El Atleti de las rotaciones salió a La Nucia, ese campito de césped maravilloso donde el Levante recibe de local en este futbol sin público, con un aire dominante, líneas adelantadas, balón en campo rival y fue sometiendo metros y voluntades con un ritmo constante. Saúl y Thomas en el medio, Carrasco y Llorente en los volantes, Costa en punta con Koke catalizándolo todo. Las ocasiones empezaron desde bien temprano y fue en el quince cuando una genialidad de Llorente adelantó a los madrileños en el marcador. El reconvertido atacante recibió en el interior del área y se giró dejando detrás tres rivales, después cedió un pase atrás que entre Costa y González, en propia puerta, convirtieron en el primer gol del partido.
El uno a cero provocó una tibia reacción del Levante que retrasó el bloque del Atleti. Los de Paco López basaban su juego en centros laterales de jugadores con muy buen pie como Bardhi o Rochina, también en el trabajo inconmensurable de Toño García. Recularon los rojiblancos pero duró poco esa mirada a Oblak porque pronto tomaron de nuevo el mando y sólo el infortunio impidió que se aumentase la renta. Falló Thomas, falló Llorente, falló Costa. Apareció la falta de contundencia que condenó a los de Simeone en un tramo de la temporada.
En la segunda mitad vinieron los cambios, Joao, Correa, Herrera, Giménez y Morata añadieron el refresco y el Atleti siguió dominando el partido desde una posición de espera, los contragolpes eran vertiginosos, a un toque, con fluidez estética en la combinación de Koke y Joao y Correa que hicieron sucederse las ocasiones de gol. De nuevo falló Costa, y Joao, en dos ocasiones, y también Correa, y Koke en un casi mano a mano y Morata en otro. Fue un carrusel increíble de oportunidades que hicieron presagiar lo peor, porque el resultado exiguo empujó al Levante a intentar la hazaña y hacer cumplir esa vieja norma del fútbol que dicta que quien perdona termina por pagar. La tuvo Borja Mayoral en un cabezazo que se fue por poco tras un centro medido de Toño García, con caño incluido a Arias. El Atleti se recuperó del susto y contuvo los minutos finales hasta poder hacerse con tres puntos de oro para su objetivo en un partido que demostró lo bueno y lo malo que puede ofrecer este equipo. Un juego atractivo, una pegada infantil.
Foto: Getty Images