Nunca me ha gustado la definición de espectáculo para referirse al fútbol. No conozco a casi nadie, por no decir nadie, que vaya con la misma predisposición a un estadio que a un cine. De verdad, no. Tampoco conozco a ningún espectador neutral que pague las barbaridades que se piden hoy en día por una entrada. Y ya ni les cuento el hecho de adquirir un abono o desplazarse como visitante a otra ciudad. El fútbol es otra cosa. Jamás he visto a nadie hablar de lo divertido que fue el juego de su equipo la mañana siguiente a una derrota. Todos quieren ganar. Ganar, por encima de todo. Durante noventa minutos habrá algunas jugadas que te puedan parecer vistosas, propias o del contrario, pero jamás se podrán comparar a la emoción que se siente al ver que el balón atraviesa la meta contraria para darle la victoria a tu equipo. Y ganar, y ganar, y ganar… ¿Les suena?
Los dos últimos partidos del Atlético de Madrid fueron de todo, menos malos. Las estadísticas están ahí para el que quiera, y sepa, interpretarlas. Tanto en el derbi como el pasado sábado en el Sánchez Pizjuán, los pupilos de Simeone dispararon más veces que su rival a portería, y sin embargo en ambos sufrieron una derrota. En los dos partidos Diego Pablo Simeone alineó de inicio a cuatro jugadores ofensivos, algo que se venía demandando durante años desde un sector al que no le bastaba con sacar adelante partidos, puntos y objetivos de temporada y exigía “no aburrirse.”
Ahora, los mismos que tachaban al argentino de amarrategui y pedían un cambio en el juego del equipo, claman al cielo por la fragilidad defensiva del equipo y la cantidad de goles que se conceden por fallos absurdos. Nuevamente, ellos te explican lo que se necesita porque lo saben todo. Así, en sus delirios de entrenador frustrado con palillo en la boca, te dibujan tridentes ofensivos con Suarez, Joao y Griezmann (los jugadores de moda) y no dudan en incluir a Llorente. Pero no como Simeone le pone, de lateral, sino ocupando el carril interior, más cerca del área. Sería un ejercicio tremendamente cómico el colocar a estos eruditos y sumilleres del buen futbol servido en tetrabrik frente a una pizarra, a ver con que disposición táctica nos sorprenden.
Hace poco oí una frase que salía de la boca de alguien que lleva demasiados años catando grada, viviendo historias y viendo pasar por el césped a todo tipo de jugadores. Cuando se dan ese tipo de situaciones procuro estar callado, abrir los oídos y aprender. Aprender de dónde venimos para no cometer errores en el futuro. La frase fue lapidaria: “El Atleti siempre ha sido panceta y botijo, y ahora queremos caviar y champán.” Si alguno se piensa que el tema principal de aquella conversación era el deporte, se equivoca.
Tras ganar una Liga, muchos años después, hubo gente que celebró con la boca pequeña. “Si, hemos ganado, pero casi la perdemos.” “Con la ventaja que teníamos y hemos acabado ganándola solo por un punto.” La historia continuó con el inicio de esta campaña donde muchos ya pedían, o imperaban, revalidar título. Seis meses después de que Neptuno se inundara de camisetas rojiblancas hay quién pide la destitución del técnico más laureado de nuestra historia o matando jugadores que en mayo eran tratados como héroes.
No hace mucho nos mofábamos de como en otra entidad despedían a jugadores que lo habían dado todo por esa camiseta. Hace relativamente poco nos sorprendíamos al ver la poca efusividad con la que los seguidores de nuestro eterno rival celebraban sus victorias. Parece que fue ayer cuando disfrutábamos comiendo panceta y bebiendo del botijo.
Foto: IMAGO
20 diciembre, 2021
«El que no se vea con fuerzas que lo diga».
Esta es una frase de Simeone tras el partido de Sevilla. A primera vista, podría parecer una frase poco apropiada porque claramente, nadie va a reconocerlo para ganarse una condena permanente al banquillo.
A lo mejor si hubiera dicho «Al que no se vea con fuerzas, le pagamos una prima extra para que las recupere», y así, posiblemente, alguno cantaría su baja forma.
Sin embargo, la frase original tiene más miga de lo que parece porque es un reconocimiento explícito por parte de Simeone, de que hay alguno en la plantilla que no está al nivel que le corresponde o que se le presupone.
El Atleti no es ni ha sido nunca un equipo de nombres o figuritas icónicas usadas para vender camisetas y bufandas, ningún jugador por si solo ha hecho al Atleti campeón sino que ha sido gracias al esfuerzo colectivo. Y a eso creo que se ha referido Simeone.
Somos panceta y botijo con todo el gusto del mundo, así que no nos vendan caviar y champán.