunca, por más Simeone que haya, como quedó bien claro en su momento.
26 abril, 2022
Bueno, todos somos muy subjetivos. Cuando el atleti ganaba, el Cholo era Dios. Ahora que no lo hace, hay quien quiere comvertirlo en mártir. El pasado sábado viendo la final de la copa del rey, sentí una sana emvidia, y pensaba en los atléticos por ejemplo de 10 años. No han tenido la suerte de ver jugar una final a su equipo. ¡Aunque luego la perediese! Y es que querámolo o no, esto es así. El Cholo fue el máximo responsable de los éxitos del atlético en los últimos años, y ahora es el máximo culpable de sus derrotas.
Si el atlético huviese ganado los puntos que perdió contra 4 de los 3 equipos que bajarán este año, sería líder. Ya no hablo del doble empate contra Valencia, Villarreal, y looos tenidos en casa contra la Real y el Atleti. Ni siquiera meto las derrotas ya esperaddas contra el Madrid, Barsa o Sevilla.
Entonces tendremos que pensar que si el año pasado se ganó la liga, este ejercicio, la plantilla es muy superior, y el entrenadro por lo que sea, no es capaz de sacar el rendimiento de sus jugadores.
Claro, si al final el club no se clasidica para jugar la Champions, el Cholo no va a poder cobrar la cantidad firmada, y el equipo tendrá que deshacerse de sus mejorres jugadors, y como hace tiempo, volver a empezar.
Y no culpen a la imaginaria caverna, ni a los anti cholñistas, el único culpable, lo quieran o no, es el entrenador.
27 abril, 2022
Hola, por supuesto que el último responsable de las derrotas y de las victorias es el entrenador. Todos los entrenadores de todos los equipos ganan y pierden, unos consiguen mas veces sus objetivos y otros menos veces, unos con mas recursos y otros con menos.
Baste señalar el ejemplo de Guardiola en el City, no consigue el objetivo de la champions y tiene todo el dinero que quiere, pero ha dado una estabilidad al club, ha ganado alguna liga, le ha dado una idea de juego, un plan, una manera de hacer las cosas desde el punto de vista institucional etc etc
Por eso están contentos con él, le pagan un dineral y tienen fé en su proyecto
Ahora apliquen el mismo razonamiento al Cholo, eso explicará la calamidad, desastre y holocausto caníbal que tenemos con este entrenador…