La gente hace lo que puede, que a veces no es mucho porque no la dejan. Acabada la final, la misión estaba clara: primero acudieron en masa y todavía siguen llegando con cuentagotas. Las personas que trabajan en la tienda, curtidos en batallas como ésta, estaban preparados, pero pasados unos días, podían perfectamente saber qué camiseta quiere cada cual solo con mirarlo a la cara. La gente llega al mostrador con esa mirada lánguida y cuando levantan la vista, la pregunta es pura cortesía, ¿Juanfran? La respuesta es un mero levantar de hombros, ¿cuál si no?
Comprar la camiseta es la manera que tienen de darle las gracias, de decirle que no tiene por qué preocuparse ni por qué pedir perdón. Si se lo permitieran, la gente del Atlético de Madrid llenaría el estadio para ponerse en fila y poder darle un abrazo a Juanfran, compartir sus lágrimas, mirarlo a los ojos, darle una cachetada y decirle que se acabó la pena, que por eso no se llora, como decían en los entierros de mi pueblo. Juanfran no tiene por qué llorar pero lloró, y aquellas lágrimas son el resumen perfecto de lo que representa el Atlético de Madrid, ahí iba toda la pena, toda la rabia gastada, toda la injusticia. Después del durísimo camino recorrido, la moneda al aire dictó crueldad. Juanfran lloró y con él lloró toda la grada, medio Madrid y España entera.
Pero comprar la camiseta de Juanfran no es sólo un acto de condolencia, no es sólo un tributo, es la manera en la que esa gente puede decirle al mundo que ser del Atleti es distinto, que aquí no cuentan los millones, ni las filigranas, ni siquiera los golazos. Porque esto es fútbol, pero no sólo fútbol. Lo dijo el Cholo tras eliminar al Barcelona y aquel día, muchos lo escucharon con esos ojos de sorpresa que anuncian: “Lo está diciendo, lo está diciendo, por fin un tipo ahí, en su posición, está diciendo lo que pensamos”. Lo dijo el Cholo: “no es sólo fútbol, son valores, tenemos unos valores, los chicos tienen unos valores y los entregan en la cancha”. Esto es fútbol, pero no sólo fútbol, aquí importa el sacrificio, el sentido de pertenencia, el esfuerzo innegociable, el sentir que todos somos uno.
Las lágrimas de Juanfran llevaban todo eso dentro, por eso la gente fue corriendo a comprar su camiseta, para compartir su dolor, para que quede claro qué es lo que de verdad les importa a estos tipos que se levantaron al día siguiente de haber perdido por tercera vez la Copa de Europa en circunstancias extremas con la necesidad de llenar el Calderón de camisetas del jugador que la mandó al palo en el último suspiro.
Para que él no llore más. Para que todos sepan.
Foto: eurosport.es
7 junio, 2016
A estas alturas no vamos a negar nada a Juanfran en el aspecto deportivo, ni un solo gramo de esfuerzo escatimado en ningún partido, todo lucha y todo pundonor,que son las señas de identidad del Atleti.
Sin embargo hay una sombra que se me aparece cada vez que se juega contra el Real Madrid y es el silencio ( no quiero creer que cómplice) de Juanfran ante arbitrajes nefastos y parciales como el de Clattenburg, silencio que no hubo contra el Barça cuando soltó aquel «vaya robo».