Nadie esperaba que aquel diciembre de 2016 el Atlético de Madrid anunciase un cambio de emblema. Ni era necesario ni tampoco era la ocasión. Días antes de las Navidades los hinchas del Atlético de Madrid tuvieron una sensación parecida a encontrarse desnudos en público. Sin estadio, sin escudo. Todos los símbolos que muchos asociábamos al Atlético de Madrid iban a desaparecer en una temporada.
Empezaron a surgir corrientes de “expertos” que trataban de suavizar el impacto del cambio. Hablaban de adaptarse a los tiempos y de logotipos comerciales. Aportaban gráficos y estadísticas de ventas. Expansión era la palabra más repetida. Como si al americano, hindú o japonés de turno le importase el emblema y no el simple hecho de consumir uno de los productos del equipo de moda. Como si un escudo fuese comparable a un logo de una marca. Como si para muchos el Atlético de Madrid y Nike fuesen algo remotamente parecido.
Las redes se llenaron de señores encorbatados, que jamás habían pisado una grada, comentando las bondades del cambio y despreciando, con una bochornosa petulancia, a quién no comulgaba con una nueva imposición. Entre todos los comentarios uno de ellos se quedó grabado en la retina colchonera: “En unos años nadie se acordará del antiguo escudo.”
Seis años después del anuncio, el Atlético de Madrid volverá a lucir su escudo en una camiseta de juego. El destino ha querido que el verdadero emblema, ese que no generaba bandos y que unía a los rojiblancos, se estrene en un momento delicado de la temporada. Como si alguien quisiese que ese escudo sea el parapeto tras el que guardarnos y hacer fuerza para revertir la situación actual.
En Anoeta, el equipo de Simeone saltará al terreno de juego haciendo un homenaje al 75 aniversario desde la denominación Atlético de Madrid. El martes, la afición rojiblanca volverá a mostrar su repulsa a un cambio que se realizó, como la mayoría de cosas en este Club, de espaldas a su masa social.
Por encima de jugadores, dirigentes, estadios o entrenadores está lo que nos une. Por encima de opiniones, sistemas tácticos, gustos futbolísticos o formas de ver un partido, está lo que nos une. Por encima de sponsors, serigrafías y títulos, está lo que nos une. Por encima de todo, y de todos, está el Club Atlético de Madrid.
