Hoy es uno de esos días en los que a las palabras les cuesta escapar de la garganta. Una de esas fechas en las que los nervios parecen secuestrarlas, hacerlas suyas para demostrar que el veneno rojiblanco que recorre las autopistas sanguíneas de nuestro cuerpo nos atenaza y nos hace más vulnerables. Nada más lejos de la realidad. Somos inmensamente afortunados. Somos invencibles, más allá de cualquier resultado.
Hoy es uno de esos días en los que uno se sorprende a sí mismo silbando el himno del Atleti de manera involuntaria. Cuando va al baño, en la cola del supermercado o mientras espera que el semáforo guiñe a verde. Una de esas fechas en las que notas una electricidad especial en el ambiente. Cada vez que miren el reloj, calcularán inconscientemente las horas, minutos e incluso segundos que restan para que el pitido inicial convierta a hombres en leyendas.
Hoy es uno de esos días sin los que la vida no tendría sentido. Un día que muchos pagarían por vivir como lo vivimos nosotros. Un día de recuerdos, deseos y liturgias dedicado a los que fueron, son y serán. A los que volvieron a ponerse la camisa guardada para las grandes ocasiones. A lo que cancelaron la cita del traumatólogo sin importar precipitarse al fondo de una lista de espera. A los que se dejaron la comida en el plato, incapaces de probar bocado. A los que tampoco cenarán. A los que colgaron de la barandilla de los sueños la pancarta en la que se comprometieron a nunca dejar de creer. Por todos ellos va. Disfruten. Hoy es uno de esos días. ¡Forza Atleti!
Tifo. Atlético de Madrid – PSV. Foto: Ángel Gutiérrez –