En 2016 y 2018 Saúl Ñiguez fue uno de los mejores centrocampistas del mundo. Calidad, regate, llegada y sobre todo mucho gol. El ilicitano los hacía de todos los colores, desde fuera del área, de cabeza, de volea, tras jugada magistral. Con su calidad y su potencia se había convertido en un 8 al estilo clásico.
Pero Saúl podía jugar en más posiciones y teniendo en cuenta que al Cholo le gustan las plantillas cortas, su polivalencia le beneficiaba a la hora de jugar siempre o casi siempre, pero le perjudicaba en su deseo de crecimiento personal en su posición natural. Desde 2018 a Saúl le hemos visto jugar de pivote posicional, de central, de lateral izquierdo y muy poco de 8 llegador, su sitio natural.
Su rendimiento y su aportación anotadora ha ido cayendo en los últimos años, por eso su salida a Londres, en uno año de Mundial, no tiene otro objetivo que recuperar la confianza y volver a crecer en su posición, porque además en el club no andan con mucha confianza sobre el estado de la rodilla de Suarez y querían reforzar el ataque y la única manera de hacerlo, era con la salida de Saúl.
Se ha escrito todo, sobre como jugó con un catéter en el riñón y como se ha jugado la vida por el Atleti, no hace falta incidir en ello, solo desearle que recupere la felicidad en Londres y pueda volver pronto a casa.
Foto: IMAGO