Hay quién dice que el fútbol, como pasión, empezó a morir el día que una injusta y arbitraria ley del deporte permitía barras libres o restringía el consumo de cualquier tipo de alcohol en función del precio pagado por una entrada. Algunos cuentan que fueron las extrañas deslocalizaciones de finales que obligan al hincha a doblar sus esfuerzos a la hora de seguir a su equipo. Los horarios de la jornada vendidos a las televisiones, los cupos de entradas que los organismos se quedan para sí en partidos importantes y que, a la postre, generan asientos vacíos o un intento de los clubes de controlar hasta el último milímetro de cada evento, convirtiendo a gradas e hinchadas con alma en meros clientes y espectadores.
La reciente normativa que obliga a obtener unos certificados que demuestren que los materiales usados para confeccionar los tifos son ignífugos, nos ha privado de vivir la primera noche mágica después de mucho tiempo. La norma, una mera traba burocrática, eleva el coste de estos elementos de animación a unos precios desorbitados y provocan que, si ya de por sí era difícil llevar a cabo esta tarea, ahora sea una auténtica odisea.
La regla disfraza un nuevo mecanismo de control a las aficiones por parte de los estamentos que dirigen el deporte rey, capitaneados por villanos a los que difícilmente hayan podido ver aguantando chaparrones o helándose de frio en una grada. Compra y calla. Gasta y no molestes. Anima, pero solo como y cuando nosotros lo digamos.
El reciente viraje de timón ha puesto rumbo a las telas impresas con mensajes más propios de la marca Mr Wonderful que de un estadio de fútbol (quién sabe si en un futuro las marcas pagarán por aparecer en uno de esos “tifos.”) Ante otro atropello a la libertad de expresión, la vistosidad y la heterogeneidad de las gradas yo me pregunto: ¿Tragaremos con otra más?
FOTO: IMAGO
26 octubre, 2021
En este tema, en mi forma de pensar, el club debe tomar soluciones. ¿De qué manera? Buscando dinero en la Administración, RFEF o la misma Liga, para ayudas a las aficiones.
Los tiempos de las peñas buscando dinero a través de los sorteos o rifas, son antiguos.
Ahora a cualquiera que monta una ONG, le encuentran una subvención.
Estoy seguro que si los clubes enfocan de la forma adecuada este tema, con la cantidad de aficionados que mueven las peñas, algo se «rasca».
Hay que saberlo enfocar, pero tienen que ser los clubes los que canalicen la petición.
Y para algo se tiene a la Union de Peñas. Qué se lo curren.
27 octubre, 2021
No se quejen, y paguen. ¡No quieren pagar a un entrenador lo que no justifica?
Pues ya saben, ¡paguen y y callen! Mo se quejen, y paguen. ¡quieren pagar a un entrenador lo que gana sin justificqar¿¡¿¿¡?