Luis Suárez no es leyenda

Todos tenemos claro que, en unos años, recordaremos a las futuras generaciones lo que fue la temporada 20/21 y la consecución del 11º título de Liga de nuestro Club. Una historia que arrancará en un verano marcado por reuniones entre abogados en las oficinas del Camp Nou y rumores que acabaron con Luis Suarez vistiendo de rojiblanco. Por aquel entonces las opiniones eran diversas, aunque muchos hoy negarán cualquier tipo de duda pasada en ese fichaje. Pero estaban, créanme. Aunque esas dudas se disiparon y, por arte de magia, se transformaron en todo lo contrario tras su debut ante el Granada. El viejo nueve, gordo y destructor de vestuarios, se convertía en el jugador que nos iba a guiar a la consecución de nuestra primera Liga de Campeones. Ni una cosa ni la otra, oiga.

Porque Lucho llegó a Madrid con el orgullo herido. Exiliado forzosamente de Barcelona y con la necesidad de reivindicarse, entró en el Atlético de Madrid y pronto hizo suyo ese puntito de rebeldía que siempre ha caracterizado a la masa social rojiblanca. No era el nueve que años atrás había sido codiciado por media Europa. Su forma física se veía condicionada por la edad y el bagaje de lesiones, pero se notaba que podía aportar lo que ese equipo necesitaba. Para Simeone debió ser como aquellas escenas de película de guerra en las que un batallón que está sufriendo un asedio encuentra un viejo tanque olvidado que les permite dar la vuelta a la batalla y erigirse vencedores. No tiró del equipo durante todo el campeonato, pero apareció en los momentos en los que debía hacerlo. Como ese colega con el que sales de marcha y al que en mitad de la noche pierdes, pero al que sabes que, tarde o temprano, veras aparecer con hielos o la serenidad suficiente para montarte en un taxi y acompañarte a casa.

Luis Alberto Suárez Díaz se cruzó en la vida del Atlético de Madrid porque en alguna profecía debía estar escrito. Es el tipo de delantero que aquí gusta y que todos sabemos hubiera triunfado como en ningún sitio. Hay palabras cuyo significado es tan grande que no deben ser tomadas a la ligera. Una de ellas es la palabra leyenda. Para mí, Luis Suarez no es leyenda del Atlético de Madrid.  Hacen falta algo más que números o una trayectoria deportiva intachable para considerar a alguien merecedor de un lugar tan destacado en la historia de cualquier institución. Tampoco creo que importe mucho. El uruguayo que había ganado todo y aun así lloraba como un bebé en el césped de Pucela no es leyenda, pero tampoco un jugador más. En unos tiempos en los que parece obligatorio ponerle una etiqueta a todo déjenme saltarme esa norma, aunque sea una vez. Luis Suarez simplemente será Luis Suarez.

Autor: Marcos Martín

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2 Comentarios

  1. La verdad es que lo mismo nos pasó con Falcao o Vieri o Villa, que estuvieron poco tiempo pero nos dejaron una huella muy positiva y no quedarán de leyendas como Gárate o Baltazar o Manolo o Diego Costa.

    Aunque como Nikolaidis o Sinama Pongol o el Tren Valencia o Mateja Kezman no ha habido ninguno… esos eran insuperables 🙂

    Saludos!

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    • ¡Me he olvidado de Torres!… eso es imperdonable :-S

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