Un punto más, un partido menos

Un punto más, un partido menos. Esa es la lectura positiva del partido ante el Levante, en el que el Atleti cosechó su segundo empate en tres partidos. Un punto más de separación con los rivales, una posta menos para llegar a destino. Aunque lo cierto es que el partido en el nuevo Ciudat de Valencia ofreció una lectura perfecta de que a cualquier análisis se le puede dar la vuelta sin que pierda la más mínima validez.

El fútbol es una paradoja hermosa, una contradicción constante. El Atleti, el equipo más contundente, en su área y en la ajena, caminó varios partidos en el alambre, agarrado a Luis Suárez, que mantuvo el equilibrio ante el líder. Frente al Levante, el delantero uruguayo hizo uno de sus mejores partidos en la temporada, sin gol. Estuvo siempre en el lugar donde germinaba el peligro en el área, remató de todas las formas posibles, pero no encontró el gol. Luis, un delantero que solía estar desaparecido en el partido y aparecía para tocar una, dos veces y resolver, permutó en lo contrario, el delantero activo que remata todo y no encuentra la figura del gol. En el otro área, justo lo contrario, Oblak sin trabajo y con gol en contra. Paradojas que hacen único a este deporte.

La primera parte fue un dechado de fútbol ofensivo rojiblanco (ayer verde fosforito). No sería exagerado decir que se jugó en área del Levante, un equipo que se defendió como pudo, tratando de aplicar orden. Se barruntaba un partido sencillo para el Atleti que generaba una ocasión tras otra. Llegaba Carrasco por izquierda, Llorente por derecha, disparaba Correa, disparaba una y otra vez Suárez. El Levante cruzaba la divisoria hasta que en un error infantil de Giménez, en una anticipación dudosa, permitió un contragolpe fulgurante: Frutos asistió a Bardhi que, dentro del área, batió a Oblak. Era el minuto diecisiete y el Atleti volvía a arrancar un partido por detrás en el marcador.

Tras la descomposición momentánea que propició el gol, los de Simeone volvieron a lo suyo. Koke recogía entre los centrales, Saúl apoyaba la banda izquierda, Llorente percutía una y otra vez. El juego del Atleti era rápido, continuado, muy distinto al de otros años. En un córner sacado en corto, la pelota llegó a Llorente a la frontal, que agarró un derechazo para el empate, con la colaboración de uno de los centrales levantinistas. El gol parecía la compuerta abierta de la presa, porque el Atleti se afanó en llegar por delante al descanso y tuvo ocasiones para ello, aunque no encontró la contundencia que requería el momento.

En el comienzo de la segunda mitad se produjo una de esas jugadas que dejan su marca en el partido. En la frontal, en un exquisito movimiento de delantero, Suárez recortó cambiándose de pierna y disparó forzando la intervención in extremis de Aitor Fernández, que era la figura del partido. La pelota quedó muerta en el rechace a los pies de Correa, que apareció solo, con el portero en el suelo a un costado, toda la portería para él, para empujar el gol. Cuando todos celebraban ocurrió lo imposible, Angelito la tiró arriba en una de esas jugadas absurdas que condicionan el resto del partido. Porque ni el Atleti ni tampoco Correa sabrían sobreponerse a ese error.

Simeone movió muchísimo en banquillo. En el entretiempo había salido Kondogbia por Vrsaljko, dejando el carril diestro para Llorente. Después entró Joao, que acusó su inactividad y apenas intervino, aunque desde esa falta de forma sirvió un pase de gol a Saúl, que fue anulado por un fuera de juego muy justo. El partido se atascaba y Simeone lo intentó con todo lo que tenía. Metió a Torreira y Vitolo. El uruguayo entró con ganas y el canario con su intranscendencia habitual. Ya el Atleti no podía ganar el partido, pero sí pudo perderlo. Clerc enganchó un disparo dentro del área con el tiempo casi cumplido y ahí emergió la figura del mejor portero del mundo para desviar un disparo que podía haber supuesto la derrota.

Un empate de esos que se cargan de significado, pero al cabo, un punto más de distancia con los perseguidores y un partido menos.

Foto: Getty Images

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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1 Comentario

  1. No hay nada ganado, el Atleti no tiene media Liga en el bolsillo como nos tratan de hacer ver los gurús de la Caverna.
    Cuando no es la mala suerte, es el virus, cuando no son las decisiones arbitrales, son los errores incomprensibles de algunos jugadores, siempre hay algo que pone trabas en el camino, y así ha ocurrido con el Atleti en multitud de ocasiones en diferentes épocas.

    El equipo actualmente, y a pesar de todo, muestra un buen nivel de juego, pero le cuesta mucho más sacar adelante los partidos. Es un riesgo jugar al ataque como ayer, porque a un equipo que salga bien al contragolpe, le basta una ocasión para marcar gol. Y esa es la intención de Paco López, entrenador del Levante, para el próximo partido.
    Si no se mantiene la concentración nos puede costar caro, ya que «el de siempre» está volviendo a ganar partidos sin despeinarse.

    De momento, el partido del Sábado debe ser una final, y hay que ganarla.

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