Llegamos al 28 de agosto y el aficionado atlético sigue acostado en su tumbona, con su bañador a rayas y dando sorbitos a su cerveza mientras el resto de aficionados se quema andurreando por la arena de la playa. Bendita organización y maravillosa gestión. Mientras unos ponen de aval su casa para traer a Neymar y otros endiosan a cualquiera, nosotros ya somos colíderes y nos falta poner la guinda al pastel.
No os voy a esconder que este año la vuelta de vacaciones ha sido mucho más placentera por cómo se han dado las circunstancias. Los vaciles de los compañeros culés y merengues se han quedado en paja y ahora, que todavía me dura el moreno de piscina, continúan calladitos por si la cosa se tuerce más. El Barça celebra que Griezmann tira confeti, nosotros que le sacamos 3 puntos. El Madrid se reía de la inversión en Joao Félix, pero el niño les pintó la cara en un palizón antológico. El karma es maravilloso.
Simeone se ha reinventado mejor que nunca. Otra vez. Ha creado un equipo fuerte, aguerrido y, lo mejor de todo, que deja la portería a cero. El ‘unocerismo’ ha vuelto gracias al nivelazo de Savic y su escudero Giménez. Oblak, como siempre, de otro planeta. Simeone ha aumentado el nivel defensivo, ha llegado a jugar con tres centrales y ha creado un muro que devuelve todas las pelotas que llegan al área.
Luego están los de siempre. El nivel de Koke está siendo sensacional, se encuentra más liberado, con galones y presiona como nunca. Saúl sigue de multiusos, Thomas solo aguanta 60 minutos y Morata está demostrando que puede ser nuestro ‘9’. La jugada de Joao es puro caviar que cortocircuitó a muchos atlético al pensar que estaban viendo a Paulo Futre y luego está lo de Trippier… ¡ay, Trippier! Este inglés nos ha robado el corazón a base de pases milimetrados y sonrisas pícaras al colegiado.
El Atlético de Madrid ha vuelto y nadie nos va a decir cómo tenemos que jugar. El Cholo ha reactivado a una plantilla que estaba en el limbo y ahora saltan como hienas si algún rival agrede a algunos de los nuestros. Antes, por desgracia, Diego Costa tenía que explicárselo al Principito. Los aires de nobleza en el vestuario se han extinguido para dar paso, en una nueva versión, a lo que todos los atléticos queremos, al equipo del pueblo. Pónganse a remojo y disfruten, que el domingo volvemos al Metropolitano.
Fotos: Rubén de la Fuente
29 agosto, 2019
Mucho está escociendo en los medios el calificativo de «Equipo del pueblo», no me extrañaría que estuvieran regalando un incentivo al becario que se invente la justificación más ingeniosa que lo intente desmentir.
30 agosto, 2019
El Atleti nunca ha sido el equipo del pueblo. Desde sus orígenes, fundado por estudiantes universitarios vascos, fue algo selecto para una minoría escogida. El populacho, la masa borreguil, sí que es el público del vecino, porque gana o le hacen ganar, naturalmente, si no, ¿ de qué ?
Eso sí, la nuestra sigue siendo una afición minoritaria comparada con la rival. Gracias a Dios.
31 agosto, 2019
El calificativo «Equipo del pueblo» abarca muchos puntos de vista, y cada cual le da una interpretación diferente.
Si nos referimos al equipo de fútbol, para mi refleja el espíritu de compañerismo, de unión y del esfuerzo colectivo, desde la perspectiva de la humildad, sabiendo que no les van a regalar nada y conscientes de que el fracaso es una realidad, intenta responder al viejo lema de «el pueblo unido jamás será vencido».
Lo que está claro es que no ha sentado nada bien en los vecinos y por eso la Caverna sigue revolviendo con el calificativo, y es que con el nivel primario de gran parte de su afición y el ego galáctico de su equipo de fútbol, los valores del pueblo les quedan muy lejanos.